La historia del Paisaje de Acapulco que pintó Diego Rivera un año antes de morir

El horizonte que se marca en las aguas esmeraldas y cristalinas de Acapulco es un paisaje que pintó Diego Rivera un año antes de su muerte, quedando como una imagen y testimonio de los años dorados de este destino.

La obra data de 1956 y no había sido expuesta al público al grado que en un inicio no fue catalogada sino hasta que en 1990 tuvo la certificación de Xavier Moyssen, misma que reafirmó en 2023 Juan Rafael Coronel Rivera.

Diana Álvarez y Ana Segoviano, especialistas del departamento de arte moderno y contemporáneo de Morton, recordaron que no todas las piezas están documentadas desde el inicio porque al ser encargos o pertenecer a un coleccionista, pasa a nuevas generaciones de la familia.

Fue así que en la década de los 90 el mundo pudo conocer más acerca de Paisaje de Acapulco de Diego Rivera, por la que de acuerdo con las estimaciones podría superar los 2.2 millones de pesos.

Gracias a que se trata de una obra poca conocida porque no se había expuesto, y que muy pocas veces se le ha visto, es que se pretende que sea algo que atraiga a los coleccionistas.

Los expertos creen que su precio llegue a recordar la marca que estableció Paysage de Fontenay (Paisaje de Fontenay) en 2019, que se subastó en Morton por 15.4 mdp, esto luego que se exhibió en Bellas Artes en la muestra Picasso & Rivera. Conversaciones a través del tiempo.

Paisaje de Acapulco ya pisó en la década de los 90 una subasta de Morton. Hace 30 años fue la primera vez que se ofreció en esta casa, pero en esa ocasión no se vendió y siguió pasando en manos de coleccionistas privados.

“Ahorita tenemos la oportunidad de volver”, dijo María Fernanda Serrano, gerente del departamento de arte moderno y contemporáneo de Morton, respecto a la posibilidad de ofrecer esta pieza con el lote 192.

Este 2024 el ambiente que presencia este cuadro es diferente porque no solo presenta una de las últimas obras del muralista mexicano, sino también representa a una de las épocas más memorables.

La particularidad de Paisaje de Acapulco de Diego Rivera, más allá de datar de un año de su muerte a causa de cáncer, es que fue una época en la que la playa contó con estrellas como María Félix y Dolores Olmedo, además de contrastar con sus obras de tintes sociales.

Esta obra de caballete forma parte de las escazas piezas que hizo el pintor mexicano con este formato, además que destaca por la serenidad, calma e introspección que se ve a través de las pinceladas. Hasta el momento se desconoce si es que fue una obra que le hicieron por encargo o se trata de una vista que tenía el artista desde una casa en la que vivió.

La pintura es el retrato de un México diferente al de 2024, un Acapulco de ensueño, paradisíaco y donde corrían sueños de esperanza y disfrute; una época de oro de la que solo quedan pinturas, fotografías y documentos de películas. Es el paisaje de un Acapulco que ya no es.