La-Lista de lo que sabemos de la rebelión del grupo Wagner en Rusia

El jefe del grupo de mercenarios Wagner, Yevgueni Prigozhin, enfrenta a la cúpula del Ministerio de Defensa de Rusia desde hace meses, una tensión que aumentó y desembocó en una rebelión armada encabezada por este empresario de 62 años.

Pero ¿qué le llevó a dar este paso? Esta es La-Lista de los puntos clave del enfrentamiento entre el grupo paramilitar, que se alzó contra el ejército regular y sus milicianos tomaron posiciones en varias regiones, contra el presidente ruso Vladimir Putin en pleno conflicto de Ucrania.

El jefe del grupo paramilitar Wagner, Yevgueni Prigozhin, acusó al Ministerio de Defensa y al Estado Mayor de retroceder en las regiones ucranianas de Jersón y Zaporiyia y de engañar al presidente ruso sobre la situación real en el frente.

Arremetió particularmente contra el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, al que calificó de “abuelito tembloroso” al que habría que juzgar por la muerte de “decenas de miles de jóvenes”, y  el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Valeri Guerásimov.

Y tras semanas de tensión creciente entre el líder de Wagner y Moscú, Yevgueni Prigozhin señaló que el viernes por la noche el ejército ruso presuntamente bombardeó campamentos base de su grupo y mató a “un gran número” de sus hombres. Por lo que hizo un llamado a levantarse contra el comando militar ruso y afirmó que disponía de 25 mil combatientes, llamando a “todo el que quiera” a sumarse a ellos

Pese a que descartó que se trató de un “golpe de estado” y lo llamó como una “marcha por la justicia”, los servicios de seguridad rusos (FBS) abrieron contra él una causa por “llamamiento al motín armado” y pidieron su detención.

Otro de los desencuentros se debió a la negativa de Prigozhin a que los mercenarios firmaran un contrato con Defensa para subordinarse a Shoigú, tal y cómo decidió a principios de junio el ministro, incluso después de que Putin insistiera en este procedimiento.

El jefe del grupo paramilitar señaló que sus efectivos “no recorrerían el camino de la vergüenza”.

Preguntó enfadado y con ironía a Shoigú si también los 20 mil mercenarios fallecidos solamente en Bajmut tenían que firmar un contrato.

Prigozhin aseguró en las primeras horas del sábado que sus tropas entraron en el territorio ruso y que llegaría “hasta el final”. Dijo que sus fuerzas estaban dispuestas a morir por “la patria” y por “liberar al pueblo ruso” y que abatieron un helicóptero militar.

Moscú, la región de Rostov, vecina de Ucrania y la de Lipetsk (420 km al sur de la capital) anunció medidas de seguridad reforzadas.

Posteriormente Prigozhin afirmó que tomó el cuartel general del ejército ruso en Rostov, un centro clave para las operaciones militares rusas en Ucrania, y afirma tener bajo control otros sitios militares, incluido un aeródromo.

Ante esto, el gobierno un “régimen de operaciones antiterroristas” en Moscú y su región, que reforzó las competencias de los servicios de seguridad.

En un discurso, Putin acusó a Prigozhin de haber “traicionado” a Rusia por sus “ambiciones desmedidas” y prometió medidas “firmes” contra la “amenaza mortal” que era la rebelión armada de Wagner. Asimismo, admitió una situación “difícil” en Rostov pero juró “no permitir” que se produzca una “guerra civil” en Rusia.

El ejército ruso llevó a cabo operaciones de “combate” en la región de Voronezh, a medio camino entre Moscú y Rostov.

Prigozhin respondió al discurso de Putin: “El presidente está profundamente equivocado. Somos patriotas. Nadie se va a rendir”, dijo.

Las autoridades rusas anunciaron que combatieron un gran incendio en un depósito de combustible en Voronej, 550 km al sur de Moscú, donde se informó de la presencia de Wagner.

El gobierno pidió a la población de la región de Lipetsk, situada entre Voronej y Moscú, que se quedara en casa.

El líder de la república rusa de Chechenia, Ramzan Kadyrov, anunció el envío de sus hombres a “áreas de tensión”. “Haremos todo lo posible para preservar la unidad de Rusia”, afirmó.

Putin también habló con su homólogo de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, de quien recibe “apoyo total”, según el Kremlin.

Los combatientes de Wagner entraron en Lipetsk, según anuncian las autoridades locales, lo que confirmó el avance de Wagner hacia Moscú.

Letonia reforzó la seguridad de sus fronteras y prihibió la entrada de rusos en su territorio.

La región de Kaluga, 180 km al sur de Moscú, restringió el movimiento. En Moscú, el alcalde considera “difícil” la situación y declaró el lunes día feriado.

