El feminismo se resume en derechos humanos: Ana Luisa Amaral

Para la poetisa Ana Luisa Amaral, ganar el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana más que un reconocimiento a su trabajo, se trata de un producto de una alegría sin nombre, una pequeña conquista como mujer, pues algo como esto no habría ocurrido hace unos 40 años atrás. 

La autora de What’s in a name (traducido al español por Paula Abramo en Sexto Piso) se suma a la lista de autores en lengua portuguesa que han recibido este galardón. Desde 1992, solamente cuatro han sido laureados con este premio: Nuno Júdice, Sophia de Mello Breyner y Joao Cabral de Melo, de Brasil, y ahora ella, autora de un “mensaje de apertura, de respeto y tolerancia y de reivindicación”, según el fallo del jurado.

La última vez que una poeta recibió este reconocimiento fue en 2017, cuando la nicaragüense Claribel Alegría fue condecorada. Al respecto, Amaral considera en entrevista para La-Lista que esto se debe a que hay una mayor cantidad de autores masculinos, pero que es importante cuestionar por qué pasa eso. 

“Aún estamos lejos. Ves los premios y los analizas, por ejemplo, el Nobel, y la cantidad de hombres es mucho mayor que las mujeres. Me pueden decir que hay más varones que escriben, ¿pero por qué pasa esto? ¿Las mujeres no son tan capaces de escribir poesía como los hombres?”, cuestiona la autora cuyo título también ha recibido otros reconocimientos, como el Mejor Libro del Año de Poesía por el Gremio de las Librerías de Madrid. 

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Ana Luisa Amaral celebra que por fortuna cada vez hay más espacios para las escritoras de todos los géneros, incluso pese a que haya fuerzas que estén inconformes y busquen retirar esos sitios que han ganado las mujeres. 

“Cada vez más las mujeres aceptan espacios que eran impensables hace unos 70 años para ellas, porque no los tenían”, comenta, con énfasis en cómo hace unos 100 años Virginia Woolf denunció las carencias que tenían las mujeres.

“El feminismo para mí puede ser resumido en derechos humanos”, destaca la autora de poemas como Luna de papel, Dos poemas y Una botánica de paz: visitación. Lamenta además que cuando se habla de grupos desplazados, tales como los refugiados, quienes más padecen los actos de discriminación son mujeres y menores de edad.

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“El feminismo no es solo benéfico para las mujeres, también lo es para los hombres, para todos. Si hablamos de derechos humanos, hablamos de gente, de personas”, afirma. 

Amaral lamenta, por ejemplo, que a los hombres, desde pequeños, se les impida o comente que no pueden llorar con el pretexto de parecer fuertes, algo que debe ser terrible. Cuando somos pequeños, sostiene, está la necesidad del llanto, que al no poder llevarse a cabo, se vuelve dramático porque “es una pérdida para los hombres no dejar que su lado emocional sea despertado, alimentado”.

La poesía de Amaral, con ética y sin género

Para Ana Luisa Amaral, la poesía que le interesa es la que se hace con ética, la que en vez de pensar en los críticos se habla a sí misma y provoca emociones que nos invitan a caminar y hacer algo para poder resistir. 

La poeta, nacida en Lisboa en 1956, enfatiza que por alguna razón los poetas son enviados a prisión en las dictaduras y son asesinados, pues ellos no tienen nada sino la palabra, “instrumento letal y capaz de ayudar a salvar y elevarnos, porque forma también la dimensión de lo simbólico, no podemos vivir sin la palabra transmutada y tenemos necesidad de algo que nos encienda”.

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Aunque ella se denomina feminista, considera que el que sus versos carezcan de etiquetas es lo mejor, porque la poesía no debe tener ningún género, sino ser un espacio para diluir o apagar las desigualdades que este causa. 

“Como ciudadana y como mujer, yo pienso que es más y más importante reconocer que las injusticias, discriminación y barbarie que en estos días nos invaden pueden ser temas de poesía como es el amor, la soledad y la propia poesía. Que lo hayan reconocido en mi obra me deja muy feliz”.