Un congelador mexicano
3 de julio de 2019: 12 niños, una mujer embarazada, un convicto y 19 extranjeros ilegales fueron encontrados encerrados en un camión de productos agrícolas en un puesto de control. El conductor, acusado de tráfico de personas, mantuvo la refrigeración apagada, por lo que quedaron atrapados en el interior. Fuente: La Casa Blanca

La imagen te persigue mientras ves el techo, tratando de conciliar tu sueño, temiendo no tener pesadillas. ¿Dónde está? ¿Dónde está el endemoniado tráiler? ¿Dónde?-Dónde. Cuestionas. Musitas.
Miras el mapa texano, el mayor estado de los Estados Unidos. ¿En qué punto de la Interestatal 10 podrían haberse desviado? ¿Hacia Houston? ¿O bajaron a Corpus Christy? ¿Será que el conductor tranquilamente se detuvo a cargar gasolina y volvió a México con 80 migrantes flotando entre su miedo y sus heces? 

Señores del GPS y el espionaje: tengan un acto de moral. “Búsquenlos, por favor”: suplicas en silencio con los ojos como búho. No concentras suficiente cinismo para aceptar que esto sea otro bullet noticioso.

Y entonces cae más nieve en Texas para sepultar todas tus preguntas.

-¿911?: No tenemos oxígeno.    

Han pasado 11 días desde la noche del 8 de febrero de 2021, cuando sonó el conmutador de los servicios de emergencia en algún punto del suroeste de los Estados Unidos. 

Nos estamos muriendo. ¡Auxilio! Somos como 80 personas. 
-OPERADORA: ¿80 personas? 
-¿Bueno? 
-OPERADORA: Hola. 
-Sí 
-OPERADORA: ¿No ven nada? 
-No, No vemos nada. Estamos adentro de una pipa. Ya no tenemos oxígeno.
-OPERADORA: ¿Nadie tiene otro teléfono que esté funcionando, que esté conectado? (…) Y ¿Sabes dónde estabas manejando? ¿Te acuerdas? 
-(Minuto01:50) No, no sabemos quién. ¡¡AYUDA!!
-OPERADORA: Relájense!! 
-¡AYUDA!  ¡BENDITO DIOS!    
-OPERADORA: Señor, ¿Me oye? (…) Los perdí.

Y entonces todo se corta cuando se hace una pregunta obligada por el protocolo en casos de emergencia:

-“Señor, ustedes, eh…¿Venían de ilegales?”.

No nos digan que la llamada fue una broma. La especialista la ha oído. Tiene el ritmo racional de quien sabe que tiene sólo esa oportunidad.

“Sí… Necesitamos ayuda. I need help. Necesitamos ayuda. No sabemos… estamos en una pipa. Nos estamos muriendo. ¡Auxilio! No sabemos dónde estamos. Estamos en una pipa de un tráiler. Creo que estamos en una carretera de San Antonio. Estamos en una pipa color blanco. ¡No escucho! ¿¡Eh!? Estamos metidos en una pipa. Una pipa de agua”.

-Una de las personas encerradas en la pipa en su llamada al 911, el 8 de febrero.

El cruce criminal

Pido a Lucía Calderón, decana de las coberturas en los límites entre México y Estados Unidos que cierre los ojos y se ubique en un punto que conoce como la palma de la mano: la ruta Monterrey-Nuevo Laredo. ¿Cuántos de los 70 mil vehículos pesados que atraviesan cada día la frontera, podrían tener en su interior una carga humana? “Hay grupos económicamente muy fuertes que están siendo protegidos por autoridades en ambos países. Son ingresos multimillonarios, no los van a perder”, responde Lucía, una bala tamaulipeca, quien, tras una investigación de dos décadas sobre relación entre sociedad civil y crimen organizado, fue reconocida por la mejor tesis doctoral de la FCPyS-UNAM.

