‘No somos una, no somos 10’: la ola violeta crece y vuelve a tomar la CDMX en el 8M

La ola violeta de la Ciudad de México no solo perdura, sino que también se fortalece con el paso de los años. Este viernes 8 de marzo, más de 180 mil mujeres salieron a marchar a las calles del centro de la capital del país. La cifra, calculada por el gobierno local, es histórica. Es más del doble de las 80 mil manifestantes que participaron en 2020, justo el año en que inició la pandemia de Covid-19 y que apagó las movilizaciones feministas.

¿Por qué marcharon las manifestantes este 2024? Las razones son diversas: exigen mejoras en las condiciones laborales, visibilizar el trabajo no remunerado, garantizar la autonomía sexual y el acceso pleno a derechos reproductivos, alcanzar maternidades libres, erradicar los machismos y la represión policial. Sin embargo, una demanda resalta por encima de las demás: la necesidad de poner un alto a la violencia de género que se manifiesta de distintas formas, desde psicológica y económica hasta física y sexual.

Es una petición urgente en un país como México, donde cada día se cometen al menos dos feminicidios y sólo en 2023 se registró la desaparición de 3 mil 546 mujeres. La erradicación de la violencia de género es una necesidad apremiante.

Por ello, las consignas “¡Justicia, justicia!” y “¡Vivas las queremos!” resonaron con más fuerza, fueron los estandartes de la ola de este año. La manifestación se prolongó por más de siete horas, mientras las pancartas, los paliacates y el humo violeta inundaron las principales avenidas de la Ciudad de México, como Reforma y Juárez, y calles cercanas al Zócalo capitalino.

Contingentes diversos, integrados por mujeres con discapacidad, familiares de víctimas de feminicidio, mujeres con infancias, personas indígenas y estudiantes, entre otros, se unieron para participar en la marcha.

Los primeros contingentes del 8M comenzaron a marchar desde el medio día. Poco a poco, más personas se fueron uniendo desde diferentes puntos, como el Monumento a la Revolución y las avenidas Reforma e Insurgentes.

Mientras avanzaban rumbo al Zócalo de la CDMX, las mujeres repetían la frase: “No somos una, no somos 10, ¡pinche gobierno, cuéntanos bien!“. Otras más gritaban: “Las niñas no se tocan“, en solidaridad con las víctimas menores de edad que denunciaron públicamente a sus agresores sexuales.

A pesar de que el termómetro llegó a marcar 32 grados, las altas temperaturas no impidieron a las manifestantes avanzar. Con determinación, alzaron sus voces y exhibieron sus carteles con distintos mensajes:

“Ni una más, ni una más, ni una asesinada más”.
“No estamos todas, faltan las asesinadas”.
“Si falto mañana, quemen todo”.
“Que tiemble todo Mx hasta que no falte ninguna”.
“Quiero llegar segura a mi casa. #NiUnaMenos “.

La Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México reportó que, durante la manifestación, 164 personas fueron atendidas, 112 civiles y 52 policías. Las principales razones de atención fueron insolación, ampollas en los pies y lesiones menores.

Además, se realizaron siete traslados a hospitales: dos por caídas que derivaron en fractura, una amenaza de aborto, otro por intoxicación, una más por un infarto sufrido por una persona adulta mayor, uno por una policía con lesiones en la rodilla y uno más por una joven de 33 años que sufrió un paro cardiorrespiratorio y falleció.

A pesar de tratarse de una movilización separatista, varios hombres –algunos de ellos con paliacates y playeras moradas– lograron infiltrarse en los contingentes y avanzaron por la ruta planificada para llegar al Zócalo.

Los contingentes finalmente llegaron al Zócalo de la CDMX alrededor de las 19:30 horas. Se instalaron frente a Palacio Nacional, donde vive el presidente Andrés Manuel López Obrador, y lanzaron varias consignas contra él.

Durante su gobierno, la agenda feminista no ha sido prioridad. López Obrador acusó a colectivas feministas de ser sus “opositoras” y cuestionó las formas en las que se exigía un alto a la violencia de género. Además, canceló y redujo presupuestos para programas sociales en favor de mujeres e infancias.

Al término de la marcha, las manifestantes decidieron colocar sus carteles en las vallas que rodeaban Palacio Nacional y la Catedral de la Ciudad de México. Otros letreros fueron quemados para encender una fogata.

Las canciones “Fuimos todas” y “Sin miedo” resonaron fuerte en la plancha del Zócalo, mientras el humo morado se dispersaba entre miles de mujeres y niñas. Todas con el anhelo de regresar el próximo año, cuando la ola violeta vuelva a llevar su poderoso mensaje a las calles.