‘Sigo esperando los exámenes’: Educación para personas con discapacidad se estanca en pandemia
La educación media para personas con discapacidad se estancó con la pandemia. Foto: Pixabay / Myriams-Fotos

René Guzmán se quedó a unos cuantos meses de cumplir su sueño de entrar a la universidad. A principios del 2020 le faltaban siete módulos para concluir su bachillerato en el Centro de Atención para Estudiantes con Discapacidad (CAED), pero con la llegada del Covid-19 se suspendieron las clases presenciales y con ello también se dejaron de aplicar exámenes a los alumnos.

Al inicio de la emergencia sanitaria, René imaginó que sería algo pasajero, que pronto podría hacer los exámenes que le faltaban para concluir sus estudios en el CAED, pero hasta ahora la Subsecretaría de Educación Media Superior de la Secretaría de Educación Pública (SEP) no ha reanudado la realización de las pruebas.

Para René, estudiante de 30 años con una discapacidad auditiva, esto ha provocado un estancamiento en su desarrollo académico. Su maestra le ha dado clases en línea el último año y medio, pero al no haber exámenes no puede pasar al siguiente módulo. Es como si el tiempo se hubiera congelado y su ilusión de entrar a una universidad se posterga más y más.

He perdido mucho tiempo esperando la aplicación de exámenes, los maestros me dicen que me espere, que he avanzado mucho en clases, pero no los vuelven a aplicar”, dice René en lengua de señas, con ayuda de una persona que traduce sus palabras, en entrevista para La-Lista. “Siento que las personas de la Ciudad de México no quieren que avancemos tanto y que no les interesamos los alumnos del CAED”.

El CAED es un sistema no escolarizado que consta de 22 módulos, está destinado a personas con discapacidad y para ir avanzando, los alumnos deben aprobar un examen en cada nivel. Estas pruebas pueden ser aplicadas hasta una vez al mes y son solicitadas por los maestros a la Dirección General de Bachillerato (DGB), pero esta dependencia no ha enviado exámenes a los estados de la República desde marzo del 2020 y solo ha realizado algunas en la Ciudad de México.

En un oficio difundido en la página oficial del CAED actualizado al 5 de octubre de 2020, se establece que “las certificaciones presenciales en los CAED podrán retomarse únicamente cuando las autoridades educativas y sanitarias competentes de cada entidad federativa lo autoricen”.

René vive en Uruapan, Michoacán, pero según profesores de distintos CAED, la falta de aplicación de exámenes se ha dado en todo el país. En México hay 290 centros de atención y estos no tienen instalaciones propias, sino que están dentro de escuelas que forman parte de los subsistemas de educación media superior del gobierno federal: Dirección General de Educación Tecnológica Industrial y de Servicios (DGETI), Dirección de Centros de Formación para el Trabajo (DGCFT), Dirección General de Educación en Ciencia y Tecnología del Mar (DGECyMT) y la DGB.

El tercer informe de labores de la SEP indica que en el ciclo escolar 2020-2021 más de 32,000 alumnos estuvieron inscritos en el programa de CAED. El 49% de los estudiantes tienen una discapacidad intelectual; el 16%, motriz; el 13%, auditiva; el 10%, visual; el 3% psicosocial, y el 9% restante son acompañantes.

Por otra parte, en su tercer informe la SEP no indicó si aplicó exámenes el pasado ciclo escolar. Esto es diferente en su segundo informe, correspondiente al ciclo escolar 2019-2020, donde detalló que a nivel nacional cada bimestre los maestros de los CAED solicitaron aplicar más de 5,000 pruebas a sus estudiantes.

Si los 5,000 exámenes que se aplicaban previo al Covid-19 se multiplican por los ocho bimestres que ha durado la emergencia sanitaria en México, el resultado es que en el periodo 2020-2021 se pudieron dejar de aplicar 40,000 pruebas a los estudiantes con discapacidad. Eso ha frenado la posibilidad de que estos alumnos terminen sus 22 módulos, necesarios para pasar a la universidad.

René decidió entrar al CAED porque es la única escuela de Uruapan que cuenta con traductores para personas con discapacidad auditiva. Cuando se suspendió la aplicación de exámenes, el joven de 30 años pensó en cambiarse a otra institución académica para acabar el nivel bachillerato más rápido, pero no encontró un lugar con profesores que entendieran la lengua de señas.

