Alicia Keys: ‘Siempre he tenido que ser fuerte’
'Sigo sintiendo el mismo entusiasmo y estoy muy agradecida de poder dejar este tipo de huella a lo largo de los años': Alicia Keys. Foto: Emma Trim / The Observer

En 2016, Alicia Keys celebró el lanzamiento su sexto álbum de estudio titulado Here con una actuación en el Time Square de Nueva York. Un artículo escrito por un reportero de The Guardian que se encontraba en el viaje promocional describía la organización de su equipo, funcionaba como “una cebolla”. Capas formidables de representantes, confidentes, entrenadores, asistentes, personal del equipo de filmación y otras personas con roles de trabajo ambiguos alrededor de Keys, como un “amortiguador”.

Avance rápidamente hasta 2021. Estoy esperando entrevistar a Keys a través de Zoom, es el día en que hace el lanzamiento de la edición especial de Songs in A Minor, para celebrar el 20 aniversario de su revolucionario y galardonado álbum que marcó el inicio de todo. Cuando aparece en la pantalla no hay ninguna “cebolla”. Sin acompañantes, sin amortiguadores. Solo ella. Está sentada en un sofá de color claro frente a una impecable pared llena de libros alineados y que va desde el piso hasta el techo. Ella intenta acomodarse su jumper. Su voz, suave, profunda y ligeramente áspera dice: “¡Buenos días!” y mientras se mueve para sentarse cerca de la cámara, sonríe tan plenamente que cada línea de su rostro se ilumina.

Uno no puede evitar quedar maravillado al ver que una Alicia Keys sin maquillaje y con el cabello recogido en un chongo luce casi igual que hace 20 años, cuando hizo su debut televisivo con la canción Fallin’ en el programa The Oprah Winfrey Show en el 2001. Winfrey, que se llama así misma la madre, hermana u amiga de Alicia, desde entonces ha comentado: “Incluso antes de que entonara las primeras conmovedoras notas de la canción que la hizo famosa pude sentir el poder de su presencia”. Tras el respaldo de Winfrey y el de Clive Davis, el legendario productor musical que le ofreció a Keys su gran debut, la canción encabezó las listas musicales. El disco se vendió por millones, 10.5 millones de ventas físicas y 645.8 millones de reproducciones hasta la fecha. Keys ha sido nominada en seis categorías de los premios Grammy. Ganó cinco de ellas y 10 premios más. Keys sigue atónita de que ella, y el disco que la llevó a la fama mundial, aún tienen presencia hoy.

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Me encanta que represente mi primer trabajo que luego me impulsó a todos estos lugares sobre los que puedo reflexionar ahora. Aun siento ese mismo entusiasmo y agradezco tanto el haber podido dejar este tipo de huella a través de los años. Pero también estoy como: “¿Qué rayos? Esto es loquísimo”, se ríe sacudiendo su cabeza.

Hoy nos reunimos para hablar sobre su creciente marca de belleza, Keys Soulcare, lanzada a principios de este año. Una marca que mezcla la ciencia y los rituales de bienestar que “nutren el alma”. Keys explica que había un hueco en el mercado en el que podía entrar, “porque la belleza para mí siempre se ha tratado de lo que llevas dentro”.

La descomunal trayectoria de Keys ha sido ampliamente documentada, más recientemente por ella misma en su autobiografía de 2020 More Myself: a Journey. Me cuenta que su madre italo-irlandesa, Terria Joseph, quien la crió como madre soltera, se las arregló para tener tres trabajos y logró que Keys practicará en un piano de segunda mano a la edad de siete años, es “de quien obtuve mi energía, mis agallas”. Tal vez esta energía aguerrida es el resultado también de mis años de formación viviendo en una de las partes más peligrosas de Nueva York.

En un tuit del año pasado, Keys mencionó: “Crecer en las calles de Hell’s Kitchen me enseñó muchísimo. Me di cuenta de que hay cierta cantidad de armaduras que debes utilizar para sobrevivir en las calles”. La protección a la que se refiere no es únicamente metafórica. En un tiempo en el que detectar proxenetas, prostitutas, traficantes y enfrentamientos entre pandillas en el trabajo era el pan de cada día, las decisiones sobre su vestimenta, neutral y tan masculina como fuera posible, no eran solo una forma de “desaparecer” o de no llamar “el tipo de atención equivocada”. Era tanto una decisión personal (“Siempre he sido una marimacha. Dame un par de pantalones y tenis y me sentiré muy bien”) como una medida de supervivencia. “Crecí en una área muy, muy difícil. Primero, necesitabas (el calzado correcto) para salir corriendo y segunda, tenías que vestirte de (una forma) en la que alejaras toda esa…”, piensa por un momento, “esa energía”.

