Embarazo y parto en el confinamiento: vivir entre el miedo y la culpa
Foto: freestocks/Pexels

En julio de 2020, el contador nacional superaba los 400,000 contagios y los 45,000 fallecidos por Covid-19. México era el sexto país con más casos en el mundo. Justo ese mes, Mariana Durán recibió una noticia: estaba embarazada de su segundo hijo. La joven, de 21 años, tenía cuatro meses de gestación.

Embarazarse no estaba en sus planes. “Fueron muchas emociones encontradas: ¿cómo mi bebé iba a nacer en una pandemia? Me daba miedo hacer a un lado a mi primer hijo y contagiarme”, cuenta en entrevista para La-Lista. Al escenario incierto se le sumó el desempleo de su esposo, con quien recién había inaugurado un negocio de comida al que ya no podría acudir para evitar el contagio.

El miedo, la culpa y la ansiedad la invadieron. Tendría que estar en confinamiento estricto. En un contexto idóneo, explica Guadalupe Campos, psicóloga cognitivo conductual y cofundadora de la plataforma Psicología 123, una persona embarazada espera vivir el proceso rodeada y cuidada por sus seres queridos, y de forma saludable física y emocionalmente.

Sin embargo, existen factores que ellas no eligen, tal es el caso de la pandemia de Covid-19 que obligó a cada persona alrededor del mundo a aislarse y a transformar la vida que tenían antes. Nadie quedó exento a los cambios. Las mujeres gestantes se enfrentaron a un panorama distinto al deseado.

Embarazo entre trastornos

Cecilia Medina es una mamá primeriza de 30 años que vive en Torreón. El 14 de febrero recibió la noticia de la llegada de su hija Jimena. Después de un año de casada, era algo que todavía no estaba en los planes a corto plazo. Durante los siguientes meses se dedicó a preparar todo para recibir a su bebé, pero fue frustrante. “Me empecé a deprimir, me sentía sola porque no podía ver a nadie, no tuve baby shower y mis amigas no me vieron embarazada. Veía las noticias y me estresaba; cerré mi cuenta de Facebook”, cuenta.

Por la pandemia, la población en general enfrentó cambios a nivel emocional. Para las personas embarazadas, la emergencia sanitaria trajo consigo un miedo al contagio y una ansiedad potencializados.

Un estudio publicado en diciembre por investigadores del Brigham and Women’s Hospital, en Boston, revela que en un escenario normal entre el 10 y el 20% experimentan problemas de salud mental durante las semanas inmediatamente anteriores y posteriores al nacimiento, pero la depresión, la ansiedad y los trastornos se exacerbaron por el Covid-19 y alcanzó a casi 40% de las 1,123 mujeres encuestadas.

María Fernanda Báez se enteró de la llegada de su primer hijo Alejandro en julio de 2020. Desde que inició la pandemia, ella empezó con problemas de ansiedad y depresión por la emergencia sanitaria, aunque siguió un tratamiento y se adaptó en los siguientes meses, el último trimestre fue el más difícil. “Estaba desesperada, me faltaba contacto y entre más avanzaba el tiempo, más pensaba cuándo iba a nacer”, afirma la bailarina, de 34 años.

La culpa fue otro sentimiento constante. Me sentía muy culpable de que mi bebé fuera a nacer en una pandemia, pensaba: qué irresponsable fui, voy a traer a un bebé a un mundo que se está cayendo a pedazos, agrega María Fernanda.

Mariana la enfrentó también, pero se intensificó cuando tenía ocho meses de embarazo y asistió a una reunión que le hizo su familia para revelar el sexo del bebé. De la reunión surgieron varios contagios de Covid-19: dos tíos, ella, su marido y su abuela paterna, quien falleció. “Me sentía culpable por lo que pasó. También pensaba ¿a qué mundo lo vine a traer?”.

El parto y el futuro

Los cubrebocas, el gel antibacterial y la sana distancia serán siempre el sello de su embarazo en pandemia. También lo será el miedo a que ellas o el bebé se contagiaran en el hospital durante las revisiones médicas o el parto.

A finales de agosto a Cecilia le dio preeclampsia, lo que provocó una cesárea en el octavo mes de embarazo y múltiples pruebas para descartar que tuviera Covid-19. Durante el nacimiento estuvo sola, una escenario que no esperaba vivir porque quería compartirlo con su marido. “Me puse a llorar porque no era el parto que yo esperaba, me sentía sola y triste, pensaba que me iba a morir”.

La hija de Cecilia, Jimena, tiene seis meses y desde que nació se siente más tranquila, ha ocupado su mente en su cuidado y en dejar de lado las noticias de la pandemia. “Cuando es tu primer hijo deseas vivir lo que vivieron las demás, estar acompañada”, dice.

Mariana asegura que a diferencia de su primer embarazo, en este se sintió poco querida y acompañada. “Me dijeron que si mis pulmones estaban afectados no podría tener un parto natural y que podría morir. Salí llorando del consultorio pensando lo peor, tenía miedo de no resistir el parto o que algo saliera mal, pero cuando nació y me lo entregaron, mi corazón descansó al saber que ya estábamos bien”, comenta. Su suegra la cuidó una semana después del nacimiento, ahora que está en casa con dos hijos pequeños le asusta que sus hijos no conozcan la realidad de antes.

Para María Fernanda el tratamiento para controlar la ansiedad y el acompañamiento de su marido y mamá le ayudó en el postparto. “Al final del embarazo me sentí sola, estoy segura que lo hubiera llevado mejor si no hubiera habido pandemia porque solo pensaba en el embarazo”, dice.

Ninguna de las tres madres imaginaron vivir la llegada de un hijo en esta situación, pero aunque el futuro lo ven incierto, mantienen la esperanza de que las cosas mejoren y otros cambios se queden para bien, como la higiene y el teletrabajo. Las tres comparten una idea: tener otro hijo es un hecho que ha quedado con una baja posibilidad de suceder si las cosas no cambian.

¿Qué hacer durante un embarazo en pandemia?

Aunque no existe una fórmula para manejar la incertidumbre durante el embarazo, Campos sugiere buscar herramientas para manejar la ansiedad dentro de la casa, como terapia psicológica, técnicas de respiración, mindfulness y ejercicios para el manejo asertivo del estrés y solución de problemas.

Esto ayudará también para evitar efectos físicos del estrés como disminución de la oxigenación, tensión muscular, gastritis, colitis, bruxismo, irritabilidad, dolor de cabeza, migraña tensional. “Un panorama que no es adecuado para el crecimiento de un bebé”, dice.

Además, según la especialista, se debe normalizar el estado emocional y después desarrollar habilidades para una nueva vida y adaptación. Y en caso necesario, solicitar el acompañamiento de un profesional.

A las mamás primerizas: piensa qué mamá quieres ser o qué mamá necesita tu bebé con la nueva realidad. “Tomarás conocimientos de generaciones anteriores, pero esta realidad es nueva, confía en ti”, dice Campos.

A las mamás que ya tienen otros hijos: es clave el autocuidado. “La mamá que eras antes de la pandemia no puede ser igual, requiere de una renovación”, explica.

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