Cocodrilario de La Manzanilla, el lugar que nació de la tragedia
El Cocodrilari de La Manzanilla, en Jalisco. Foto: Juan Pedro Salazar/La-Lista.

La tierra se meció con fuerza aquel 9 de octubre de 1995. Un sismo de magnitud 8.0 sacudió a Colima y la región de la costa de Jalisco, y provocó un tsunami que arrasó con poblados cercanos. En medio del desastre y las pérdidas materiales nació el Cocodrilario de La Manzanilla.

El ejido de La Manzanilla está ubicado en el municipio de La Huerta, Jalisco, entre Puerto Vallarta y Melaque. El lugar está rodeado de manglares y una parte de su territorio forma parte del proyecto de unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA). 

A la fecha, cuenta con un cocodrilario que alberga al menos 400 ejemplares de los citados reptiles semiacuáticos y que constituye una de las principales atracciones turísticas para los visitantes que acuden a la zona de Costalegre, en Jalisco.

Enseñar a preservar

Don José es uno de los encargados del Cocodrilario de La Manzanilla. Fue uno de los ejidatarios que optó por seguir la recomendación de alumnos del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (Iteso) y armar un proyecto para aprovechar y preservar la riqueza natural de la región.

“Cuando vives en un lugar y tienes un recurso que lo puedes explotar racionalmente o sustentablemente no lo haces porque (…) para ti es tan cotidiano como tu casa, tu papá. ¿Qué es lo que sucede? Cuando llegaron los muchachos de Guadalajara, del Iteso, nos dijeron ‘tienen una laguna bien chida, bien bonita, ¿por qué no hacen algo con la laguna, un proyecto?’ Y nosotros pensamos: ¿quién va a querer ver cocodrilos?”, recuerda.

A la fecha, el lugar está abierto los 365 días del año salvo cuando se presenta una emergencia como la llegada de un huracán o una tormenta tropical. Además, cuenta con un espacio para preservar los huevos y las crías de los cocodrilos; así como con un pequeño museo que recoge la historia de la localidad y que conjunta la colección más grande de huesos de reptiles subacuáticos.

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Crías de cocodrilo. Foto: Juan Pedro Salazar/La-Lista.

Sin embargo, dice que no muchas personas quieren trabajar en el lugar al tratarse de convivir con estos reptiles. Por ello, apela a trabajar con las comunidades y las nuevas generaciones para hacerles ver la importancia de respetar y entender que los humanos hemos sido los invasores.

Con la nuevas generaciones, tienes que invitarlos y hacerles ver que tienes que tener bastante precaución, no miedo, que son partes de nosotros. Todo esto, hacia afuera, la calle principal por donde llegaron era el manglar, pues ya nos metimos al manglar, de hecho, en temporada de lluvias, el cangrejo sale y renace esas áreas.

“Tenemos que explicarle al joven la importancia de que destruimos esto y pues vamos cuidando esto que queda y que podemos convivir. Hay que trabajar con los de la comunidad. Empezamos para reactivar nuestra economía, conforme nos dimos cuenta, vimos la necesidad de ir protegiendo a la diversidad”, apunta.

El Cocodrilario que nació de un sismo y un tsunami en La Manzanilla

Eran las 09:35 horas del 9 de octubre de 1995 cuando un sismo de magnitud 8.0 sacudió a Colima y Jalisco. El movimiento telúrico provocó un tsunami que alcanzó, de acuerdo con Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), hasta 5 metros de altura en Manzanillo, Colima.

Según cifras oficiales, el hecho provocó la muerte de 58 personas y 35 mil más resultados damnificadas; además de daños en la infraestructura pública y privada. 

Sin embargo, en La Manzanilla solo hubo daños materiales recuerda José, y que varias personas arribaron al lugar para apoyar a la reconstrucción del pueblo. 

“El 9 de octubre hubo un tsunami. Tuvo un nivel de dos metros con respecto a la calle y pues sí hubo bastantes daños materiales, muertes no. Es lo curioso, que a partir de este fenómeno se creyó que la gente se asustaría y se iba a ir y que no iban a venir, y fue al revés. Se vino un montón de turismo extranjero”, apunta. 

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Uno de los esqueletos con el que cuenta el museo. Foto: Juan Pedro Salazar Casiano/La-Lista.

Don José añade que dentro de las personas que arribaron a La Manzanilla estuvieron estudiantes del Iteso, quienes los animaron a crear un proyecto y aprovechar la riqueza natural del ejido. 

“En el 95, el turismo ecológico todavía no se daba, ni la palabra ecoturismo. Pero dijimos: vamos haciendo algo y formamos una cooperativa. Nos juntamos 26 ejidatarios e hijos de ejidatarios y dijimos: ‘vamos haciendo un proyectito aquí, vamos a empezar haciendo paseos en lancha y pues ahí iniciamos’, rememora. 

Con el paso del tiempo, el Cocodrilario de La Manzanilla ha ido creciendo y actualmente cuenta con 264 hectáreas, tres tipos de manglares y más de 60 especies de aves. 

Hoy día, los cocodrilos se han convertido en parte de la familia de los habitantes de La Manzanilla, al grado de que la mayoría tiene un nombre para ser identificado.

Ejemplo de ello es “Valentina”, una cocodrila que fue nombrada así porque iba a desovar cerca de un local de comida de una señora con el que a la postre sería su nombre.

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‘Valentina’, una de las habitantes del Cocodrilario de La Manzanilla. Foto: Juan Pedro Salazar/La-Lista.

Lázaro Cárdenas y La Manzanilla

La Manzanilla nació de la muerte, asegura don José. El poblado se creó en medio de dos haciendas y luego de que un grupo de peones se organizaran y pelearan por su tierra.

Sin embargo, el primer intento de organización sucumbió ante las balas. “Alguien los traicionó (a los trabajadores) y le dijo al patrón ‘oye, se andan organizando porque quieren tierras’, entonces el patrón pagó y mató a varios”.

Una de las personas asesinadas fue Ignacio García, un exmilitar que aseguraba ser amigo de Lázaro Cárdenas. Por lo que los trabajadores sobrevivientes se volvieron a organizar, viajaron a la Ciudad de México y se reunieron con el entonces presidente mexicano.

“Todo mundo se quedó callado, después se volvieron a juntar y retomaron la iniciativa de volver hacerlo, hicieron el grupo, se fueron a México, se presentaron allá. Este señor, Ignacio García, cuando estaba aquí dijo que era amigo de Lázaro Cárdenas. Él fue uno de los que mataron, entonces, llegaron y se presentaron de parte de él, él anduvo en la milicia, como Cárdenas, de militar, de soldado, y creo que fue su asistente. Entonces, cuando llegaron dijeron: ‘venimos de parte de Luis’ y ya le platicaron de su intención y el ejido se hizo como en un año”, añade.

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Algunos de los 400 cocodrilos que habitan el recinto. Foto: Juan Pedro Salazar/La-Lista.

Lázaro Cárdenas, relata, les mandó ingenieros, topógrafos y armas, para que la población se defendiera de los intentos de los hacendados por recuperar su tierra.

Con el paso del tiempo, La Manzanilla se ha convertido en un edén de Costalegre, Jalisco, y el hogar de 400 cocodrilos que les han enseñado a los pobladores a convivir y respetar a la naturaleza.

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