Foto del día de la NASA: el Telescopio Webb revela la forma de reloj de arena en la nebulosa NGC 15
El Telescopio Espacial James Webb captó una impresionante imagen infrarroja de la nebulosa planetaria NGC 1514, mostrando una estructura de reloj de arena

Nebulosa captada por James Webb
/Foto: NASA
La NASA ha compartido su foto astronómica del día, y esta vez la protagonista es una nebulosa planetaria que parece sacada de una obra de arte cósmica. La imagen, capturada por el Telescopio Espacial James Webb, muestra la nebulosa NGC 1514 en un detalle sin precedentes.
Lo que vemos en esta imagen no es una explosión repentina, sino el resultado de un proceso prolongado y majestuoso. Cuando estrellas similares al Sol llegan al final de su vida útil, su núcleo se colapsa en una enana blanca, mientras que las capas exteriores se expulsan al espacio. El resultado: una nebulosa planetaria, una estructura de gas brillante que puede adoptar formas impresionantes, como la que vemos hoy gracias a Webb.
La NGC 1514, también conocida como la “Nebulosa del Globo de Cristal”, es un ejemplo fascinante de este fenómeno. Su observación con luz infrarroja ha revelado una forma que, lejos del caos que se percibe a simple vista, parece un reloj de arena visto en perspectiva, lo cual da nuevas pistas sobre cómo se forman y evolucionan estas estructuras.
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¿Qué ocurre cuando una estrella muere?
A diferencia de lo que muchos podrían imaginar, la muerte de una estrella como el Sol no implica una explosión violenta como la de las supernovas. En lugar de eso, al agotar su suministro de hidrógeno, el núcleo de la estrella colapsa y se convierte en una enana blanca, un objeto extremadamente denso y caliente. Las capas externas, por otro lado, son lanzadas al espacio en una especie de viento estelar lento pero continuo.
Este gas expulsado forma la nebulosa planetaria, un fenómeno que, a pesar de su nombre, no tiene nada que ver con los planetas. El término fue acuñado en el siglo XVIII porque, con los telescopios de esa época, estas estructuras parecían discos similares a planetas. Hoy sabemos que se trata del último aliento de las estrellas medianas, y su estudio es crucial para entender el ciclo de vida estelar y la formación de elementos complejos en el universo.
En el caso de NGC 1514, la forma particular que presenta sugiere una interacción más compleja en su interior. A simple vista, en luz visible, la nebulosa parece una masa caótica de burbujas y filamentos. Pero gracias a los instrumentos infrarrojos del Telescopio Webb, los científicos han identificado una estructura más definida: un cilindro o reloj de arena inclinado, lo cual cambia radicalmente nuestra comprensión del objeto.
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¿Qué aporta el Telescopio Webb a esta observación?
Desde su lanzamiento, el Telescopio Espacial James Webb se ha convertido en uno de los instrumentos más poderosos para explorar el cosmos. A diferencia del Hubble, que observa principalmente en luz visible y ultravioleta, Webb está diseñado para trabajar en el espectro infrarrojo, lo que le permite ver a través del polvo interestelar y captar detalles que antes permanecían ocultos.
En el caso de la NGC 1514, esta capacidad ha sido esencial. Mientras que la imagen visible mostraba una nube aparentemente caótica, el infrarrojo permitió revelar una estructura geométrica sorprendente, que sugiere la presencia de fuerzas organizadas actuando sobre el gas. Esta forma de reloj de arena es un patrón que se ha observado en otras nebulosas, pero su nitidez en esta imagen es particularmente reveladora.
Además, el centro de la nebulosa muestra una estrella muy brillante que no está sola: forma parte de un sistema binario. Esto significa que dos estrellas están interactuando, y probablemente esa interacción sea responsable de moldear la forma de la nebulosa.
¿Por qué estudiar nebulosas como NGC 1514 importa aquí en la Tierra?
Podría parecer que observar la muerte de una estrella a miles de años luz de distancia es algo puramente estético o abstracto. Sin embargo, el estudio de las nebulosas planetarias tiene implicaciones profundas para nuestra comprensión del universo y de nosotros mismos. En estos procesos de muerte estelar se dispersan al espacio elementos pesados como el carbono, el nitrógeno y el oxígeno, los cuales son esenciales para la vida tal como la conocemos.
Es decir, cada vez que una estrella muere y forma una nebulosa como NGC 1514, el cosmos se enriquece con los ingredientes necesarios para crear nuevos mundos y, potencialmente, nuevas formas de vida. Además, al entender cómo interactúan las estrellas binarias, los astrónomos pueden afinar sus modelos sobre la evolución estelar y la dinámica de los sistemas múltiples, que son muy comunes en nuestra galaxia.
Por ahora, los científicos esperan continuar observando esta nebulosa para comprender mejor cómo está evolucionando y cómo las dos estrellas en su centro cooperan para dar forma a esta espectacular escultura cósmica.
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