‘Es un sueño hecho realidad’: mexicanos ganadores del Oscar por ‘Sound of metal’
Jaime Baksht y Michelle Couttolenc, nominados al Oscar por Mejor Sonido, hablan con La-Lista acerca de lo relevante que es haber hecho la mezcla de El Sonido del Metal en México.
Jaime Baksht y Michelle Couttolenc, nominados al Oscar por Mejor Sonido, hablan con La-Lista acerca de lo relevante que es haber hecho la mezcla de El Sonido del Metal en México.
Ellos no quieren que nada los despierte porque están viviendo un sueño que tiene la silueta de un Oscar. Jaime Baksht, Michelle Couttolenc y Carlos Cortés fueron nominados a los premios de la Academia, gracias a su trabajo en la película El Sonido del Metal. Se visualizan ganadores, les brilla la mirada cuando lo hacen.
Cada vez que hablan de la posibilidad de recibir la estatuilla dorada por Mejor Sonido, sus voces adquieren otro matiz. Se encienden y recuerdan que cada minuto de trabajo en ese filme ha valido la pena. La candidatura al galardón significa para ellos un premio a su carrera, pero también lo sienten como un reconocimiento a todos los cineastas con los que han trabajado.
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“Sentimos orgullo por esta nominación. Esto todavía no se acaba, pero me parece que no es para mí, ni para Michelle o Carlos, sino que es para todos los cineastas con los que hemos aprendido, es de gran júbilo para la industria cinematográfica. La nominación es una cosa que impacta, es un premio importante, con mucha tradición y muy prestigioso. Sí da gusto” asegura Baksht en entrevista para La-Lista.
“Nos da orgullo, porque el hecho de que esta parte de hacer la mezcla del sonido de una película que alcanzara estas alturas nunca se había hecho fuera de Hollywood o Londres; lo hicimos en México y me da emoción ser mujer sonidista nominada al Oscar porque es un año en que hay muchas mujeres nominadas”, expresa Couttolenc.
—¿Cambia la vida una nominación al Oscar? —se les cuestiona.
La pregunta los hace reflexionar. Vienen a su mente los momentos que secundaron a saberse como uno de los candidatos a quedarse con la estatuilla y recuerdan que las llamadas de felicitación llegaron de todas partes. Familiares, amigos y colegas se congratularon del éxito. Una vez terminado el momento de meditación sobre lo que les ha ocurrido responden orondos.
“Aún no sé, por lo pronto sí (te cambia la vida). De repente, desde el lunes que empezaron las llamadas, todo el mundo buscándote. Es padre que te llamen y te feliciten otras personas con las que hemos trabajado, que nos hemos esforzado mucho. ¡Qué gusto que nos lo merecemos y tener este cariño de muchas personas!”, describe Michelle.
“Había mucho consenso tanto de cineastas como de sonidistas en México. En realidad hubo una gran aceptación, como que sí nos lo merecemos, según ellos (ríe). Normalmente este tipo de premios traen cosas: todo el tema mediático y eso genera una serie de envidias y te pasan cosas. Es muy intenso. Pero esta vez hubo mucho consenso en la mayoría, lo que no nos felicitan por algo será, pero el 90% de los cineastas nos han felicitado y es un gusto inmenso, sí”, afirma Jaime.
En el filme dirigido por Darius Marder el sonido –y a la ausencia de éste– es un ‘personaje’ que acompaña el trance de Ruben, el protagonista de la historia, quien pierde la audición. En ese reto, los mexicanos salieron avantes con maestría. En todo momento de la película, la genialidad de su trabajo queda manifiesta, ya que la mezcla ayuda a entender la trama, a sentir la incertidumbre que vive el actor en una lucha que tiene consigo mismo al no poder escuchar como antes.
Baksht explica que sintió cierta empatía con Ruben: “Yo estaba espantado, cuando me pasaron la película para que la viera, entré en un momento de contradicción muy fuerte porque quiero colaborar con Nicolas (Becker el artista sonoro del largometraje), pero no sé si pueda hacer esta película, me da miedo nada más de pensar que esto me pudiera pasar”.
La experiencia del equipo ayudó porque “no estábamos tan ajenos al tema y todo el uso de la música es música concreta, que no sabes cuándo es música y cuándo los efectos. Nos sentimos muy a gusto en la película. La concepción sonora es que no nace sordo, sino que pierde la audición y tiene una memoria histórica sonora en su cerebro; es una combinación interesante”.