“En Tamaulipas, cuando se dividen los grupos criminales, se hacen más fuertes, y más bárbaros”. Describe lo que ha documentado con el Cártel del Golfo, Los Zetas, el Cártel del Noreste: nombres propios del infierno. “Nuevo Laredo es un punto de atracción grandísimo: si logran meter un cargamento al día en el interior de uno de esos miles de vehículos, dicen: ‘Ya la hice: recuperé mi inversión.’ añade Lucía. “Por eso las fronteras están tan presionadas por los grupos criminales”. 

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Una vez, ella misma siguió el rastro de un grupo criminal y cruzó la frontera. Encontró cerca de Laredo, un tren cargado de autos nuevos de lujo. Vio como los traficantes metieron a los migrantes a los autos y encendieron el aire acondicionado para que sobrevivieran la travesía.

Hoy lo apagan. Lucía los encontró siguiendo sus huellas.

Tic, tic, tic. El reloj digital. ¿Quién sigue las huellas de un tráiler.

¿Te subirías a una pipa?

“La gente nos reporta cómo han subido las tarifas para encontrar a alguien que los cruce”, nos comenta Ana Saiz, al frente del equipo de Sin Fronteras, que en casi tres décadas ha acompañado a 30 mil migrantes víctimas de violación a sus derechos humanos. Grupos internacionales de trata generan una confianza tal que son capaces de separar familias. “Primero déjame cruzo a tu hijo, luego te voy a cruzar a ti”. 

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Cada día 70 mil trailers cruzan la frontera entre Estados Unidos y México.
En algunos casos logran ser rescatados a tiempo (Foto: La Casa Blanca)

Una familia separada en el camino queda vulnerable a tal estado que acepta transportarse como sea: no sólo para llegar a su destino sino para reencontrarse con la pareja o con el hijo. “Notamos que los métodos son más crueles, y cuando la gente esté dispuesta a que la trasladen así, lo que nos hace pensar es: ¿De dónde está huyendo? ¿De qué está huyendo? ¿Qué te obligaría a ti o a mí a meterte en una pipa de agua?”  

Apoyo consular

Tras darse a conocer el audio de la llamada desde el interior del contenedor la diplomacia mexicana sacó lo mejor de sí en un comunicado: “La amplia red consular de México en Texas está preparada para brindar toda la asistencia y protección consular necesaria en caso de que así se requiera”.

Con la experiencia acumulada de acompañar a las víctimas de la masacre de los 72 en San Fernando, y los casos Cadereyta y Güemez, Ana Lorena Delgadillo, quien lidera la Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho, tiene evidencia de que -en el tema de tráfico de migrantes-  el crimen organizado cuenta con una especie de picaporte para seguir actuando: investigaciones no concluidas y casi ningún detenido. 

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“Nos han tocado cónsules que lo que quieren es salir rápido del problema. Realmente los servicios consulares no tienen tejida una red para actuar de manera efectiva cuando la persona lo requiere. Hace mucha falta que efectivamente se constituyan como verdaderos defensores de los migrantes cuando están en otro país”, refiere la activista.

Ana Lorena Delgadillo coincide con Ana Saiz de Sin Fronteras: ¿qué amenaza tendrás sobre tus espaldas para aceptar meterte a la boca del lobo: un ducto, una llanta, un asiento de camioneta camuflado, un motor, una maleta, un refrigerador, una pipa de gasolina. Y pensar que llegarás a tu destino… Y que ese sea tu destino, aquí o en Essex, Inglaterra, donde se encontraron los cuerpos de 39 migrantes de Vietnam dentro de un congelador móvil.

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Además, está el tipo penal que tendría que aplicarse en estos casos: ¿Tráfico de personas? ¿Homicidio en grado de tentativa? ¿Trata? ¿Crimen organizado en la modalidad de qué? 

Delito de ejecución por congelamiento. Delito de ejecución por shock térmico. Pienso en un juzgado deliberando el tema de la pipa.

