Exposición de Marc Chagall entre el triunfo del color, el amor y la tradición judía
Unas visitantes ante una de las más de 150 obras que integran en el Palau Martorell de Barcelona, la exposición "Marc Chagall. El color de los sueños", que recorren de forma exhaustiva la trayectoria del artista. Foto: EFE/ Enric Fontcuberta

Un total de 180 obras recorren la trayectoria de 50 años de trabajo del pintor ruso Marc Chagall en una exposición en Barcelona, en la que se destaca el universo personal del artista y el colorido de su paleta.

La comisaria de la exposición, Lola Durán, destacó en la presentación de la muestra que el artista “crea con sus escritos, con sus pinturas un mundo lírico, un mundo poético”.

En ese mundo fantástico, añadió Durán, “la frontera entre lo real y lo ficticio es difusa” y en el recorrido expositivo surgen “personajes muy reconocibles y recurrentes, como el gallo, el asno, el reloj, el payaso, el arlequín, los cuales junto a su peculiar uso del color hacen que hayan creado un universo tan personal”.

Ver esta publicación en Instagram

Una publicación compartida por Palau Martorell (@palau_martorell)

La exposición de Marc Chagall, que se muestra en el Palau Martorell barcelonés, se inicia con un cuadro de 1924 de su pueblo natal, Vitebsk, donde nació en 1887 y que dejó una gran huella en el pintor.

En un segundo y tercer apartado se puede ver su obra de temática sagrada, en la que subyace “una reflexión sobre su identidad judía” y que refleja el impacto que tuvo en él la visita en 1931 a Egipto, Siria y Palestina.

Su serie sobre el Éxodo, representada en la muestra por 24 escenas, interpreta la gesta del pueblo judío guiado por Moisés pero, según la comisaria, “es también una alegoría del propio éxodo que vivió Chagall, primero huyendo a París por la amenaza de la Revolución Rusa y luego a Estados Unidos, huyendo como judío de los nazis, que consideraban sus obras como arte degenerado”.

Aludiendo al subtítulo de la exposición, El color de los sueños, una de las secciones está consagrada a explorar “un mundo de rico simbolismo, de colores brillantes, saturados, tonos luminosos e intensos”.

El colorido ambiente del circo cautivó a Chagall desde su infancia. Los payasos y acróbatas traen a su memoria los días de feria en Vitebsk, cuando entre música y malabarismos soñaba con una vida bohemia y de este período una de las obras que se puede ver, El gallo violeta (1966-1972).

La exposición finaliza con una serie de cuadros en los que aparecen parejas de enamorados bajo ramos de flores que Chagall asociaba al amor, entre ellos Le rêve (1980), una de sus últimas obras.

Con información de EFE

Síguenos en

Google News
Flipboard