Sir Tom Jones: ‘Me aventaban los calzones desde 1968 en el Copacabana de NY’
Sir Tom Jones: "El plan es mucho para mí estar en el escenario dentro de 10 años, haciendo Sex Bomb". Fotografía: Rick Guest

He cantado desde que era un niño de Pontypridd en el sur de Gales. Cantaba en la escuela. Cantaba en la capilla. Siempre que había la oportunidad de hacerlo, yo cantaba.

Estuve dos años en cuarentena por tuberculosis. Estaba en el hospital o encerrado en mi casa, de 1952 a 1954. Había un poste con una lámpara de gas en la calle y yo lo veía desde la ventana de mi casa y allí se juntaban los chicos del lugar. Yo pensaba: “Cuando pueda volver a ir al poste, nunca volveré a quejarme mientras viva”. Todavía tengo ese poste en la mente y pienso: “¿de qué me estoy quejando?”

Me casé a los 16 años y eso no acabó con mis ambiciones musicales. Yo tenía siete meses más que mi esposa, Linda, y en lugar de quedarme atorado sólo aumentó mi determinación de triunfar. Sólo pensaba: “Tengo que hacer esto”. Trabajaba horas extras en el molino de una fábrica de papel pero tenía un hijo pequeño, también, así es que tuve que esperar hasta los 21 para hacerlo.

Me empezaron a aventar los calzones en 1968 en el Copacabana de Nueva York. Era un club donde se cenaba, así es que las damas me daban servilletas para limpiarme la frente, pero una mujer decidió un día dar un paso más y se levantó y se quitó la ropa interior. Se levantó la falda, se quitó los calzones y me los dio. Yo dije: “Muchas gracias”, me limpié la frente y dije, “Cuídate, no te vayas a resfriar”, y se los devolví.

Linda nunca estuvo en el segundo lugar. Como nos casamos muy jóvenes, el matrimonio era sólido antes de que yo tuviera éxito con It ‘s Not Unusual en 1965. Sólo me decía: “Siempre tienes que saber quién es la número uno. Soy yo”. Siempre fue la primera.

Nunca fumé marihuana. Nunca consumí drogas. En la actualidad, los chicos toman éxtasis y no saben lo que tiene. Se toman algo malo y se mueren. Jugar con drogas siempre me dio pánico.

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Michael Jackson solía visitarnos en mi casa de Bel Air antes de ser tan famoso. Lo conocí cuando era niño. Quincy Jones, productor de Off the Wall y Thriller, vivía a la vuelta de mi casa, así es que solía pasar de camino a ver a Quincy y un día tocó el timbre con su hermana La Toya y dijo: “Finalmente me armé de valor para tocar el timbre para saludar”. Yo le dije: “Está bien. Puedes pasar a verme cuando ande por aquí”. Era como cualquier chico. Como un fan. Veía los retratos  en la pared en mi sala de billar y decía: “¡Wow! Tuviste una gran carrera”, y yo decía, “Tengo, no tuve”.

Perder a Linda hace cinco años ha sido lo peor que me ha pasado. Honestamente no pensé que pudiera salir adelante. Tuve que hacer terapia de duelo porque me la pasaba pensando: ¿Hice lo suficiente? ¿Estuve allí? ¿Se fue sin mí y se dio cuenta de lo que pasaba?” Pero el terapeuta me dijo: “No, tenía cáncer de pulmón. No podías hacer nada”. Ahora cada vez que subo al escenario, Linda me acompaña. Antes de morir me dijo: “No pienses en mí muriendo. Piensa en mí riendo”. Y así la recuerdo.

El plan es permanecer en los escenarios otros diez años, cantando Sex Bomb. Si puedo, lo haré. Si Dios quiere. Esa es la cosa, que Dios quiera.

El nuevo álbum de Tom Jones, Rodeado por el tiempo, se lanza el 23 de abril.

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