‘No solo somos víctimas las alumnas del IPN’: el caso de violencia digital que cimbró a las mujeres en México
La violencia digital no solo deja huella en el internet, sino en la vida de las víctimas. Pero ¿por qué vale la pena denunciarla?
La violencia digital no solo deja huella en el internet, sino en la vida de las víctimas. Pero ¿por qué vale la pena denunciarla?
Un iPad lleno de imágenes íntimas puede marcar muchas vidas. Puede hacer que desconfíes de la autoridad, puede quebrarte en mil pedazos y puede llevarte a tomar decisiones equivocadas. Pero también puede hacer que reconozcas la violencia digital, que escuches despertar tu digna rabia, tu resiliencia y la sed de justicia.
Magali* y sus amigas entienden esta situación como nadie. Ellas eran estudiantes de marketing digital cuando un iPad y un delito cambiaron el rumbo de su destino.
Sin su consentimiento, un compañero de la carrera tomó sus fotos de las redes sociales y capturó imágenes de ellas en el salón, para modificarlas con inteligencia artificial.
El último fin, aparentemente, era venderlas en la web con fines de explotación sexual digital. Sus rostros sirvieron de materia para fabricar fotografías íntimas y generar ganancias; pero el costo fue su integridad.
Nadie sabía que esto estaba pasando, pero un descuido del presunto agresor, Diego “N”, abrió la cloaca.
126 mil 900 fotos y 2 mil 012 videos se convirtieron en la prueba de un juicio y ocho alumnas del Instituto Politécnico Nacional (IPN) se volvieron las abanderadas de una lucha contra la violación a la intimidad sexual.
“Ha valido la pena pese a que ha transcurrido un año. Sé que hay miles de carpetas de delitos contra la mujer que están en pausa, archivados y no pasa nada. Esta lucha es para todas, no solo por nosotras. También para las nuevas generaciones”, dice Mariana, una de las víctimas que pidió modificar su nombre por cuestiones de seguridad.
Las jóvenes pasaron de estar en las aulas y el trabajo, a visitar los juzgados y el poder judicial de la Ciudad de México, con la esperanza de que el sistema les ayude a resarcir los daños mediante una sentencia condenatoria.
La violencia digital se volvió parte de su lenguaje cotidiano y sus consecuencias se materializaron en el día a día. Depresión, ansiedad, miedo, frustración, amenazas digitales y reales, acoso escolar y mediático, entre otras cosas.
“Deberíamos estar estudiando, disfrutando de nuestra etapa universitaria, enfocadas en la escuela o la vida social, pero estamos aquí o en la Fiscalía de delitos sexuales, en las diligencias”, lamenta Mariana.
Pero, ¿qué es la violencia digital?
La violencia digital –que se comete contra la intimidad sexual– es el intercambio de fotos, audio o videos de contenido íntimo sin el consentimiento de la víctima.
Este material puede ser real o simulado, y esta precisión sí se incluye en la Ley General de una Vida Libre de Violencia para las Mujeres y en el código penal federal.
Olimpia Coral es la activista que emprendió el camino para que este delito fuera tipificado en México y ha sido también asesora del caso de las alumnas del IPN.
Sin embargo, pese a los esfuerzos de concientización, las personas todavía minimizan la situación y asumen que la violencia del mundo digital no tiene implicaciones en el mundo real.
Las víctimas, de la Escuela Superior de Comercio y Administración (ESCA), han explicado que las afectaciones son incalculables, no solo para ellas sino también para sus familias; no obstante, han sufrido rechazo y señalamientos por judicializar el caso.
“Mucha gente desconoce del tema. Creen que no es para tanto y juzgan a las niñas, las revictimizan. Les dicen: no es tu cuerpo, ¿cuál es el problema? Pero no entienden que ¡es su cara! Imagínate hasta cuándo van a permanecer estas fotos y hasta dónde pueden llegar en la red”, comparte la madre de una de las denunciantes.