A más de 17 meses de haber hecho su último examen, René ha comenzado a sentir desesperación por no progresar en su educación. “Mi sueño es ir a la universidad, pero como veo, voy a entrar más adulto y eso no me gustaría porque será difícil moverme y aprender cosas nuevas”, señala.

Estudiantes con discapacidad, en el olvido y una simulación

Los problemas del CAED no son nuevos. Se trata de un programa creado hace 12 años que no está contemplado en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) y sus profesores no tienen un contrato con la SEP, lo cual genera que tengan problemas de pago, no cuentan con seguridad social ni tampoco ahorro para el retiro.

Con el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador los CAED se han hecho más visibles. En 2019 varios maestros protestaron en Palacio Nacional ante el riesgo de que el programa desapareciera por el plan de austeridad federal, aunque al final la Subsecretaría de Educación Media Superior solicitó a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) los recursos necesarios para que la educación especial de nivel bachillerato continuara.

Los 290 CAED que hay en el país sobreviven sobre todo por los esfuerzos de los maestros, quienes de su propio salario compran material para impartir sus clases y para sus estudiantes. De igual forma, aunque pueden pasar meses para que no les paguen, no dejan de dar sus clases.

Sin embargo, en esta ocasión sus esfuerzos y las ganas de sacar adelante ha sus alumnos no han sido suficientes. La SEP no ha atendido sus peticiones respecto a que se reanude la aplicación de exámenes para que los estudiantes puedan avanzar en sus módulos. Esto podría ocurrir hasta que los centros de atención vuelvan a las clases presenciales y la planta docente no sabe cuándo sucederá.

“En CAED estamos viviendo una simulación porque los estudiantes sí toman sus clases en línea, pero llevan año y medio sin poder presentar un examen“, dice una maestra de un centro de atención de la Ciudad de México que prefiere guardar el anonimato. “Los maestros hemos seguido, pero desafortunadamente las autoridades no nos han apoyado y quienes la pagan son los alumnos”.

De acuerdo con el Tercer Informe de Gobierno presentado el miércoles, la SEP diseñó lineamientos para adecuar los reactivos de los exámenes de certificación para los estudiantes de este sistema.

“Se entregaron las primeras 21 versiones de exámenes del plan de estudios modular con adecuaciones para discapacidad auditiva y las primeras 21 para discapacidad intelectual, con 560 reactivos”, expone el documento.

Por la lentitud para terminar sus estudios en el CAED, algunos alumnos de esta institución han optado por darse de baja e intentar estudiar en otro lado; sin embargo, a nivel bachillerato este es el único programa que la SEP tiene para brindar una atención especializada a personas con discapacidad, quienes en otros sistemas educativos se enfrentan a la discriminación por parte de sus compañeros y el personal educativo no está capacitado para enseñar a este sector de la población.

“Muchos de nuestros estudiantes se quedaron a un módulo de salir, tienen año y medio atrasado por la falta de aplicación de exámenes”, dice un maestro de un CAED en Nogales, Sonora, quien también pide el anonimato por temor a represalias de la SEP. “Algunos ya habían hecho su prueba para entrar a la universidad, pero como han perdido todo el año no han obtenido sus documentos de que ya concluyeron el bachillerato”.

Karla Salgado, alumna con una discapacidad intelectual, se quedó a poco de terminar su CAED e ingresar a la universidad. A ella solo le faltaban cuatro módulos para acabar su bachillerato y entrar a una licenciatura; sin embargo, la pandemia de Covid-19 y la falta de respuesta de las autoridades truncaron su sueño.

El objetivo de Karla es prepararse en una universidad para posteriormente ser maestra en un kínder. Su deseo de dar clases desde que era pequeña y esa idea se ha reforzado mientras ha estudiado en el CAED.

“Es bueno que las maestras nos sigan dando clase, pero es malo porque hemos podido realizar ningún examen”, dice la alumna que vive en Uruapan. “Me siento un poco decepcionada porque hace un año y medio pensaba que ya me iba a graduar, pero con lo de la pandemia sigo aquí esperando a ver cuándo puedo hacer las pruebas que me faltan”.

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