Los países de la Unión Europea, Estados unidos y las potencias occidentales del G7 siguieron de cerca la situación. El primer ministro británico Rishi Sunak pidió a “todas las partes que sean responsables y protejan a los civiles”.

El presidente ucraniano Volodimir Zelenski consideró que “la debilidad de Rusia es obvia” y aseguró que “Ucrania es capaz de proteger a Europa de la contaminación del mal y el caos rusos”.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, habló en una llamada telefónica este sábado con los mandatarios de Francia, Alemania y el Reino Unido para discutir “la situación en Rusia”.

“El presidente Biden habló hoy con el presidente Emmanuel Macron de Francia, el canciller Olaf Scholz de Alemania y el primer ministro Rishi Sunak del Reino Unido. Los líderes discutieron la situación en Rusia. También afirmaron su apoyo inquebrantable a Ucrania”, comentó en un comunicado de la Casa Blanca.

Putin habló por teléfono con sus homólogos bielorruso, Alexander Lukashenko, y kazajo, Kassym-Jomart Tokayev, aliados de Moscú, para informarles de la situación.

El jefe del grupo de mercenarios rusos Wagner, Yevgueni Prigozhin, que lideraba una rebelión armada contra la cúpula militar rusa, anunció este sábado que sus combatientes regresarán a sus bases tras acercarse a 200 kilómetros de Moscú, para evitar un derramamiento de sangre.

“Ha llegado el momento de que se puede derramar sangre. Por eso, comprendiendo toda la responsabilidad de que se derrame sangre rusa por una de las partes, nuestras columnas dan media vuelta y regresamos a nuestras bases de acuerdo al plan”, afirmó en un mensaje de audio en su canal de Telegram.

Prigozhin afirmó que las élites militares rusas, contra las cuales se rebeló, “querían desintegrar a Wagner” y explicó que por ello anunció la “marcha por la justicia”, durante al cual, en 24 horas, avanzó hasta llegar a 200 kilómetros de Moscú tras tomar la ciudad sureña de Rostov del Don.

El  Kremlin reveló algunas de las condiciones del trato con Wagner alcanzado gracias al presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashneko.

El jefe del grupo se trasladará a Bielorrusia y las autoridades archivarán el caso penal abierto contra él.

“El caso penal que le fue abierto será cerrado y él (Prigozhin) se irá a Bielorrusia”, afirmó el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov.

Los roces entre Wagner y Defensa se remontan a la campaña rusa en Siria, durante la cual Prigozhin acusó en varias ocasiones a Shoigú de utilizar “métodos arcaicos”.

Por su parte, el titular de Defensa ruso respondía a Prigozhin, conocido como el “chef” del presidente ruso, Vladímir Putin, por sus contratos de cáterin con el Estado, con críticas por la mala calidad de la comida suministrada al Ejército ruso en Siria.

Prigozin responsabilizó al mando militar ruso de haber atacado las posiciones de Wagner en Palmira, donde murieron tres mercenarios, y uno de los comandantes del grupo paramilitar, Andréi Bogátov, perdió un brazo.

También acusó a Moscú de haber provocado deliberadamente el fuego de la aviación estadounidense contra los mercenarios durante la batalla de Khasham, en 2018.

Las tensiones se incrementaron durante la batalla por la ciudad de Bajmut, también en Donetsk, la más sangrienta y larga de la campaña militar rusa en Ucrania.

Prigozin echó en cara al mando militar ruso los constantes fallos en el suministro de municiones y acusó directamente a Shoigú y a Guerásimov de “traición”.

Durante años, Prigozhin hizo el trabajo en las sombras para el Kremlin enviando mercenarios de su grupo privado, Wagner, a escenarios de conflicto en Oriente Medio y África, siempre negando cualquier implicación.

La estrategia cambió con el inicio del conflicto de Ucrania, en febrero de 2022. Su irrupción pública se inició en septiembre, cuando el Ejército ruso sufría serios y humillantes reveses.

Prigozhin se presenta por primera vez como el fundador de Wagner, una milicia que desde 2014 combatió en Ucrania, Siria y en países africanos.

En octubre, instala sus oficinas en un edificio de vidrio de gran lujo de San Petersburgo y empieza a reclutar a miles de hombres en las cárceles rusas.

La oferta hecha a los convictos fue luchar a cambio de ser amnistiados. Con una advertencia: los desertores y aquellos que se dejaran capturar serían ejecutados.

El propio Prigozhin, también conocido como “El cocinero de Putín” por sus negocios, estuvo encarcelado en Rusia casi una década al final de la era soviética, y luego pasó a ser vendedor de perritos calientes en San Petersburgo, antes de ir ascendiendo hasta codearse con las altas esferas como empresario hostelero.

-Con información de EFE y AFP.