Hasta ahora, las jóvenes han tratado de proteger su identidad en los medios de comunicación y en las protestas, pero al interior de la escuela ha sido prácticamente imposible. Y la decisión de exponer el caso y llevarlo a los tribunales ha tenido consecuencias.
“Un maestro nos dijo con todas sus letras que ‘nos la vamos a pelar’. Hay profesores que han sido apáticos y que expresan su rechazo a lo que estamos haciendo, que se niegan a recibir nuestras tareas y la verdad eso ha complicado nuestro entorno escolar”, explica Mariana.
¿Por qué vale la pena denunciar la violencia digital en México?
La violencia digital en México se ejerce primordialmente contra las mujeres y la lucha para sancionarla ha costado más de una década.
Para Isabel Hernández, activista e integrante del Frente Nacional para la Sororidad, llevar este tema a la esfera pública es un acto reivindicador, sobre todo porque anteriormente se padecía en la esfera de lo privado, sin consecuencias para el violentador.
“Es algo muy común y muchas veces no lo hablamos en lo público. En las redes sociales sucede bajo el anonimato, pero llega a la privacidad de nuestros cuartos, nuestras habitaciones y nuestros teléfonos personales. Tenemos que nombrarlo y platicar de esto, que la gente se entere que esto tiene un nombre”, demanda.
Mariana y su madre afirman que la denuncia vale la pena, aunque se padezca, y apuntan que cada caso que llega a la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) está marcando una ruta para todas las demás víctimas que en un futuro se decidan a hablar.
“Lo digital es real. No solo somos las alumnas del IPN, son artistas, es una mujer de un pueblo, es una mujer de otro estado. Estamos alzando la voz por todas, no solo por las que padecieron con inteligencia artificial, sino por las mujeres en general que han sido víctimas de violencia digital”, resalta la joven estudiante.
Mariana pinta la denuncia como un viacrucis. Dice que jamás se referiría a este proceso como “color de rosa”, anticipa que es desgastante y doloroso, y recuerda que puede alargarse por años, pero anticipa que es positiva para toda una comunidad de mujeres.
“Todas nos acompañamos, todas están presentes en nuestras mentes y nuestros corazones y me he sentido arropada por los colectivos que pelean también por esta causa”, comenta.
Sin embargo, Leslie Jiménez, abogada penalista que defiende la perspectiva de género en el mundo del derecho, afirma que cada caso puede desincentivar la denuncia o fomentarla, según sea el resultado para las víctimas.
La defensora aplaude que las alumnas del IPN y su defensa hayan conseguido judicializar las carpetas, pero advierte que la falta de protocolos y la poca inversión de las fiscalías en herramientas y recursos especializados puede derivar en sentencias que favorezcan a los agresores.
“Lo que quiero recuperar es que se debe de mejorar esto. Hay fallas en el camino que se deben de subsanar, porque sino se va a mandar el mensaje de que no pasa nada y las víctimas no van a querer seguir denunciando. Hay que pensar en capacitaciones y exigirle a las fiscalías peritajes y peritos a la altura de las necesidades”, acota.
¿Cómo podemos evitar la violencia digital?
La violencia digital en México no tiene una fórmula infalible para prevenirse, pero hay consejos para que las mujeres tengan cuidado de su huella digital.
La organización Cultivando Género comparte mensajes preventivos que tienen como objetivo prevenir una violencia en la intimidad sexual digital; sin embargo, cuando la inteligencia artificial interviene en la ecuación es imposible estar preparadas.
La defensora penalistas Leslie Jiménez comenta que en este escenario “son las Fiscalías las que deben tener un reacción inmediata” y en su papel de autoridad, dice, deberían embargar el contenido y evitar que se siga propagando, para que las víctimas no sigan siendo objeto de burlas, violencias y señalamientos.
Esto no sucede hoy en día, pero colectivas y sociedad civil en general deben exigir protocolos que garanticen a las víctimas de violencia digital acciones que frenen el daño y ayuden a repararlo.