‘Con cualquier ruidito se sobresalta uno’: así viven los vecinos del Cerro del Chiquihuite
Vecinos desalojaron sus casas en los alrededores del Cerro del Chiquihuite. Foto: Obturador

Carlos Anaya tiene miedo de volver a su casa. Él y su esposa son habitantes de una de las 136 casas que se desalojaron de las faldas del Cerro del Chiquihuite, en el municipio mexiquense de Tlalnepantla, hasta la tarde del lunes. Son poco más de la mitad de las que se encuentran en riesgo, según cálculos de las autoridades.

“La casa es de mi mamá, que en paz descanse”, dice. Con temor, Carlos se mantiene pendiente de los avisos de la autoridad que, desde el lunes, realiza recorridos con ingenieros para determinar si las personas pueden o no volver a sus hogares.

Ahora, Carlos vive en el albergue instalado en el salón de fiestas Kamakiri, que una vecina de la colonia Lázaro Cárdenas prestó para atender a las víctimas del deslave que el pasado 10 de septiembre sepultó viviendas y ha cobrado la vida de una persona, mientras tres más se reportan como desaparecidas.

Las colonias Lázaro Cárdenas primera, segunda y tercera sección están al oriente del cerro, del lado de Tlalnepantla. La segunda es la más afectada por la caída de tierra y piedras. Hacia la tarde del viernes se reportó que unas 80 personas habían ocupado un espacio en los distintos albergues, uno de ellos –el de Kamakiri– frente a la Iglesia del Sagrado Corazón, donde también se ubica otro alojamiento temporal.

Aunque Carlos y su familia son vecinos de la primera sección, la colonia más al norte, las autoridades le informaron que es una zona de riesgo ante posibles deslaves posteriores, que pueden alcanzar hasta 200 metros a la redonda de la zona del derrumbe del viernes.

Abigaíl García también fue desalojada de su vivienda en la segunda sección de Lázaro Cárdenas. Una vez que recibieron el aviso de que tendrían que irse de su vivienda temporalmente, comenzaron a empacar ropa, documentos, ollas y la televisión. “Aunque sea para entretenernos”, dice.

Para su fortuna, tiene un departamento en Cuautitlán, Estado de México. Hasta ese inmueble que se encontraba vacío llegaron ella y las ocho personas con las que vive: sus dos hijos, su esposo, sus suegros, su cuñada y sus dos pequeños.

“Nos dijeron que puede haber algún deslave o cualquier cosa, ahora sí que a desalojar”, menciona.

A diferencia de Abigaíl, Carlos no tiene a dónde ir. Aún está en espera de la resolución de los especialistas para conocer cuándo podrán volver a su casa (“y dicen que va a tardar un ratito”), mientras –tres días después del derrumbe– él siente miedo.

“Ya no (volvería a mi casa). Yo no. Soy diabético, como que de repente me altero y (me resiento) de la presión. Sí, la verdad, para qué miento: sí me he sentido un poco mal, igual es por la presión que siento de allá arriba, se siente temor. Llega la noche y cualquier ruidito de un tronidito de piedra o un cuete que echen ya se sobresalta uno, dices ¿qué onda? Ya no estamos tranquilos”, cuenta.

Sabe que quizás lo prudente sea moverse del lugar y buscar otra vivienda, pero tampoco hay muchas opciones. Él trabaja en un taller de costura en el mercado de la colonia. Por una lesión en la pierna, el hombre de 46 años requiere usar bastón para caminar, por lo que irse lejos de la zona no parece una opción.

“Nos dijeron que a lo mejor debíamos sacar las cosas, pero ahorita yo no tengo posibilidad, no sabría a dónde ir, con la única sería con mi hija, pero ella vive hasta allá por Iztapalapa”.

Hasta ahora, el alcalde de Tlalnepantla, Raciel Pérez Cruz, ha dicho que es muy pronto para pensar en la reubicación de los habitantes. “Es un tema complejo, son asentamientos que datan de los años 80 o 70. Tenemos que hacer estudios, tener plena certeza de cuál es plenamente la situación. Es una zona de riesgo, sí, pero se tendría que determinar con mucha precisión”, dijo el lunes por la tarde.

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Abigaíl y su familia preparan sus cosas para desalojar su casa a las faldas del Cerro del Chiquihuite. Foto: Obturador

‘No necesitamos nada’

El coordinador general de Protección Civil del Estado de México, Samuel Gutiérrez Macías, declaró en una conferencia de prensa que cuentan con el personal suficiente para brindar atención a las personas afectadas. “Hasta el momento no requerimos nada, porque tanto el municipio, la federación y el estado estamos haciendo todos los trabajos que al momento no se requiere nada”, agregó.

En su página de Facebook, el gobierno municipal detalla que se han instalado seis albergues con su apoyo, uno de ellos, el del salón Kamakiri. Pero la realidad es distinta. Fany Torres, una de las voluntarias, detalla que los insumos con los que cuenta el refugio provienen de donaciones de la comunidad y no del apoyo de parte de las autoridades.

“No, del gobierno nada. El salón es de una vecina y ella ofreció a abrir el salón. Todo lo que aquí ha llegado ha sido de los vecinos de Las Presas, de Caracoles, de la Gustavo A. Madero, de varios lugares”, enlista.

Y no ha sido suficiente la ayuda. La ingeniera en Sistemas cuenta a La-Lista que todavía se necesitan víveres, principalmente alimentos enlatados y productos para bebés. “Nos hace falta más despensa, enlatados, pañales para bebés, Gerber, todo para bebés, contamos con mucha ropa”, comenta. “Es nuestra gente, hay que ayudar hasta donde se pueda”.

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Los voluntarios apoyan a su “gente” en el Cerro del Chiquihuite. Foto: Obturador

*Con información de Fernanda Rojas.

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