‘Es un momento petrificante para hablar de la sexualidad masculina’: Ethan Hawke
Ethan Hawke en el techo de su casa en Brooklyn, Nueva York, en octubre de 2020. Foto: Ali Smith/The Guardian

Ethan Hawke es actor, escritor y director. Es protagonista de las películas Sociedad de los poetas muertos, Training Day y Boyhood. Ha sido nominado a los Premios de la Academia por su actuación y su participación en los guiones de Before Sunset y Before Midnight. Hawke dice que el teatro es su primer amor y, como tal, ha aparecido en varias obras de Sam Shepard, así como en producciones de obras de Shakespeare, Chekhov y su propio primo segundo, Tennessee Williams.

La primera novela de Hawke, The Hottest State, se publicó en 1996. Su segunda, Miércoles de ceniza, salió en 2002. Ahora, con A Bright Ray of Darkness (Un rayo luminoso a oscuras), Hawke nos trae una novela que se estructura en torno a una producción teatral de Enrique IV, Parte 1. El narrador del libro, William Harding, es una estrella de cine que bebe mucho y busca superar un período de confusión personal lanzándose a su papel de Henry Percy.

Hawke vive en Brooklyn con su esposa y sus dos hijas. Tiene dos hijos mayores de un matrimonio anterior.

La-Lista: ¿Alguna vez pensaste cómo podría haber sido tu vida si te hubieras comprometido completamente con los libros?

Ethan Hawke: Una de las cosas extrañas de cumplir 50 años es que sientes que el camino está ya trazado. Hay mucho camino detrás de ti. Para mi sorpresa, aquí estoy a los 50 como un novelista realmente joven. Soy un actor muy viejo, conozco todos los trucos. Mi vida como escritor está tocando base con un yo mucho más joven. Cuando era más joven, me apasionaba mucho escribir. Lo hermoso de escribir es que es algo de lo que puedes estar a cargo. Cuando actúo, puedo estar en un set de filmación con Paweł Pawlikowski o en una sala de ensayo con Sam Shepard. Eso es gratificante. Pero el resto, las audiciones, la hipérbole de la celebridad… todo eso aburre montones y lleva a la mayoría de la gente a una vida bastante frívola. Mi objetivo nunca fue ser Tom Cruise.

En este libro pareces jugar con la división entre la vida del narrador y la tuya. ¿Fue eso intencional?

Cuando escribí Miércoles de ceniza fue en un intento por demostrar que no era un diletante. Me sorprendió la reacción al libro. Los críticos siempre intentaban romper el andamio que puse y me preguntaban “¿Dónde está el actor aquí?”. En ese entonces conocí a un editor alemán en mi gira de libros que me dijo: “Si quieres escribir una novela seria, tienes que meterte en la actuación, no alejarte de ella. Por el momento eres solo una persona famosa que escribe. No eres un escritor famoso. Para hacer eso tienes que mirar fijamente al demonio que está en tu camino”. Así que tomé el avión de regreso desde Alemania y la idea me llegó como en un flash. Pero luego pasaron 20 años. Si mi carrera como actor no hubiera sido tan gratificante como resultó, habría llegado a esto mucho antes.

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Es un libro en el que describes el sexo con regularidad y franqueza. (El protagonista tiene una relación con una mujer mucho más joven.) ¿Te resultó difícil en el entorno actual?

Nuestra identidad sexual y la relación que tenemos a través de ella, con nosotros mismos y con los demás, está definiendo nuestras vidas. Y a la luz de la cultura de la cancelación y el avergonzamiento (aunque gran parte de este momento es muy útil), es un momento difícil para decir: “Quiero ser abierto en torno a las idiosincrasias de la sexualidad humana”. ¿Cuál es esa gran línea de Mark Twain? “El objetivo del arte es aliviar la vergüenza”. Ahora estamos en este período en el que ni siquiera puedes escribir sobre el mal comportamiento porque puede parecer que lo estás tolerando. Tienes que ser capaz de crear un personaje que haga cosas que desearía no haber hecho. Yo me animé y seguí, pues es un momento petrificante para hablar sobre la sexualidad masculina. Si no puedes iluminar los rincones oscuros, los demonios que viven allí nunca desaparecerán.

¿Cómo respondes a las malas críticas de tus novelas?

Puedo aceptar malas críticas como escritor, porque si a los críticos no les gusta, entonces realmente no les gusta la forma en que funciona mi cerebro, y estoy de acuerdo con eso. En los restaurantes conozco gente que me odia. Y 70 millones de personas votaron por Trump. No hay explicación para el gusto.

¿Quién es tu escritor vivo favorito?

Supongo que, porque nos sentimos en un momento de la historia, Doris Kearns Goodwin me viene a la mente. He aprendido mucho de su investigación sobre la historia de los presidentes estadounidenses. Su libro No Ordinary Time sobre Franklin y Eleanor (Roosevelt]) es extremadamente inspirador.

¿Cómo están organizados tus libros?

Muy mal. Es una fuente de muchos problemas para mí. Cuando era más joven tenía una estantería llena de los libros que me gustaban: James Baldwin, Salinger y Mark Twain. Ahora tengo hijos adultos, tengo uno de 19 años y otro de 22 que están leyendo y me roban todos los libros y no encuentro nada. Si tuviera un duende mágico, haría que reorganizara todo alfabéticamente.

¿Cómo cambió el confinamiento tus hábitos de lectura?

A mis hábitos de lectura los demolió mi carrera como actor y los niños. Si fuéramos mejores amigos, lo que te confesaría— algo que realmente duele— es qué tan pocos libros leo. Y eso ha disminuido en los últimos años, porque tengo tantos guiones que la gente quiere que lea. Cada vez que quiero abrir una novela, me atormenta el hecho de que no he leído esos cuatro guiones que me enviaron mis amigos. Así que el confinamiento me ha permitido leer un poco por placer.

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¿Qué libro le regalarías a un niño de 10 años?

Familia animal, de Randall Jarrell. No sé si lo siguen imprimiendo. Ese libro me dejó anonadado. Mis hijos tienen diferentes edades y se lo leí a mis hijos mayores hace 10 años, pero lo primero que hicimos cuando sucedió la pandemia fue que nos sentamos todos, encendí un fuego y mi esposa se lo leyó a todos. Fue maravilloso.

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