‘Un cambio en la salud no es una mejora, pero sí una esperanza en momentos de gravedad’

La vida de mi familia cambió el 19 de junio de 2020. Ese día nació nuestro tercer hijo, Santiago, quien presentó complicaciones respiratorias durante las primeras horas de vida, y más tarde sería diagnosticado, mediante una prueba de laboratorio, como portador del coronavirus SARS-CoV-2.

Para mi esposa y para mí, también portadores del virus, fueron horas y, más tarde, días de angustia junto a nuestras dos hijas, ya que Santiago fue intubado y su estado de salud era reportado como grave.

Ante los elevados costos del tratamiento, surgió la necesidad de trasladarlo del hospital privado, en donde nació en Ciudad de México, a una institución pública.

En tan sólo 24 horas, la cuenta del hospital privado alcanzó una suma superior a los 350,000 pesos. Frente a los intentos fallidos por trasladar a nuestro bebé a un hospital público, la tarde del 20 de junio lanzamos un mensaje desesperado en Twitter para suplicar el apoyo de las autoridades.

Así fue como inició la llegada de mensajes y llamadas de apoyo de nuestra familia, de amigas y amigos, compañeros de trabajo, pero también de una larga lista de personas que no conocíamos y que nos permitieron hacer frente a la situación adversa.

Esa misma noche, el Hospital 20 de Noviembre, del ISSSTE, recibió a nuestro bebé. Una ambulancia particular ofreció sus servicios de manera gratuita para trasladar al pequeño Santiago, durante la madrugada del 21 de junio.

El personal médico nos mostró su cariño y profesionalismo hacia sus pacientes. Nos enseñaron que cada cambio en la salud no es una mejora, pero sí una esperanza en los momentos de mayor gravedad.

En los días siguientes, nuestras amigas Viridiana Mendoza y Fernanda Martínez iniciaron una colecta a través de la plataforma de Donadora y gracias a su apoyo, así como de la generosidad de las personas, logramos pagar parte de las deudas con el hospital privado.

El 25 de junio, Santiago fue extubado y, el 6 de julio, fue dado de alta del hospital. Hoy, nuestra familia se encuentra sana y todo lo ocurrido es un recuerdo en medio de la pesadilla que lamentablemente vive el país con la pandemia.

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