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Relajación, ritmo y ritual: las tres R del trabajo de parto

La relajación, el ritmo y el ritual son señales de que un parto va viento en popa, pues ayudan a que sea más gozoso y efectivo.

Al iniciar el trabajo de parto, comenzarás a sintonizarte con tu cuerpo. Lo escucharás atentamente: cómo se acerca una contracción, cuánto va incrementando, cómo se aleja.

Si te sientes segura y relajada, tu cerebro comenzará a producir la hormona del amor y la intimidad, la oxitocina, que desencadena las contracciones. Poco a poco, estas tomarán ritmo, se acercarán entre sí y se intensificarán.

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Para ayudarte a sobrellevarlas, tu cerebro también secretará endorfinas, una anestesia natural que te hará entrar en una especie de trance y aminorará tu percepción del dolor.

Las contracciones son como la marea, la ola viene, se queda por unos segundos y se va. Poco después llega otra ola. Cada contracción te llevará a querer cambiar de posición para sentirte más cómoda. Y así, con el movimiento, tu pelvis (que no es un anillo sólido sino un conjunto de huesos) cambiará la forma y el tamaño de su diámetro para ir abriendo paso a tu bebé mientras tu útero empuja hacia abajo. En estos momentos te ayudará todo aquello que te conecte con tu fuerza interior: palabras de aliento, música, vocalizaciones, imágenes, aromas y el contacto de tu pareja, de tu mamá o de tu doula.

En el parto, el que mandará será tu cerebro primitivo, no tu lado racional. Serás dadora de vida, y para ello deberás conectarte con tu propia concepción de divinidad.

Penny Simkin, educadora para el parto y doula, habla de las “tres R” del parto como señales inequívocas de que una mujer está fluyendo con su trabajo de parto. Aquí te damos algunos consejos para propiciarlas.

Relajación

El espacio para parir debería sentirse como un útero en sí mismo. Una mujer que se sabe rodeada de una burbuja de contención abrirá su corazón y su cuerpo para traer a su bebé a este mundo.

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También las personas presentes en el momento del parto, ya sea tu pareja, tu doctor o una enfermera, se sentirán inmersas en esta propuesta de ambientación relajada. Entre las cosas que puedes hacer para propiciarla están:

  • Apagar las luces. Un ambiente a media luz te invita a ir hacia adentro para concentrarte en tu cuerpo y lo que te pide. En contraposición, las luces frías pueden llevarte hacia tu lado racional (y estar preguntándote: quién está afuera esperando, quién está cuidando a mis otros hijos, etcétera).
  • Estimular los sentidos. Los aromas, cambios de temperatura, masajes, sabores y sonidos, son todos coadyuvantes para que las contracciones se perciban como más cortas y sean más llevaderas.
  • Confiar. una mujer puede percibir cuando sus acompañantes están nerviosos o preocupados y también siente cuando confían en que ella puede parir.

Ritmo

Las mujeres empiezan a “bailar” durante el parto. Este balanceo instintivo, muchas veces acompañado de vocalización, las ayuda a encontrar dentro de sí mismas el poder para dar a luz.

  • Durante el trabajo de parto, las mujeres suelen hacer ritmos repetitivos. Por ejemplo, balancearse de un lado a otro, rebotar en una pelota de pilates o bailar. El acompañante se puede sumar a estos ritmos abrazándola y conteniéndola cuando se pone nerviosa y deja de fluir.
  • La vocalización es otra herramienta muy poderosa durante el trabajo de parto, sobre todo en la fase más intensa. Instintivamente, las mujeres vocalizan sonidos guturales, graves, gemidos o frases. Esto no quiere decir que están sufriendo, sino que están fluyendo.

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Ritual

El ritual del parto tiene que ver con respetar lo que está sucediendo en ese espacio: una mujer está dando a luz a un nuevo ser. ¿Qué hacemos cuando entramos a un templo? Bajamos la voz, nos movemos suavemente y, con respeto, escuchamos. Algunas mujeres incluso se animan a poner un altar en la habitación, que incluye:

  • Imágenes poderosas. No olvides tener en tu mochila de parto algún objeto o imagen que te motiven a seguir adelante.
  • Amuletos. De igual manera, puedes agregar objetos que te transmitan la seguridad de que todo va a estar bien.
  • Velas. En algunos hospitales no están permitidas, pero puedes recurrir a las de pilas o a una guirnalda de luces led.
  • Naturaleza. Semillas, flores, agua, tierra, elementos que te recuerden de dónde vienes, lo maravillosa y milagrosa que es la vida.

Una mujer que se sabe rodeada de una burbuja de contención abrirá su corazón y su cuerpo para traer a su bebé a este mundo.

Este artículo se publicó originalmente en Baby Creysi. Consúltalo aquí.

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