Personaje del mes | Agua contaminada, ¿sabotaje u omisión?

Abril estuvo marcado por las denuncias de agua contaminada en la Alcaldía Benito Juárez, que afectaron alrededor de una decena de colonias, y que desembocaron en un plantón y una denuncia por sabotaje interpuesta contra quien resulte responsable.

Las y los vecinos divulgaron desde los últimos días de marzo y los primeros de abril que el agua en sus hogares desprendía un olor extraño, parecido al de la “gasolina” o el “insecticida”.

A través de redes sociales, llamaron a la autoridad para que atendiera la situación y hasta expusieron lesiones en la piel que atribuyeron al agua sucia.

El Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX) se apresuró a desestimar los reportes asegurando que habían analizado el agua de la zona y detectado que era “de buena calidad, así como apta para el uso y consumo humano, de acuerdo con lo establecido en las normas”.

En una circular, la autoridad incluso sugirió que el mal olor se debía a la falta de limpieza en depósitos de almacenamiento y recomendó renovar cisternas o tinacos.

Ante la negativa para reconocer el problema, los afectados intensificaron el reclamo y detectaron que se trataba de un hecho generalizado al norponiente de la demarcación, todo gracias un mapa ciudadano y colaborativo que fue subido a la red y que se nutría de las quejas vecinales.

Para atraer el foco, los vecinos también instalaron un plantón sobre Avenida de los Insurgentes y Eje 4 Xola, que duró del 10 al 16 de abril, y mediante el que negociaron la aplicación del Plan DNIII e impulsaron una mesa de diálogo con los 3 niveles de Gobierno.

Pero, ¿qué contaminó el agua?

Después de 30 días de quejas y análisis, el gobierno capitalino, a cargo de Martí Batres, se ha limitado a decir que se trató de un agente perteneciente “a la familia de los aceites y los lubricantes”. Sin embargo, no ha ofrecido más detalles al respecto.

Las y los vecinos demandan información clara y precisa y a consecuencia de este vacío en la comunicación han tomado la postura de confrontar la versión oficial sobre el problema.

El 11 de abril, lo que sí anunció el jefe de Gobierno fue que ya se había identificado la fuente del contaminante en el pozo de agua Alfonso XIII de la delegación Álvaro Obregón.

Batres y su equipo indicaron que no había dudas respecto al hallazgo, anunciaron la clausura del pozo y su saneamiento y precisaron que el Gobierno local había emprendido previamente diversas acciones para atender a la comunidad afectada.

Entre las principales, enlistaron el relleno de garrafones gratuito, el despliegue de cuadrillas médicas para atender dermatitis o reacciones alérgicas en la piel y la instalación de plantas potabilizadoras de agua, manejadas por el Ejército.

Batres adelantó que el olor se iba a ir “en la medida que el agua limpia desalojara la sustancia contaminante” e indicó que los expertos ya habían descartado que hubiera gasolina en el agua o “riesgos de explosividad”.

Finalmente, se comprometió a seguir informando a la ciudadanía y evitó responder preguntas de la prensa.

Desconfianza y apuro

Para la primera quincena de abril, decenas de vecinos y vecinas ya habían emprendido acciones individuales para evitar estar en contacto con el agua contaminada a la par que operaban los puestos de mando con ayuda del gobierno capitalino.

La mayoría de los vecinos había cerrado la llave de paso que conectaba la red hidráulica y sus departamentos, habían cooperado para llenar con pipas sus cisternas y comprado garrafones para lavar las verduras, lavarse la cara o la boca y alimentar a sus mascotas.

Los centros de mando operaban también como módulos para recibir denuncias en tanto se procesaban cerca de 400 muestras de agua contaminada y se informaba de la solución del problema.

Las cuadrillas de militares comenzaron a ofertar desde el 18 de abril el lavado gratuito de cisternas y tinacos, pero la autoridad jamás confirmó si para retirar el agente contaminante era suficiente con el jabón y el agua.

Finalmente, el pasado 21 de abril, un estudio independiente publicado por la organización vecinal Guardianes del Agua reveló que las muestras tomadas en los hogares “contenían cloroformo y otros compuestos peligrosos en el suministro”.

“Ante la negativa de las autoridades para transparentar los tóxicos en el agua, los vecinos organizamos, con gran esfuerzo, un estudio paralelo. Nuestro compromiso con la transparencia es total (…) Proponemos la constitución conjunta de un Comité Científico independiente”, rezaba el texto difundido en dicha cuenta.

En ese contexto, los vecinos insistieron en que el Gobierno capitalino debía divulgar los resultados de sus análisis, pero el Mandatario capitalino subrayó avanzaba el “camino para regresar a la normalidad”.

Acciones legales

El Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) presentó una denuncia ante la Fiscalía capitalina por el delito de sabotaje el pasado 18 de abril, en ella sugiere que el pozo Alfonso XIII fue contaminado de manera deliberada.

Sin embargo, no compartió los elementos que la orillaron a llegar a esta conclusión.

Por su parte, los vecinos y vecinas de la demarcación también acudieron a interponer una queja en la Comisión de Derechos Humanos capitalina para que se exhorte al gobierno local y a las autoridades del agua a transparentar los estudios realizados y precisar el agente químico de la contaminación.

Apenas este lunes, SACMEX detalló que el agua que se distribuye en la alcaldía Benito Juárez está en óptimas condiciones. Su titular, Rafael Carmona, indicó que tras un monitoreo de cinco días, “ya no se encontraron contaminantes”.

No obstante aún hay vecinos y vecinas que refieren un olor extraño en el líquido y que se muestran inconformes con la versión de que el problema quedó solucionado.

Seguramente, este mes de mayo el conflicto seguirá dando de que hablar y los vecinos presionarán para que el Sistema de Aguas rinda cuentas claras.