¿Cuál es la diferencia entre geosmina y petricor? Este es el significado del aroma de la lluvia
Este fenómeno natural combina compuestos como la geosmina y aceites vegetales, despertando emociones profundas y una conexión primitiva con la Tierra.

Por que nos gusta el olor a tierra mojada
/Foto: Unsplash/Greg Rosenke
Después de una larga temporada de sequía o días de intenso calor, pocas sensaciones resultan tan reconfortantes como el olor a tierra mojada tras la primera lluvia. Ese aroma que muchos describen como limpio, profundo y nostálgico no solo está asociado a la emoción de ver caer el agua del cielo, sino que también tiene una explicación química que ha sido estudiada por científicos y perfumistas durante décadas.
La razón detrás de esta fragancia está relacionada con dos elementos principales: la geosmina y el petricor. Aunque a menudo se usan como sinónimos, lo cierto es que estos términos no significan lo mismo y, de hecho, cada uno tiene un origen y un rol específico en la creación de ese inconfundible aroma a lluvia.
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¿Qué es la geosmina y por qué es tan poderosa para nuestro olfato?
La geosmina es un compuesto orgánico producido principalmente por bacterias del género Streptomyces, que habitan en la mayoría de los suelos saludables. Estas bacterias, además de tener una función esencial en la producción de antibióticos naturales, liberan geosmina cuando son perturbadas por el agua. Así, cada vez que las gotas de lluvia impactan sobre la tierra seca, esta molécula se volatiliza y llega hasta nuestras fosas nasales.
El profesor Mark Buttner, del Centro John Innes, explica que este compuesto es tan potente que los seres humanos pueden detectarlo incluso en concentraciones increíblemente bajas, del orden de partes por mil millones, lo que convierte a la geosmina en uno de los olores más intensamente percibidos por nuestro olfato.
Curiosamente, aunque su aroma nos resulta agradable, su sabor puede ser rechazado por muchas personas. La geosmina es también responsable del característico sabor terroso de la remolacha y, en cantidades mínimas, puede llegar a generar rechazo cuando se encuentra en agua potable o vino. Este fenómeno ha desconcertado a los científicos, ya que la geosmina no es tóxica, pero parece haber una asociación inconsciente con algo negativo cuando la percibimos en la boca.
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¿Qué es el petricor y cómo se relaciona con la geosmina?
El término petricor fue acuñado en 1964 por los científicos australianos Isabel Joy Bear y Richard Thomas, quienes buscaban nombrar esa esencia que emana del suelo cuando es tocado por la lluvia. Su etimología proviene del griego petros (piedra) e icor (el fluido mitológico de los dioses), una combinación que apunta a lo sagrado y natural de este fenómeno.
A diferencia de la geosmina, que es una molécula específica, el petricor se refiere al conjunto de aromas que se liberan cuando la lluvia toca el suelo seco. Este aroma incluye no solo la geosmina, sino también aceites vegetales acumulados en las rocas y el suelo durante períodos secos, así como terpenos, compuestos volátiles presentes en muchas plantas. Por ello, el petricor es más complejo y multisensorial, una sinfonía de fragancias que evocan vida, fertilidad y renovación.
Además, las plantas también aportan su parte al espectáculo aromático. Según el profesor Philip Stevenson, del Real Jardín Botánico de Kew, la lluvia puede liberar los compuestos químicos que se acumulan en los tricomas (pelos finos) de las hojas, o incluso romper tejido vegetal seco, liberando aromas de forma similar a cuando trituramos hierbas secas con las manos.
¿Cómo influyen las tormentas eléctricas y el ozono en el aroma a lluvia?
Otro elemento que intensifica la experiencia sensorial de la lluvia es el ozono, un gas que también tiene un olor característico y fresco. Este se genera en la atmósfera por efecto de los rayos y otras descargas eléctricas durante las tormentas. La profesora Maribeth Stolzenburg, de la Universidad de Misisipi, explica que las tormentas eléctricas mejoran notablemente la calidad del aire al filtrar polvo, aerosoles y otras partículas suspendidas. Al limpiarse la atmósfera, nuestro sentido del olfato se agudiza y percibe con mayor claridad estos aromas naturales.
Este efecto se combina con la liberación de la geosmina y otros compuestos vegetales, generando un cóctel olfativo que nuestro cerebro asocia inmediatamente con vida, frescura y esperanza. Por eso, no es extraño que muchas personas reporten una sensación de bienestar emocional tras una tormenta.
El olor a lluvia es, en realidad, una experiencia multisensorial que conecta nuestro cuerpo y nuestra memoria con el entorno natural. La próxima vez que lo percibas, recuerda que estás oliendo el trabajo invisible de bacterias milenarias, la fragancia de plantas vivas y el susurro de la atmósfera misma. El petricor, con su compleja composición, es más que un simple aroma: es un puente invisible entre nosotros y la Tierra.
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