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Un observador casual se daría cuenta de que, incluso después de muchos años, Keys mantiene esta forma de vestir, han sido raras las ocasiones en las que se le ha visto en vestidos. Claro, en una industria en la que el sexo, o al menos la ilusión del sexo, vende, Keys debe haberse sentido presionada para dejar de vestir tan modestamente como sucede con otras tantas exitosas artistas. Se ve pensativa antes de contestar: “Al principio tenía 17 o 18, a medida que pasaba el tiempo, me volvía más una mujer y comenzaba a sentir la urgencia y el deseo de experimentar y explorar. Sabes, ¿qué se siente vestir esa ropa? La mayor parte del tiempo se sintió bien, fue natural”. Aún así, admite que le fue difícil volverse adulta de una forma tan pública. Se le ha citado mencionando que: “Fue de verdad el peor momento”.

Hoy explica: “Lo gracioso es que cuando empecé sabía quién era. Y después, cuando entras en este universo alienígena que es la industria de la música, crees que por estar logrando las cosas con las que soñaste tendrás mayor confianza, pero perdí mi confianza en muchos aspectos. Perdí la perspectiva. Antes de Songs in A Minor, no había tenido que complacer a nadie y a nadie le “gustaba” o le “disgustaba” mi onda. Era la forma en la que vivía, respiraba y era”. Describe que examinaba sus entrevistas televisivas. “Lo cual, de cualquier forma, fue algo rarísimo, digo: ¿quién se ve a sí mismo en televisión?” Comienza a “sobreanalizarse”. “Como si fuera muy ordinaria, tal vez debería relajarme un poco…”

Un viaje de introspección a Egipto, poco después del lanzamiento de su disco The Diary of Alicia Keys en 2003, marcó un punto de inflexión sobre el sentido de sí misma. “Siempre sentí que tenía que ser de acero. Siempre sentí que tenía que ser de teflón, que nada podría atravesarme, pero era una pequeña niña y había mucho que aceptar. Así fue como alcancé el punto de quiebre. En verdad no podía detener mis lágrimas”. Se ríe antes de añadir: “Sabes que es malo cuando no puedes detener tus lágrimas”. Comenta que el viaje de tres semanas le dio “una nueva y completa perspectiva sobre mí misma, mi fuerza, sobre nuestra historia y sobre lo que es ser negro… cambió todo”.

Después de regresar de su viaje, comenta que se deshizo de las “personas a mi alrededor que no eran buenas para mí, o que empezaban a aprovecharse de mi económicamente. Es como una iniciación en la que alguien siempre está tratando de robarte algo, alguien siempre está tratando de cobrarte de más”. El impacto de su viaje a Egipto fue tan profundo que nombró a su hijo con el nombre del país: es uno de los dos hijos que tiene con su esposo, el productor musical Swizz Beatz. Su familia también incluye a sus hijastros de las relaciones pasadas de su esposo. En 2010, Keys se vio envuelta en rumores en línea que afirmaban que fue una de las razones por las que su esposo se divorció de su primer matrimonio, algo que ella niega vehementemente. Su poderosa canción Blended Families, lanzada en 2016, habla sobre las repercusiones, las alegrías y los retos que enfrentan las familias reconstituidas.

Para Keys no es inusual enviar mensajes importantes a través de la música. El año pasado lanzó Perfect Way to Die para hablar en contra de la brutalidad policiaca. En los Grammy de 2020 cantó al tono de la canción de Lewis Capaldi una referencia hacia la destitución de Trump. Con Biden y Harris al poder ahora, Keys dice que se siente “esperanzada”. Sus impactantes himnos a lo largo de los años –desde A Woman’s Worth hasta Superwoman y Girl on Fire– la han convertido en un ícono feminista global. Sonríe ante esto. “Cuando escucho a estas chicas cantar Girl on Fire a todo pulmón, gritándola fuerte, me hace llorar porque es como: ¡Oh Dios!, como… no tengo idea. Escribí esta canción para mí, mi amiga y mi mamá. Todas estábamos pasando por algo y yo decía que éramos chicas en llamas. Así pasa con todo lo demás que escribo. Viene de una experiencia personal. No me había percatado que era este ícono “feminista” mundial. Dicho esto, estoy muy orgullosa de ser feminista. Me crió una mujer y de seguro es una feminista, pero no”, dice mientras se ríe. “Nunca fui al estudio con la idea de: ¡Bien, voy a escribir un himno feminista para todos! ¡Aquí vamos!”