Lo más relevante para Baksht es que toda la mezcla de la película se hizo en México “algo que no es muy común porque por lo general eso se hacen Hollywood o Londres”.
Pero ¿cómo llegaron Michelle y Jaime a participar en El Sonido del Metal?
“No conocíamos al director, ni a Nicolas Becker que es el artista sonoro. Yo sabía de Nicolás porque me gusta la música concreta como Stockhausen, Pierre Boulez y ese tipo de música. A través de Martín Hernández, otro personaje que se ha dedicado a crecer el sonido en México, me habló de él y el día que se planteó que Nicolás quería que trabajáramos con él, me pareció, en sí, un gran premio. Ese era el premio, no pensábamos que íbamos a llegar al Oscar, lo hicimos por el hecho de trabajar con una persona tan importante para nosotros”, refiere Baksht .
‘Toque muchas puertas’
Michelle Couttolenc ama el cine desde muy pequeña y siempre estaba al pendiente de la apertura de las taquillas porque quería sentarse a la mitad de la sala para disfrutar los filmes. Hacer el sonido de los filmes era lo que quería hacer en su vida adulta.
Había visto Matrix, Requiem for a Dream y Snatch. “Las 3 tenían un tratamiento de sonido bastante especial y peculiar. Las veía, me encantaba cómo sonaban y me decía: ‘ojalá algún día pudiera hacer algo así”.
“A la hora de elegir la carrera busqué una opción que fuera de audio o sonido para cine y no encontré nada en México. Afortunadamente, apliqué para una escuela en Francia, estuve cuatro años, regresé y busqué dónde podía trabajar; toqué muchas puertas”, rememora.
Una persona le dijo que si quería hacer sonido para el séptimo arte, tendría que encontrar a Jaime Baksht en los Estudios Churubusco pero no fue tan sencillo. “Después de muchos meses de buscarlo, lo encontré y después de varias semanas de ir, pude entrar. Así empezó todo”.
Con la nominación, Couttolenc espera servir de inspiración para que otras mujeres puedan ingresar a hacer lo mismo que ella. Algunas jóvenes la han buscado para saber cómo forjó su camino hacia la pelea por el Oscar.
“Somos muy pocas (mujeres que nos dedicamos a esto) y la verdad estaría increíble que fuéramos más. Es una cosa que hay que empujar y ahora puede ser más rápido. Si yo lo hice, ellas también pueden, es cosa de intentarlo y seguir trabajando”, asegura.
Mich se dedica al sonido cinematográfico desde hace 12 años, ha colaborado en más de 100 películas, entre las que se encuentran, El Laberinto del Fauno, Luz Silenciosa, Güeros, La Jaula de Oro, La 4a compañía, Todas las Pecas del Mundo y Ya no estoy aquí.
‘Quería saber todo acerca del sonido’
De joven, Jaime Baksht fue a ver Alien en 70 milímetros a la primera sala THX que hubo en México y “me sorprendió lo que podía hacer el cine como sonido y cosa visual”, aunque Midnight Cowboy fue la pelicula determinante para terminarlo de enamorar del séptimo arte.
Estudió Física en la UNAM porque “quería saberlo todo acerca del sonido, sobre todo de la teoría de ondas”. Una vez que concluyó sus estudios, se fue a estudiar a Inglaterra ya que n entendía cómo era posible que un disco de Pink Floyd sonara impresionante y uno de Los Dug Dugs no.
Cuando regresó a México, Baksht buscó ingresar a la industria musica, pero “vi que varios amigos estaban haciendo cine y me di cuenta de que en realidad era el sonido para películas lo que quería hacer”.
Ingresó al CUEC, que era la escuela de cine de la UNAM, como maestro. Ahí, explica Baksht, compaginaba la enseñanza con el aprendizaje en las clases de Ayala Blanco hasta que Diego López, el entonces director de Estudios Churubusco lo invitó a colaborar en la modernización del sonido.
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Desde entonces, ha estado ligado al cine. Fue nominado para un Premio de la Academia Británica de Artes de Cine y Televisión (BAFTA) por su trabajo en el aclamado Laberinto del fauno y ha trabajado como diseñador sonoro en películas como La primera noche (1998), Ley de Herodes (1999), Sangre (2005), Batalla en el cielo (2005), En el hoyo (2006), Laberinto del fauno (2006) y The Golden Dream (2013), entre otros.
“Colaborar con los cineastas en el sonido es una cosa muy padre, muy creativa. Me encanta combinar sonidos para crear nuevos”, concluye.