‘Covid-19’, ‘prueba PCR’ y ‘covifiestas’: así cambia la lengua española en la pandemia
Foto: Pixabay

El locutor de radio lo dijo al aire: “El resultado de la prueba PCR que se hizo la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, es negativo. Se descartó la posibilidad de infección por SARS-CoV-2, no necesitará confinarse y mucho menos comenzar tratamiento contra el Covid-19. Aunque no debería descartar realizarse otra muestra en los próximos días, por aquello de los falsos negativos”.

De las 63 palabras que mencionó, al menos 10 parecían sacadas del diccionario de la Real Academia Nacional de Medicina. Hace un año, ese mensaje hubiera sido indescifrable para muchos, hoy es distinto. La pandemia de Covid-19 no sólo ha cambiado los hábitos, las creencias, los trabajos, las clases y las convivencias, también la lengua: ese sistema de signos lingüísticos que usamos para comunicarnos.

“(Uno de) los efectos principales que yo he visto en el habla o en la escritura es que la gente utiliza con mucha más frecuencia palabras que antes no usaba“, dice Mary Rosa Espinosa, investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. Al tiempo que las cifras de contagios y fallecidos comenzaban a crecer, términos como ‘Covid-19’, ‘prueba PCR’, ‘comorbilidades’, ‘confinamiento’ e ‘intubación’ aparecían cada vez más en las conversaciones cotidianas.

La lengua está en constante cambio. “Es un organismo vivo que se transforma continuamente, si no fuera por eso seguiríamos hablando latín“, afirma Gonzalo Celorio, director de la Academia Mexicana de la Lengua. Pero esta alteración se acelera todavía más cuando los hablantes enfrentan un fenómeno social como la pandemia de Covid-19.

De acuerdo con los especialistas, los cambios se han dado fundamentalmente en cuatro dimensiones:

  • Incorporación de tecnicismos. Una serie de términos dejaron de estar disponibles sólo para científicos, médicos y especialistas, saltaron al vocabulario cotidiano para ser usados de forma masiva. Desapareció cierta característica de hermetismo que los caracterizaba y, si los hablantes no los ocupan, al menos los entiende. Están en boca de todos. “‘Asintomático’, ‘adenovirales’, ‘hipocondria’, ‘cepa’, ‘comorbilidad’ y rotavirus son algunas estas palabras que forman parte de un área específica pero que ahora las hemos incorporado y adaptado a nuestro lenguaje de la cotidianidad”, describe Idanely Mora Peralta, doctora en lingüística y también parte del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.

  • Más y más neologismos. ‘Covifiestas’, ‘covidiotas’, ‘coronabicho’, ‘coronacrisis’, ‘coronabebés’… la lista de nuevas palabras a partir de la pandemia es amplia y de gran impacto. Nacen con un objetivo: llenar huecos de información en esta nueva normalidad. “Esto simplemente es una denotación de que la lengua tiene hablantes imaginativos, que la lengua es un instrumento flexible, creativo, susceptible de modificación, de alteración, de combinación y habla también de la creatividad del propio hablante”, destaca Celorio.

  • Verbos a la vista. La incorporación de sustantivos –algunos de los cuales ya existían, sólo estaban dormidos– también ha generado nuevos verbos. ‘Cuarentenear’, ‘Zoomear” y ‘teletrabajar’ son algunos de los adoptados por los hablantes. “Esta enfermedad ha generado también un vocabulario distinto, con nuevos matices, con nuevas voces, con nuevas acepciones o con nuevas preeminencias en la significación, porque hay palabras que ya existían y que tenían alguna significación concordante con la actualidad”, añade Celorio.

  • Códigos especiales. El aislamiento produce también cambios en la manera en que las personas se comunican en sus entornos cercanos. “Cada familia va desarrollando un vocabulario al interior que le permite comunicarse y, de pronto, ya nada más lo entienden las personas que viven en esa casa”, explica Espinosa. En cada casa sucede lo mismo, el desafío será cuando todos sus integrantes dejen el confinamiento y convivan con otras personas. “Quizá va a ser más formal, como cuando hablamos con un argentino que tiene un dialecto distinto y tenemos que usar palabras más formales para entendernos y menos coloquiales”. 

¿Por cuanto tiempo permanecerán estos cambios? Para Mora Peralta, miembro del Centro de Lingüística Hispánica Juan M. Lope Blanch, es difícil saberlo. “Todas las palabras tienen un curso, surgen por una necesidad de comunicación pero no podemos establecer un punto en el que estas palabras pueden o no desaparecer”. El tiempo lo dirá.

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