Estas son las dos galletas mexicanas que están entre las mejores del mundo, según Taste Atlas
Los marranitos y las coyotas, dos tradicionales galletas mexicanas elaboradas con piloncillo, fueron reconocidas entre las 50 mejores del mundo

Las Coyotas y las galletas de cochitino son de las mejores
/Foto: Especial
México vuelve a destacar en la escena gastronómica mundial, esta vez gracias a dos de sus dulces más tradicionales: los marranitos y las coyotas. En el más reciente ranking de Taste Atlas, plataforma internacional especializada en gastronomía, estas dos galletas típicas fueron incluidas en el listado de las 50 mejores del planeta, dejando claro que los sabores mexicanos no solo compiten, sino que encantan a nivel global.
Este reconocimiento cobra especial valor si se toma en cuenta la enorme diversidad de repostería a nivel internacional. Postres de todo el mundo, desde los alfajores argentinos hasta las galletas con chispas de chocolate estadounidenses, se midieron bajo los criterios de sabor, autenticidad y popularidad. Que dos galletas mexicanas se posicionen entre las mejores es un recordatorio del poder de la tradición y del sabor artesanal que define a nuestra cocina.
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¿Qué galletas mexicanas conquistaron el paladar internacional?
Las galletas mexicanas que lograron figurar en este prestigioso ranking son los marranitos, también conocidos como puerquitos, y las coyotas. Ambas comparten un ingrediente peculiar que las hace únicas: el piloncillo, ese dulce de caña no refinado que aporta una profundidad de sabor característica de muchos postres mexicanos.
Los marranitos alcanzaron el puesto número cinco en la lista, con una calificación de 4.3 sobre 5, colocándose por encima de galletas que gozan de fama global. Con su inconfundible forma de cerdito y su textura densa pero suave, estos panes dulces son un clásico de las panaderías tradicionales. Su sabor a piloncillo, canela y especias remite directamente a la infancia de muchos mexicanos, y ahora, también al paladar internacional.
Las coyotas, por su parte, ocuparon el lugar número 27 del listado, con una puntuación de 4.0. Originarias del estado de Sonora, estas galletas rellenas de piloncillo o dulce de leche son un emblema del norte del país. Su masa crujiente contrasta deliciosamente con el relleno suave, lo que las convierte en un antojo que ha trascendido generaciones y fronteras.
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¿Por qué son tan especiales estas galletas tradicionales?
Más allá de su sabor, estas galletas representan la riqueza cultural y culinaria de México. El uso del piloncillo no es casual: es un ingrediente que remite a procesos artesanales, al uso de la caña de azúcar y a una economía local que persiste a pesar de la industrialización alimentaria. Tanto los marranitos como las coyotas no solo son postres, sino pequeñas cápsulas de historia.
Los marranitos, por ejemplo, tienen un origen mestizo que mezcla tradiciones europeas con ingredientes locales. Su forma de cerdito, que podría parecer anecdótica, es también parte de un imaginario rural profundamente arraigado en varias regiones del país. Se venden en ferias, tianguis y panaderías de barrio, como símbolo de lo que aún se conserva.
Las coyotas tienen una historia ligada al norte del país, en particular a Hermosillo, Sonora, donde se elaboran artesanalmente desde el siglo XIX. Su nombre, según algunos relatos, proviene de la forma en que se les llamaba a las mujeres jóvenes en esa región. Estas galletas rellenas no solo son populares en el norte: cada vez más personas en el centro y sur del país las buscan en tiendas gourmet o las ordenan en línea.
¿Qué implica este reconocimiento para la cocina mexicana?
La inclusión de los marranitos y las coyotas en un ranking internacional como el de Taste Atlas no es un hecho menor. Refuerza la idea de que la gastronomía mexicana no se limita a los tacos o al mole, sino que incluye una inmensa variedad de postres, dulces y panes que merecen ser celebrados. También impulsa la reflexión sobre la importancia de preservar recetas tradicionales frente a la globalización alimentaria.
Este tipo de reconocimientos también puede tener un impacto económico y turístico, al atraer la atención hacia regiones específicas donde se producen estas delicias. Panaderías familiares y pequeños productores pueden beneficiarse si se logra conectar esta visibilidad con estrategias locales de promoción cultural y comercial.
En última instancia, lo que queda claro es que la cocina mexicana sigue siendo un referente mundial, no solo por su riqueza de sabores, sino por su capacidad de emocionar y contar historias a través de cada platillo. En este caso, dos galletas que quizás muchos consideraban “simples” se han revelado como auténticos tesoros de nuestra identidad.
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