Para. Ya son las 4:00 am. Hay que dormir… ¿pero cómo, con esa pipa perdida? 

“En los casos de las masacres de migrantes, nos hubiera gustado ver mucha más contundencia en la actuación de los consulados en Centroamérica cuando se encontraban restos, cuando les entregaban  restos, cuando se cremaron restos: cuando no les entregaban ninguna información. Hay funcionarios consulares que están completamente ausentes.” Si están presentes, Ana, parece salir de un dolby la voz de la conciencia burocrática: A veces estamos presentes. Y siempre hay un comunicado.   

Te estamos buscando

Un millón de personas al día. 300 mil autos. 58 zonas legales de paso. Hablamos con uno de los mayores especialistas de límites nacionales en el mundo: Arturo de las Fuentes. Hoy Director de Cruces y Puentes Fronterizos, participa en cuatro proyectos: Sunland Park-Anapra, Río Bravo-Dona, Ojinaga-Presidio, y Brownsville-Matamoros. En este último caso, él mismo participó en el mega proyecto de Rayos Gamma para detectar narcóticos y posible material relacionado con terrorismo: “Hoy la manera de inspeccionar implica una visión binacional. Hay un solo punto de inspección con lo último en tecnología con oficiales mexicanos y oficiales de los Estados Unidos”. Y añade: “Mucho es la tecnología, pero mucho es también el entrenamiento de los agentes que revisan. Por ejemplo, cuando viene un tráiler o pipa con un cargamento de droga, tienen que tener una habilidad adicional para adivinar si la llevan en el tablero, en las llantas.”

El tráfico de migrantes implica otro estómago.

Qué pensarán cuando ven a una mujer desmayada entre un cargamento de tomates. Los casos se multiplican: en Nuevo México, en Arizona. Versiones de medios locales dicen que un hombre fue detenido y la pipa “habría aparecido”. Ninguna comunicación oficial de Homeland Security, ICE, CBP puede confirmarlo. Las carreteras están hechas hielo.

Nevada atípica

11 días ya.

Mientras cae la peor tormenta de nieve en la historia del sur de Estados Unidos, Greg Abbott cierra la llave del gas natural, protesta un nuevo embajador mexicano ante Washington, y regresan a Ted Cruz de las orejas por pasear en Cancún. Pero nadie responde el teléfono para decir las dos frases que queremos escuchar: “Los buscamos” o “Los encontramos vivos”.

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Texas llegó a tener temperaturas de hasta 12 grados bajo cero en los últimos días.
(Foto de Matthew Busch / AFP)

Parece que hoy todos los caminos nos llevan a Tamaulipas y a Texas. Allí, Lucía Calderón conoció bien al adolescente “patero” que pasaba familias de uno a uno por el Bravo. Y también a hombres jóvenes, que en carros más bien modestos, a veces metían marihuana.

Hoy son familias con bebés en autos de lujo cargados de cocaína. Y fieras que meten 80 valientes a una pipa blanca. Y le cierran la puerta por fuera.

Si. Todos dicen: “Es la nevada atípica”.

Escucho en el inconsciente la protesta de un confidente español: “Venga ya.”

“Nunca se quejó de nada” 

Hace unos años, el ya fallecido genio escultor Alejandro Santiago, desplegó cerca de la carretera a Laredo una exposición: 2501 migrantes. Barro amorfo, rostros como cera, presos del pánico. Con el insomnio aparecen en el techo los 2501 y la frase esa, deleznable, del “Nunca se quejó.”

Brotan entonces uno a uno como fantasmas esos 8 o esos 80. Nadie sabe cuántos son. Ésta vez.

Vienen más.

En esta perfecta tormenta de horrores, ni siquiera los encontrarían guiados por un rastro fétido.

Contarán un día que a ellos, o a otros, los encontraron como estatuas, esperando un rescate.

En una de nuestras morgues mexicanas.

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