Así subsisten las familias evacuadas del Chiquihuite Así subsisten las familias evacuadas del Chiquihuite

A un mes de la tragedia por el deslave del cerro del Chiquihuite, Marisol González sólo ha recibido 5 mil pesos de ayuda y algunas despensas. Ella es una de las personas que tuvo que dejar su hogar tras el derrumbe de unas 200 toneladas de roca que aplastó casas y mató a cuatro personas el 10 de septiembre pasado.

Los habitantes de la colonia Lázaro Cárdenas y sus alrededores, en el municipio de Tlalnepantla, en el Estado de México, han tenido que sacar fuerzas de donde han podido para continuar con su vida después del siniestro, porque los apoyos del gobierno no han sido suficientes para todos.

Algunas mujeres damnificadas entrevistadas por La-Lista critican que, por ahora, el ayuntamiento de Tlalnepantla sólo les ha dado 5 mil pesos y las autoridades federales un par de despensas.

Marisol sólo regresa a su casa dos veces al día para darle comida a sus seis perros porque no puede llevarlos con ella a la casa de su cuñado, quien le dio albergue a su familia. Los militares que resguardan la zona le permiten entrar una hora por la mañana y otra por la tarde y es cuando aprovecha para vigilar su propiedad.

“Estamos sobreviviendo gracias a nuestros familiares”, dice Marisol, quien habitaba una de las 178 viviendas en zona de riesgo, de las cuales el 70% han sido evacuadas, hasta que concluyan las evaluaciones de Protección Civil.

Lo que le da fuerzas para seguir adelante es la memoria de su padre, un obrero que en la década de los 70 dejó de rentar en la colonia Aragón, en la alcaldía Gustavo A. Madero, para comprar un pedazo de tierra en el Chiquihuite, 14 kilómetros al norte. Ahí construyó la casa donde vivían Marisol y su familia.

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El ejército y elementos de ña Guardia Nacional han participado en labores de resguardo y de limpia en la zona del siniestro. Foto: Alexis Ortiz.

Cientos de casas fueron construidas en las faldas de un cerro donde por décadas han vivido familias desplazadas de la Ciudad de México por el alto costo de las viviendas. A sólo 30 días de la tragedia, intentan superar sus temores y rehacer su vida.

“Con las fuerza que mi papá tuvo para levantar su casa, yo también tengo fuerzas para no perder este patrimonio”, señala Marisol, quien desde el 11 de septiembre ha pasado todas sus tardes en la zona del derrumbe.

Abraham Enríquez, de 17 años y el mayor de sus hijos, colaboró en las labores de rescate y después encontró un trabajo como ayudante de albañil para cooperar con los gastos del hogar.

‘No nos podemos cruzar de manos’

Margarita León, habitante de la colonia Lázaro Cárdenas, recuerda la calma de ese viernes cuando la alertaron sus vecinos. Personas salieron corriendo de sus casas para gritar que se salieran todos porque “el cerro se estaba deshaciendo”.

Una nube de polvo fue lo primero que vio Margarita. A unos pasos de la puerta de su casa, se detuvo una enorme roca después de aplastar casas y carros a su paso.

Asegura que no ha tenido acceso a los 5 mil pesos que el gobierno de Tlalnepantla ofreció a los damnificados y acusa que otras familias que no fueron afectadas por el deslave se están beneficiando con las despensas del gobierno federal.

Ella también es una de las personas evacuadas, junto con sus padres, su esposo, sus dos hijos y su hermano. Desde el 11 de septiembre todos se separaron porque se fueron a vivir a distintas casas de su familia extensiva. El siniestro los ha afectado laboral y económicamente.

Margarita, por ejemplo, trabaja en una fábrica que está a pocos minutos del cerro. Antes sólo caminaba unos metros y tomaba un taxi que le cobraba 20 pesos por dejarla en su empleo. Ahora tiene que hacer una hora de camino desde el lugar al que se fue a vivir y calcula que cada día gasta 80 pesos en pasajes.

“Solamente salimos adelante trabajando y echándole ganas porque imagínate si nos quedamos cruzados de brazos o esperando a que nos ayudaran. Nosotros mismos tenemos que salir adelante”, dice.

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El 10 de septiembre de 2021, un deslave dejó sepultadas varias casas y cuatro personas murieron en el cerro del Chiquihuite, municipio de Tlalnepanta, Estado de México

Autoridades evalúan las zonas de riesgo

El gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, y el presidente, Andrés Manuel López Obrador, han informado que reubicarán a las familias afectadas por el deslave del Chiquihuite, pues sería inseguro que permanecieran ahí.

Durante el pasado fin de semana la Guardia Nacional, el Ejército y Protección Civil continuaban limpiando la zona del desastre.

El gobierno del Estado de México informó la entrega de 30 mil pesos a 42 familias que habitaban en 11 predios considerados como de mayor riesgo y cuyas viviendas serán demolidas por tener daños estructurales.

El gobierno municipal de Tlalnepantla informó que dispone de varios terrenos para la posible reubicación de las casas que están en proceso de demolición.

Lo que aún no han dicho es qué tipo de apoyos darán a quienes habitan los 178 hogares que debían ser evacuados.

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