La música latina está en auge y no (solo) por el reggaetón
Foto: Christian Nodal / Facebook.

Una estrella del mariacheño superó en más de 100 millones de visitas en YouTube a la ganadora de 10 premios Grammy y estrella internacional del pop Taylor Swift. 

Fue el cantante Christian Nodal, en diciembre de 2020. En aquel entonces, el promedio de visitas al canal del sonorense era de más de 336 millones. Hoy, el videoclip oficial de su éxito Adiós amor tiene más de 1,000 millones de visualizaciones en esa plataforma.

El cantante, de 22 años, es solo un ejemplo de toda una generación de artistas latinoamericanos que protagonizan el boom que desde 2019 vive la música latina en el mundo.

No lo dicen expertos, sino las cifras de las plataformas de streaming como Spotify, Pandora, Deezer y redes sociales como YouTube. 

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Más allá del nuevo género comercial en el que se convirtió el reggaetón, este auge latino abarca desde géneros raíz como el vallenato colombiano hasta nuevos híbridos como el sad sierreño. Y no afecta solo al gran mercado del continente, Estados Unidos, sino a toda la región latinoamericana y países como España o Francia. 

“Se ve como género nicho pero artistas como Christian Nodal son household names, todos saben de quiénes estás hablando y eso define quién es mainstream y quién no”, explica Francisco Toscano, el gerente A&R Digital para México y US Latin de la discográfica Sony Music Entertainment.

Un A&R (Artists & Repertorie) es lo que tradicionalmente conocíamos como cazatalentos. Hoy, la diferencia es que los iguales a Toscano se sirven de las métricas que les dan las plataformas digitales para evaluar quiénes de los que hacen pública su música en esos espacios tienen el potencial de convertirse en un hit.

Ciudades gatillo

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Toscano explica que ha descubierto éxitos internacionales como Baila conmigo, del colombiano Dj Dayvi. Esta canción de guaracha electrónica salió en 2018 pero no se internacionalizó hasta un año después. 

“Se hizo viral en México primero. En Europa pegó en España, antes de la pandemia, y luego un Dj italiano puso la canción en su balcón (durante el encierro) y se volvió un hit”, asegura. “Sin embargo, no hubiera sido así si no hubiera explotado primero en México”, añade.

Foto: Dayvi / Facebook.

En especial, en la capital del país, la llamada trigger city (ciudad gatillo) número uno del mundo según expertos o la meca de la reproducción musical en América Latina, como la bautizó Spotify. 

En junio de 2019, la capital proporcionaba más de 2.3 mil millones de oyentes no únicos a esa plataforma, muy por encima del 1.5 de su seguidora, Santiago de Chile.

Estas ciudades se consideran detonadoras de audiencias alrededor del mundo por cómo sus consumidores influencian los algoritmos de las plataformas

Junto con la mexicana, están otras latinoamericanas como Bogotá (Colombia) o Santiago de Chile (Chile), la capital del reggaetón en Spotify, y asiáticas como Yakarta (Indonesia) o Bangkok (Tailandia), de acuerdo con el blog Chartmetric.

“La Ciudad de México es un taste maker (creador de gustos musicales), porque además de tener un apetito voraz por la música, lo tiene por una gran variedad de estilos”, asegura Toscano, es decir, su capacidad de influencia va más allá de los millones de oyentes de la Ciudad de México.

Spotify tiene 58 módulos para géneros musicales, de los cuales dos están dedicados a géneros regionales latinoamericanos, uno de ellos es para música regional mexicana. 

La subcategoría de “Corridos perrones” contaba con 1.4 millones de seguidores a diciembre de 2020, cuando Toscano realizó el análisis El Ascenso Mundial de la Música Latinoamericana, Parte 1: Música Regional Mexicana

El fenómeno de las trigger cities ilustra cómo las plataformas digitales han jugado un rol clave en provocar este boom de música latina en el mundo. 

A ello se ha unido el hecho de que los nuevos consumidores musicales, que pertenecen a las generaciones millennial y Z, se caracterizan por un retorno a sus raíces como parte de su identidad.

La diáspora

Se observa bien en la comunidad hispana en Estados Unidos, sobre todo, de mexicanos. Es por eso que ahí nacieron estilos como el trap corrido. 

Este género híbrido bebe de la música del corrido y del propósito y ritmo del trap, porque las letras explican historias de los inmigrantes y descendientes de inmigrantes hispanos en las calles de ciudades estadounidenses

“Cuando se encuentran las comunidades afroamericanas haciendo hip hop y trap con los hijos de los inmigrantes mexicanos, que escuchan corrido, y ven que tienen en común una lucha por ser ambas comunidades minoritarias, la colisión fue inevitable”, dice Toscano.

Entre las noches ando atento / Cuidando el terreno / Con mi radio colgado y mi gallito bien forjado / Y una dama me alivia / Y siempre me acompaña / Mi amiga María Juana es la que me dio las ganancias”, reza En el refuego, de Grupo Diez 4tro, una de las bandas de trap corrido, del sur de California, que hoy está en auge.

Lo de este género ya se ha vivido en otras épocas. En el siglo XVIII, algunos esclavos negros de Estados Unidos usaban los espirituales para narrar su sufrimiento y opresión en los campos algodoneros. 

Los corridos sirvieron para documentar la independencia y la revolución mexicana, en 1810 y 1910 respectivamente. Y en los 70, las letras del hip hop y el rap contaban las historias de racismo y delincuencia de la comunidad afroamericana en los suburbios de ciudades estadounidenses.

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Con ellos, el mercado musical de Estados Unidos vive una nueva ola de música latina. Ya pasó en los 70 y 80, con artistas como Julio Iglesias. A principios de los 2000 protagonizaron otra vorágine artistas como Ricky Martin o Marc Anthony. 


“Pero una vez más, el latino tenía que cantar en inglés para hacer el crossover (el salto). Ahora no”, reflexionaba Thalía en una entrevista para CNN, sobre la generación Bad Bunny, Karol G o Maluma.

“Ahora es aceptado el español, ahora un cantante americano o europeo quieren cantar con una persona que habla español y hasta tratan de hacerlo en español, y eso es una maravilla”, añadía la mexicana. En la misma entrevista consideraba que el latino es el nuevo pop.

Foto: Karol G / Facebook.

Ejemplos le sobran: Billie Eilish cantando “dame un beso y bájame de la cruz” con Rosalía en Lo vas a olvidar, o el rapero Snoop Dogg entonando “si me necesitas I’ll arrive, believe me”, con la Banda MS, en Qué maldición

En diciembre de 2020, la banda de Sergio Lizárraga sacó un remix de esa canción con la cantante Becky G, con el que casi llegaron al promedio de 200,000 visitas en YouTube, superando a Bruno Mars.

“Estos artistas jóvenes ocupan los lugares que ocuparon Vicente Fernández. Es un símbolo que el género está más vivo que nunca”, concluye Toscano. “Hay géneros que caen y otros que resurgen. Ahora el regional resurge y los números así lo confirman”.

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