Gustav Klimt y las cinco obras más conocidas del pintor

Gustav Klimt (1862–1918), uno de los máximos exponentes de la pintura austriaca, plasmó un nuevo ideal de belleza femenina en sus cuadros que escandalizaron a finales del siglo XIX, pero que hoy día siguen vigentes.

Es creciente el interés de los coleccionistas de arte por este artista austriaco de finales del siglo XIX, cuyos suntuosos y eróticos cuadros marcaron el estilo Art Nouveau de finales del siglo XIX y principios del XX. Por ello no es de sorprenderse que el Retrato de la señorita Liese, un cuadro que estuvo perdido por casi un siglo, esté valorado en 50 millones de euros (54 millones de dólares).

Conoce La-Lista con las cinco obras más importantes y conocidas de Klimt.

Esta obra se presentó por primera vez bajo el título Muerte en la Exposición Internacional de Arte (1911) en Roma, año en la que el pintor recibió una medalla de oro por ella. Un año después se exhibió en la Exposición Internacional de Arte de Dresde donde ya tenía el título Muerte y vida.

A pesar de que otros artistas de la época también realizaron obras de este tema, la obra de Klimt se destaca ya que parece que los personajes no se sienten amenazados por la inminencia de la muerte, en cambio, parece que no la experimentan.

Uno de los temas principales en los cuadros de Gustav Klimt fue la figura de la mujer. Buscó exhibirlas en todos sus estados y muchas veces justificaba su desnudez con temas históricos o mitológicos.

Tal es el caso de este cuadro de 1907 que hace referencia al mito de Dánae, una joven a la que su padre encerró en una torre por miedo a una profecía que decía que su nieto lo mataría. Zeus la visitó allí y la fecundó en forma de lluvia, lo que posteriormente dio vida a Perseo.

El pintor decidió retratar el momento exacto en que Zeus la poseyó, cuando el dios se introdujo en el cuerpo dormido de la joven durante la concepción.

Otro de los destacados cuadros de Gustav Klimt es esta obra de 1901, en la que representa el modelo de la mujer fatal, característica de su imaginación. Con su mirada, orgullosa y reservada, invita al espectador, pero al mismo tiempo guarda un aura de misterio que hace imposible entender su mensaje.

Su inspiración para esta pintura fue Judith, personaje de los evangelios apócrifos que sedujo al general invasor Holofornes para después decapitarlo. El arte había trabajado mucho sobre este tema, pero Klimt desafió la norma.

Este es uno de los cuadros más conocidos de Gustav Klimt pues, de acuerdo con Neue Galerie, el retrato de Adele Bloch-Bauer es la única persona que Klimt pintó dos veces.

Después de que se produjera una protesta en contra del encargo público más controvertido de Klimt, tres pinturas de la facultad que serían colocadas en el Gran Salón de la Universidad de Viena (Filosofía, Medicina y Jurisprudencia, 1900-07), el pintor se concentró en hacer retratos de mujeres de la élite cultural de Viena en su tiempo libre.

Ocupando el lugar número uno de los cuadros de Gustav Klimt más conocidos está El beso.

A pesar de que su obra estaba centrada en la representación femenina, decidió centrarse en una pareja en pleno acto amoroso. Aunque se puede ver a la mujer fatal, altiva y dominante en varias de sus pinturas, en este caso se entrega por completo al amor entre el hombre y la mujer.

Este cuadro, hecho con oro y plata, muestra a los amantes en un prado lleno de coloridas flores al borde del precipicio, una obra que es conocida alrededor del mundo y que puede verse en la Galería Belvedere, en el Palacio Belvedere en Viena, Austria.