Bodega Torres busca variedades de uvas ancestrales para nuevos vinos

Una búsqueda incansable de las variedades ancestrales que poblaron los viñedos catalanes durante siglos es una de las obsesiones de la familia Torres, detrás de una de las bodegas más importantes del Viejo Mundo.

Con más de 15 décadas como bodega, pero una raíz en Cataluña que se expande por más de 300 años, Torres quiere recuperar para las posteriores generaciones cepas que, debido a diversas circunstancias ambientales e incluso sociales, dejaron de sembrarse en la zona.

“Todo enólogo tiene un vino con el que sueña y el que aún no ha creado. Nuestro sueño es volver a elaborar vinos con las variedades ancestrales que existieron en Cataluña antes de la llegada de la gran plaga: la filoxera”, señala Miguel Torres Maczassek, uno de los integrantes de esta familia dedicada a la enología.

Durante más de 30 años, por la inquietud de Miguel Torres Riera, la bodega comenzó con la investigación de las variedades autóctonas. Hasta el momento, han sido descubiertas por lo menos 50 de ellas.

“Es un trabajo que verán nuestros hijos, pero es nuestro deber; esto es algo que nos conecta con nuestra historia y que nos permitirá crear vinos singulares, únicos”, detalla Torres Maczassek.

Las características únicas de los terruños ubicados en el Priorat, Penedés y otros espacios a lo largo y ancho de Cataluña le confieren características únicas a sus vinos, los cuales llevan a la copa el carácter que los define.

“Cada terruño es distinto, no hay dos iguales. Son las cepas las que permiten a los suelos expresarse. Ha sido un largo viaje, que se remonta, por lo menos, hasta 1628, cuando aparece Sebastián Torres como viticultor en el Penedés”, rememora Miguel Torres Riera.

Fruto de ese saber hacer y del cariño por la tierra, las etiquetas que componen la línea Antología permiten una mirada a los suelos, climas e incluso condiciones complicadas en la vinificación de dichos productos.

Entre sus vinos destacados, los cuales fueron recientemente presentados en la Ciudad de México, se encuentran Milmanda, elaborado con uvas chardonnay producidas en la Denominación de Origen Conca de Barberá; Mas La Plana, un vino tinto hecho con cabernet sauvignon y proveniente del Penedés; Grans Muralles, un ensamble de las cepas garnacha, cariñena, querol, monastrell y garró, estas tres últimas endémicas de Cataluña y Perpetual, creado con una mezcla de garnacha y cariñena.