Él es Eddy Barrón, Capitán del Ejército Mexicano que canta corridos para alejar a los jóvenes del narco VIDEO

En medio de una guerra cultural que se libra a ritmo de música, el Ejército mexicano apuesta por una estrategia poco convencional para conectar con las juventudes: los corridos. Pero no cualquier tipo. Lejos de las letras que exaltan la violencia, el crimen organizado o el lujo derivado del narcotráfico, hay una nueva voz que suena fuerte en plataformas como Spotify y YouTube. Es la de Eddy Barrón, capitán del Ejército Mexicano, quien con trompetas, acordeones y uniforme de gala busca recuperar el espíritu original del corrido y convertirlo en una herramienta de reclutamiento, identidad nacional y esperanza.

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¿Quién es Eddy Barrón y por qué canta corridos?

Eddy Barrón no es un cantante cualquiera. Su nombre real es Eduardo Barrón, tiene 33 años y ostenta el grado de capitán dentro del Ejército mexicano. Su incursión en el mundo musical comenzó en 2023, cuando decidió transformar su pasión por la música en una herramienta institucional. Con el respaldo del propio Ejército, comenzó a grabar canciones que honran el servicio militar, exaltan los valores de la disciplina y hacen un llamado al amor por México.

A diferencia de los narcocorridos, sus letras evitan la glorificación del crimen. En su lugar, presentan historias de vida dentro de las fuerzas armadas, el orgullo de portar el uniforme y la posibilidad de construir un futuro con honor y sentido de pertenencia. “Este es un sueño que anhelaba mi alma, y si viviera otra vida, volvería a ser soldado”, canta en uno de sus temas más escuchados.

La estética de sus videoclips no evade la realidad militar: aparecen soldados marchando, bases militares, banderas ondeando y ejercicios tácticos. La narrativa es clara: el Ejército puede ofrecer algo más que armas; puede brindar estructura, propósito y una alternativa frente al caos del crimen organizado.

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¿Qué busca el Ejército mexicano con estos corridos?

La estrategia detrás de la música de Barrón no es meramente artística: forma parte de un esfuerzo institucional para reposicionar al Ejército frente a una juventud expuesta diariamente a mensajes de violencia, ostentación ilícita y figuras criminales romantizadas.

Según el propio Barrón, el proyecto nació como un entretenimiento interno para los soldados, pero pronto encontró eco más allá de los cuarteles. En pocos meses, sus canciones comenzaron a viralizarse y a convertirse en contenido difundido en redes sociales, con miles de reproducciones en plataformas digitales.

“Estamos poniendo nuestro granito de arena para invitar a los jóvenes a unirse a este movimiento de música positiva”, explicó el capitán en una reciente entrevista. El objetivo es claro: fortalecer el reclutamiento, mejorar la imagen del Ejército y disputar el espacio cultural que hoy domina el narco a través de la música.

Esta iniciativa coincide con un contexto en el que el gobierno federal, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, ha condenado públicamente la apología del delito. Tras el escándalo reciente en un concierto en Jalisco donde se proyectó el rostro de “El Mencho”, líder criminal, la mandataria exigió una investigación formal y anunció medidas para impulsar contenidos que promuevan la paz, el amor y la inclusión.

¿Cuál es el verdadero poder del corrido en la cultura mexicana?

El corrido no es un fenómeno nuevo ni superficial. Es un género profundamente arraigado en la historia de México. Desde el siglo XIX, ha servido como medio para narrar historias populares, hazañas revolucionarias, injusticias sociales y, más recientemente, relatos del narcotráfico.

Para el sociólogo José Manuel Valenzuela, experto en cultura popular, el corrido ha sido siempre un reflejo de las tensiones sociales. “Todos los grandes problemas sociales se cuentan a través de corridos”, asegura. Y en la actualidad, uno de esos grandes problemas es la seducción que ejercen las figuras del crimen organizado sobre la juventud.

En respuesta, el gobierno federal ha lanzado campañas culturales como “México Canta y Encanta”, un concurso nacional de corridos en el que se premiarán composiciones que no promuevan la violencia ni el consumo de drogas. El objetivo es reconfigurar el imaginario musical colectivo, especialmente entre adolescentes y jóvenes.

En este contexto, la figura de Eddy Barrón emerge como símbolo de una nueva narrativa. Él mismo lo resume así: “Los corridos vienen de la revolución y nosotros estamos haciendo lo mismo que aquellos soldados y revolucionarios, aunque en otra época”. Con su música, Barrón pretende demostrar que es posible cantar sobre valentía, identidad y orgullo sin cruzar la línea de la apología criminal.

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