Así fueron las últimas horas de Jeffrey Epstein, acusado por tráfico sexual de menores
Jeffrey Epstein acabó con su vida en la celda en donde esperaba a conocer su sentencia. Foto: AFP

Jeffrey Epstein, magnate estadounidense acusado por abusar sexualmente de menores, se encontraba recluido en el Centro Correccional Metropolitano de Nueva York mientras esperaba su sentencia, hasta que la mañana del 10 de agosto de 2019 fue hallado sin vida en su celda, por lo que hacemos un recuento de cómo vivió sus últimas horas.

Los encargados de vigilar al preso más mediático del sitio eran los guardias Michael Thomas y Tova Noel, quienes recibieron la instrucción de cerciorarse de que todo estaba en orden cada media hora, pero al no escuchar ni un solo ruido en la celda que tenían a cuatro metros y medio de sus escritores creyeron que se había quedado profundamente dormido.

Fue entonces que en su primera ronda del 10 de agosto se dieron cuenta que estaba muerto después de haberse ahorcado con una sábana que ató a las rejas de la ventana, por lo que de inmediato se pusieron a fabricar falsas rondas con la anotación “el interno Jeffrey Epstein está durmiendo”, pero de poco les sirvió porque la rigidez de su cuerpo demostraba que llevaba varias horas muerto.

Epstein llevaba 36 días detenido y se hablaba de que podría enfrentar una condena de hasta 45 años por el delito de tráfico sexual de menores. En ese tiempo, Jeffrey había intentado matarse sin éxito en una ocasión, por lo que los guardias tenían la orden especifica de vigilarlo, pero hicieron caso omiso.

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Jeffrey Epstein vivió sus últimas horas en una celda a la espera de conocer su sentencia, mientras que Ghislaine Maxwell se encuentra cumpliendo los 20 años de la misma. Foto: © U.S. Attorney’s Office/ITV

¿Quién fue Jeffrey Epstein?

Su éxito como inversor y asesor de inversiones lo convirtió en multimillonario, lo que le permitió mantener una relación con personajes importantes dentro y fuera de Estados Unidos, como Donald Trump, el príncipe Andrés y Bill Clinton, por mencionar algunos.

Comenzó su carrera como profesor de física y matemáticas en la Dalton School de Nueva York, hasta que el padre de un de sus alumnos lo recomendó al banco de inversiones Bear Stearns en 1976, donde se convirtió en uno de los socios y pudo relacionarse con las personas más ricas del país.

Fue en 1982 que decidió lanzar su propia compañía financiera, en donde conoció como clienta a Ghislaine Maxwell, quien luego se convirtió en su pareja y en cómplice de las actividades que mantenía en sus propiedades.

La imagen de inversor éxito, así como su fortuna y las relaciones que mantenía con gente de poder le daban una sensación practicamente de ‘intocable’, y así quedó demostrado tras la denuncia de un padre de una niña de 14 por presunto abuso sexual en 2005.

En esa ocasión, los abogados de Epstein se movilizaron para llegar a un acuerdo con el fiscal federal en Florida, Alex Acosta, hombre cercano a Trump, para conseguir una condena leve; 13 meses de prisión, pero con el beneficio de salir 12 horas al día para trabajar en su compañía financiera, acuerdo del que las víctimas no se enteraron hasta un año después.

Las últimas horas de vida de Jeffrey Epstein

Desde el traslado de Epstein al Centro Correccional Metropolitano, el magnate estadounidense empezó a actuar extraño. Una investigación realizada por la agencia AP pudo reconstruir cómo fue su camino hacia el suicidio.

De acuerdo con la investigación, Jeffrey pasó el primer día junto al resto de los habitantes de la cárcel, hasta que los funcionarios lo trasladaron al día siguiente a una unidad especial por el “aumento significativo de la cobertura mediática”.

En el informe médico al que tuvieron acceso, se decía que Epstein padecía apnea del sueño, estreñimiento, hipertensión, lumbalgia, prediabetes y que había sido tratado por clamidia.

Jeffrey fue puesto en una celda junto a otro recluso, pero le costaba adaptarse. Tampoco quería usar el uniforme color naranja y solicitó que le dieran un de color marrón cuando tuviera visitas, ni soportaba el ruido del inodoro de su celda, el cual estaba roto.

La situación empeoró cuando le negaron esperar el juicio en libertad bajo fianza, por lo que el 20 de julio trató de suicidarse ahorcándose con una sábana y desde ese momento, los guardias tenían la orden de mantenerlo bajo una vigilancia estricta.

Los días previos a su muerte, Epstein dio la impresión de que estaba empezando a adaptarse; el día 8 compró varios artículos, entre ellos una radio y unos auriculares, además de que realizó ejercicio en el patio, pero llamó la atención la excusa que puso para interrumpir una reunión con sus abogado, diciendo que tenía que llamar a su madre, mujer que había muerto hace más de una década.

La noche del 9 de agosto, Epstein se quedó solo en su celda, pues su compañero de celda fue trasladado a los tribunales para comparecer ante un juez, por lo que junto a la distracción de los guardias, sumado a que en su celda no funcionaban las cámaras de vigilancia, nada pudo impedir el éxito del segundo atentado de Jeffrey a sí mismo.

Fue entonces que fue hallado sin vida en su celda la mañana del 10 de agosto de 2019, después de muchas inconsistencias que dieron pie a una serie de especulaciones, entre las que apuntan que hubo ‘mano negra’ de algunos de sus allegados para no salir embarrados en el juicio.

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