En 2016, Keys dejó de utilizar el maquillaje en las alfombras rojas, portadas de discos y sesiones fotográficas publicitarias como una respuesta en contra de los estándares de belleza que sintió le estaban imponiendo. Llegó a los encabezados. El movimiento fue considerado radical. Su frente se arruga mientras pregunta: “¿Pero de dónde surgieron estas ideas de que supuestamente debes lucir de cierta forma para ser considerada bella? De verdad, estaba estresada por la forma en que me veía, porque sentía que tenía que lucir de cierta manera”.

La ansiedad sobre su apariencia, específicamente sobre cómo lucía su piel, jugó un papel importante durante el desarrollo de los productos de piel y cuerpo de Keys Soulcare. “Desde los 18 hasta los 30”, explica, “tuve una experiencia muy difícil con mi piel. Estaba bajo mucha presión y estrés y mi piel se volvió loca. Estás en televisión, tratando de mostrarte confiada, pero no. Así que te pones maquillaje para cubrirlo y terminas con él por 16 horas. Finalmente, cuando fui a Egipto a los 30, algo cambió, la testosterona, mis hormonas, lo que sea… También comencé a reconocer las cosas tóxicas en mi vida, mis relaciones, mi comportamiento. Estaba aceptando que ya no lo necesitaba. Mi piel cambió cuando comencé a cuidarme a mí misma”.

Las prácticas de bienestar de Keys son un éxito entre sus 21.3 millones de seguidores en redes sociales. Recientemente se unió a Deepak Chopra, un gurú espiritual y pionero, en un programa de 21 días de meditación. Ella también es una gran creyente del poder de las palabras, por ello les llama las “ofrendas” de Keys Soulcare, no productos, que incluyen desmaquillantes, mascarillas, hidratantes, velas y una nueva línea de cuidado del cuerpo, vienen con mantras de autoafirmación como: “Mi cuerpo es una vasija de luz, amor y fortaleza”, y “Brillas a toda intensidad”. Keys menciona que hace todo esto con ella misma porque “hay días en los que no me siento tan radiante y tengo que recordarme: ¡No te apagues!”. Una revisión rápida a su Instagram demuestra que la cantante no solo vive de acuerdo con la ética de su empresa, sino que también la personifica. Esta autenticidad, misma que les hace falta a la mayoría de las celebridades representantes de marcas, es a la que responde su audiencia.

Además, esta representación de ser negro es un cambio significativo en un campo que ha sido criticado durante mucho tiempo de blanquear y ser elitista. Me pregunto si esto la llevó a incursionar en el bienestar. Keys se detiene un momento antes de contestar: “Sabes, es como todo lo demás. Viene de una experiencia muy personal. De verdad, no me senté aquí y dije: Bueno, déjame analizar la industria. Ahora que estoy dentro, viéndola, observándola, reconozco que hay una falta de diversidad. Y no es porque falten personas. Así que aprecio profundamente poder ofrecer otra opción y otra perspectiva para ver las cosas”.

Minutos antes de finalizar, escucho que las fechas del tour de Alicia han sido pospuestas. ¿Cómo equilibras tu deseo de trabajar con tu familia y niños, que en este momento de la pandemia es un enigma aún mayor para todos los padres? Hace un gesto cómico y exasperado. “Ha sido un viaje muy loco para todos, ¿verdad? Quiero decir, es un desastre… Hemos pospuesto esta gira como por tres o cuatro veces”, lanza sus manos al aire, sonriendo, “supongo que aún no es el momento”.

En estos momentos está enfocada en la celebración del 20 aniversario de Songs in A Minor, reflexionando en cómo ha cambiado en este tiempo. “Siempre he sido una gran trabajadora. La mayor parte fue el deseo de hacerlo bien, por ello cuando tienes 18, 19 o 24, durante esos años, solo tratas de parecer invencible. Al final llegué a un punto en el que me di cuenta que nadie es invencible. Nunca pensé que no tendría defectos o todas esas cosas que son parte de la naturaleza humana. Ahora lo entiendo y es por mucho una mejor vida”.

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