‘Seguiré siendo un optimista destrozado’: Fernando Savater y su libro ‘La peor parte’
Retrato del filósofo español Fernando Savater para la revista Jot Down. Foto: Gonzalo Merat.

El dolor es parte de la vida y nos hace dignos de ella. Consuelos como ‘es cuestión de tiempo’ no son verdad. El tiempo no cura la desgracia, y de ahí la importancia de valorar lo cotidiano, lo habitual. La pérdida de la persona que uno quiere no elimina el amor, y si el amor fuera suficiente para vencer a la muerte, las enfermedades no se llevarían a las personas amadas. Vivir no es una experiencia ni científica, ni económica, ni política, sino poética. Y hoy más que nunca, con la realidad pandémica que enfrentamos, se ha hecho evidente que las fronteras y las zonas geográficas no eliminan la naturaleza humana. Al contrario, el coronavirus y la muerte han dado cuenta de lo similares que somos los humanos en cualquier rincón del mundo.

Así lo platicó Fernando Savater en la La XVI edición del Hay Festival Cartagena de Indias, que se llevó a cabo de manera digital y gratuita. El escritor y filósofo español conversó con el economista colombiano Alejandro Gaviria sobre su libro más personal ‘La peor parte’, un texto en el que relata el tormento desencadenado por la enfermedad y muerte de su esposa Sara, pero desde un punto de vista peculiar. Se trata de una celebración de la vida y de resignación ante las emociones y vivencias de las que somos objeto los humanos.

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“El libro es una celebración de Sara, de alguna manera lo que quería era que no pasara al olvido, que yo que podía recordarla, podría dar detalle de su vida y de cómo era y de cómo la sentí. (Quería contarlo) quizá para que otras personas también la echaran de menos, para que también otras personas se enamoraran un poco de ella como me enamoré yo. El libro surge de una pérdida, pero no habla exclusivamente de la pérdida, habla de la recuperación por medio de la memoria y de la literatura de una persona que para mí fue irrepetible“.

Savater es autor de una extensa obra de más de cincuenta títulos que abarca ensayo político y literario, narrativa y teatro, entre ellos los destacados libros de divulgación de la filosofía Ética para Amador (1991) y Política para Amador (1992). En esta ocasión, su obra ofrece lecciones que pueden ser útiles en un momento en el que la muerte y el sufrimiento de millones de personas debido al Covid-19 han ocupado las primeras páginas de los periódicos y medios de todo el mundo.

Aquí La-Lista de reflexiones sobre el conversatorio “Pérdida, amor y memoria” entre Savater y Gaviria:

El deleite de lo cotidiano

Amar lo sencillo, es amar lo más profundo. La gente de poca imaginación siempre está buscando cosas asombrosas. La gente que tiene sentimientos profundos busca lo sencillo. Cuando has sufrido una pérdida irreparable y trascendental, te das cuenta de que lo que has perdido es esa sencillez cotidiana, no lo extraordinario”. 

“Esa cotidianidad de estar haciendo cosas sencillas juntos era lo que más me gustaba, lo que echo de menos no son arrebatos eróticos ni momentos de batalla política, lo que echo de menos son momentos habituales, normales, la voz al fondo de la casa que te diga ‘¿has vuelto ya?’, eso es lo que echo de menos”.

Nacionalismo es igual a egoísmo colectivo

“El nacionalismo y el racismo brotan de nuestro deseo de vida social, de nuestro deseo de semejanza con los otros, tenemos tanto deseo de semejarnos con los otros que no toleramos a los que no se asemejan del todo, creamos inmediatamente barreras infranqueables con los que difieren de nosotros”.

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“La pandemia es un momento para darnos cuenta que todos somos parecidos, nos contagiamos, los virus nos pasan de uno a otro, no hay ningún virus que diga ‘yo sólo me voy a quedar con los de este país, a los de ese país no, porque no me gusta la cara que tienen’. Los virus van y vienen y nos atacan a todos y sabemos que lo perfecto sería que entre todos lográramos una vacuna o un medio para curarnos. Sin embargo, veo esa persistencia de ‘los de aquí somos así, no tenemos nada que ver con aquéllos, somos completamente diferentes, no nos confundas’. Es una cosa que me ha parecido uno de los puntos ciegos de la humanidad”.

La esperanza es tirana

“Todos los que hemos estado junto a una persona adorada pero que está muriendo y que nos estaba destrozando hemos tenido una lucha de desear que esto acabe de una vez, y por otra parte, que no, que no acabe, que siga, que aunque sea doloroso, aunque sea quejándose, aunque sea sufriendo, pero sin perderla”.

“La esperanza es una tiranía pero también es como una promesa de salvación que uno mantiene viva porque es lo que te hace vivir y levantarte, cuando en el fondo sabes que esa esperanza no está sujeta a nada”. 

Sobre el rencor y la culpa

“El libro es la expiación de un sentido de culpa, yo primero me reprocho no haber podido salvarla, comprendo que es una cuestión médica, pero yo creo que si el amor fuera suficientemente fuerte salvaría a los que amamos, tengo remordimiento por no haber podido salvarla y por seguir vivo mientras ella no está. El hecho de seguir vivo y de seguir disfrutando más o menos de la vida me da una cierta vergüenza”.

“A veces me despertaba por las noches y decía ‘tengo que contarle a Sara lo mal que la estoy pasando’. Quería que ella me consolara del sufrimiento que me causaba su enfermedad. Evidentemente, no dí la talla”.

El debate sobre la eutanasia y la ‘buena muerte’

“Soy partidario del suicidio asistido, creo que las personas tenemos derecho a decir cuando queremos vivir y cuando no (…) Hoy el asunto es intentar mantener a toda costa el funcionamiento de algunas variables vitales que no es la vida. La vida es otra cosa, todos sabemos lo que es y no es que el corazón esté latiendo, no es que todavía se bombee por medio de unos sistemas técnicos o funcione de alguna manera con una respiración asistida”.

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“El problema es cuando tenemos que decidir sobre la vida de otro, es decir, cuando hay un momento en que tienes que decidirte a decir ‘bueno, está sufriendo de una manera terrible, sé que hay un medio de acabar con este sufrimiento, no hay ninguna posibilidad de curación’ y a lo mejor el verdadero acto de amor es aceptar el ser tú quien diga ‘sí, ya hay que cortar este sufrimiento'”

La soledad compartida y el valor de la dependencia

“El amor es dejar de vivir para algo y empezar a vivir para alguien. Las personas que no aman viven para algo, para el dinero, para la gloria, para el prestigio, para los triunfos. En cambio, las personas que aman viven para alguien y ese para alguien es evidentemente una dependencia, pero esta dependencia convierte a la vida en algo significativo, ese significado es de lo que dependemos y el amor es lo que da significado a la vida”.

Alimentarse de pesimismo para ser un pesimista activo

“Todo el mundo me ha considerado muy optimista, siempre me he tenido como un pesimista activo. Es decir, soy pesimista, pero precisamente porque no creo que nadie va a venir de fuera a salvarnos, ni que vaya a haber ningún evento sobrenatural, por eso creo que tenemos que actuar porque todo depende de lo que hagamos nosotros. Sí, he luchado, he sido activo, pero no por optimismo, sino por pesimismo, porque si uno no nada, la corriente te arrastra”.

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Fernando Savater es doctor honoris causa por múltiples universidades en Europa y América Latina, y ha sido galardonado con prestigiosos premios, como el Ortega y Gasset (2000) o el Premio Planeta (2008).

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