Shakira rompe récords en el Estadio GNP con 12 noches históricas; así fue su último concierto en el Estadio GNP
Shakira cerró con 12 conciertos históricos en el Estadio GNP, rompiendo récords y dejando un legado inolvidable en México.
Shakira rompió récords en México con la gira Las Mujeres Ya No Lloran.
/Foto: Ocesa
La música es un río que nunca se detiene. Corre, vibra, envuelve y transforma. Y cuando Shakira pisa un escenario, ese río se convierte en torrente: energía desbordada que arrastra miles de gargantas hacia un mismo latido. Así ocurrió en el Estadio GNP, donde la colombiana convirtió 12 noches en capítulos de una historia compartida con la Ciudad de México.
Durante meses, ese recinto fue su casa alterna. Un hogar donde el eco de “Estoy aquí” se mezclaba con el rugido de 65 mil voces y donde la artista encontró, quizá, una de las conexiones más profundas de su carrera. Desde la primera presentación en marzo, pasando por agosto, hasta llegar al cierre el 18 de septiembre, el estadio no solo se llenó de música: se llenó de memorias.
Podría decirse que todo inició con incertidumbre. La primera noche estuvo marcada por retrasos de casi dos horas, nervios y expectativa. Sin embargo, lo que en otro artista habría sido un tropiezo, en Shakira se transformó en aprendizaje. Porque la mujer que salió al escenario en septiembre era distinta: firme, clara, segura.
“De verdad que 12 conciertos en el Estadio GNP, ni en mis mejores sueños lo hubiera imaginado. Gracias por hacerme sentir en casa”, confesó con la voz quebrada en su último show.
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El público respondió con ovaciones interminables. Cada presentación fue una especie de ritual: coreografías magnéticas, vestuarios deslumbrantes, visuales arrolladores y un repertorio que recorría tres décadas de carrera. Desde “Ojos así” hasta “BZRP Music Sessions, Vol. 53”, pasando por “Copa vacía”, “La tortura”, “Empire” y “Te felicito”. El concierto fue un repaso generoso, un espejo de generaciones enteras.
La última noche tuvo algo especial. Sí, hubo retraso de una hora, pero cuando las luces se apagaron, el estadio explotó. Miles de pulseras luminosas se encendieron al ritmo de cada tema, convirtiendo el espacio en un océano de luces danzantes. Fue el detalle que terminó por elevar la experiencia a un espectáculo total, donde la música no solo se escuchaba, sino que se veía y se sentía en la piel.
Shakira, se reinventa con su tour
No fue solo una gira, fue un manifiesto. Shakira utilizó cada escenario para recordar que de las caídas se aprende y que las mujeres, como ella misma lo dijo, “nos levantamos más sabias, fuertes y resilientes”. Con esta gira no solo defendió su música, también reafirmó su poder como artista latina capaz de reinventarse una y otra vez.
Las coreografías evolucionaron, los vestuarios sorprendieron y su presencia se sintió renovada. Shakira no era la misma que arrancó el tour en marzo; era una mujer que atravesó meses de emociones, noches de entrega y que cerró en México más fuerte que nunca.
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Danna Paola, la artista invitada para cerrar su gira en la CDMX
El último concierto reservaba una sorpresa que elevó aún más la velada: Danna Paola apareció en el escenario para cantar “Soltera” junto a Shakira. La química entre ambas fue inmediata, las risas y abrazos desbordaron autenticidad. No fue solo un dueto, fue un símbolo de relevo y complicidad entre dos generaciones de mujeres artistas que hoy representan a la música latina en grande.
El público celebró el gesto con euforia, y lo que pudo haber sido una simple colaboración se convirtió en una de las escenas más memorables de toda la gira.
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El recorrido musical de Shakira en el estadio GNP
12 conciertos agotados, más de 780 mil personas reunidas en un mismo recinto, récords de asistencia y una derrama económica histórica para la ciudad. Pero más allá de las cifras, lo que queda es la memoria.
Cada noche fue distinta, cada presentación se cargó de emociones colectivas: lágrimas, sonrisas, selfies y coros que aún resuenan. Shakira no solo llenó el Estadio GNP; lo transformó en un templo donde miles de almas encontraron catarsis y celebración.
El cierre fue emotivo: “Muchas gracias, ha sido inolvidable; gracias a la vida que tiene otras formas de recompensar”, dijo conmovida. Y con esas palabras se despidió de la Ciudad de México, dejando una pregunta en el aire: ¿cuándo volverá?
Lo que es seguro es que este ciclo marcó un antes y un después, no solo en la carrera de Shakira, sino en la historia de los conciertos en México. Porque más que doce noches, fueron doce capítulos de un mismo latido: el de una artista y su gente, unidos por la música.