‘Lagos de Moreno ha llorado demasiadas víctimas’: jóvenes, los más vulnerables ante el crimen en Jalisco
En Lagos de Moreno se reportan entre 500 y 1 mil personas desaparecidas. Ilustración: La-Lista

En Lagos de Moreno, Jalisco, una finca llamada “La ley del Monte”, que funcionaba como casa de seguridad, donde fueron encontrados restos de jóvenes que fueron desaparecidos en julio de 2013, fue convertida en un memorial en 2017 por colectivos de familiares de víctimas y lo renombraron “La Ley de la Verdad”, a donde las familias van a llorar a las y los desaparecidos, y a protestar porque no cesan las desapariciones.

La desaparición de Roberto Olmeda Cuellar, Diego Lara Santoyo, Uriel Galván González, Jaime Miranda y Dante Hernández, el pasado 11 de agosto en Lagos de Moreno, recordó que en esta zona de Los Altos de Jalisco grupos del crimen le han arrebatado a sus jóvenes a varias familias, como aquel 7 de julio de 2013 cuando desaparecieron seis: Ángel de Jesús, Daniel, Eduardo, José Gerardo, Cristian y Marco Antonio, y un adulto, Rodrigo.

Rossana Reguillo, doctora en ciencias sociales por el Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) y la Universidad de Guadalajara, rememora “La Ley de La Verdad”, opina que Lagos de Moreno “ya ha llorado demasiadas vidas” y explica que la violencia siempre es multidimensional, pero en el caso de Jalisco hay dos factores clave que explican la aceleración de la desaparición y las ejecuciones.

“Tienen que ver, por un lado, con la atomización de los grupos del crimen organizado, y cuando digo atomización me refiero a la operación de pequeñas células que pertenecen a un grupo o a otro gran grupo, pero son células que actúan con ligera independencia y este pareciera ser ese caso. Ya no sólo es una disputa territorial entre los grandes grupos sino una operación sin control de ningún tipo, esto está desbordado frente a una autoridad que ha sido omisa y en muchos casos cómplice”, dice la profesora investigadora Emérita en el ITESO en entrevista telefónica con La-Lista.

De acuerdo con el análisis de Reguillo, quien es autora de “La construcción simbólica de la ciudad. Sociedad, desastre, comunicación” y “Necromáquina. Cuando morir no es suficiente”, hechos como los de Lagos de Moreno se deben también a la diversificación de una industria de muerte, que ya no está vinculada solamente al trasiego de drogas sino que ahora tienen control sobre distintos tipos de mercancías.

“Eso hace que necesiten sangre para aceitar su maquinaria, eso explicaría como muchos de estos jóvenes son reclutados a través de engaños o de reclutamiento forzado, donde los secuestran y se los llevan a campos de entrenamiento, a campos de exterminio, algunos sobreviven si doblegan su subjetividad ante la célula que los haya capturado, otros mueren ahí en el intento y otros quedan esclavos durante mucho tiempo. Hemos tenido historias de algunos jóvenes que han logrado regresar de esos infiernos”, comparte la coordinadora de Signa_Lab ITESO.

La tragedia que vive Lagos de Moreno con el caso de los cinco jóvenes desaparecidos es uno de los últimos episodios en un estado en el que han aumentado los índices de criminalidad en los últimos cinco años. 

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los jóvenes de 15 a 29 años de edad son el grupo más vulnerable en Jalisco, al sumar 671 víctimas de homicidio en 2022. 

Los mismos datos indican que de 2018 a 2022, en la entidad se cometieron 4 mil 260 asesinatos de personas de 15 a 29 años de edad, lo que convierte al gobierno de Enrique Alfaro Ramírez en el más letal para la juventud jalisciense. 

En 2017, antes de la llegada de Enrique Alfaro al gobierno de Jalisco ─de la mano de Movimiento Ciudadano─, el estado registró 538 homicidios de jóvenes en dicho rango de edad. Para 2018 se contabilizaron 945 asesinatos y al año siguiente, en 2019, se tuvo la cifra más alta, con 954. 

El Inegi apunta que la tasa de homicidios general en Jalisco pasó de 19 por cada 100 mil habitantes en 2017 a 22 en 2022. 

A esto se suma que, según la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas (CNBP) de la Secretaría de Gobernación, Jalisco ocupa el primer lugar en desapariciones, con 14 mil 882 casos de 1962 a la fecha. 

Mientras que el Sistema de Información sobre Víctimas de Desaparición (SISOVID) del gobierno de Jalisco reporta 7 mil 917 casos del 1 de diciembre de 2018 al 31 de julio de 2023, entre los denunciados en la Fiscalía de Jalisco y los reportados ante la Comisión de Búsqueda estatal (COBUPEJ). 

En Jalisco, los hombres son las principales víctimas de este delito al sumar 7 mil 342 casos en dicho periodo. En este rubro, el grupo más vulnerable vuelven a ser los jóvenes de 15 a 29 años. 

Además, en lo que va del año se registraron 31 casos de desapariciones colectivas en Jalisco, como los ocho jóvenes que desaparecieron en Zapopan en junio pasado, de acuerdo con datos recabados por el Comité Universitario de Análisis en materia de personas desaparecidas de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

“El problema es grande y especialmente con los jóvenes”, dice el doctor David Coronado Arias, integrante del comité.

Lagos de Moreno aparece con una estadística de entre 500 y 1 mil personas desaparecidas, lo que lo convierte en un foco rojo y uno de los municipios jaliscienses con más desapariciones.

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*Foto de mapa Lagos de Moreno* Fuente Fiscalía Especial de Personas Desaparecidas en Jalisco

La información recabada por el gobierno estatal también confirma que las desapariciones aumentaron en la administración de Alfaro Ramírez, pues en 2017 ─un año antes de asumir la gubernatura─ se denunciaron 864 casos y para 2019 la cifra repuntó a 1 mil 552. 

Apenas en abril pasado, en Lagos de Moreno fue reportada como desaparecida Arely Fernanda Torres Vega, una adolescente de 16 años, a quien los secuestradores llevaron a su casa para que se despidiera de sus padres antes de llevársela.

“Lagos de Moreno tiene una geolocalización importante porque por ahí pasan vías de comunicación tanto hacia el norte de México, estamos hablando al sur de Estados Unidos, como hacia el sur de México, estamos hablando a Centroamérica y Sudamérica”, comenta Coronado Arias.

También, Lagos de Moreno se encuentra en lo que se denomina el Triángulo Dorado del huachicol compuesto por Jalisco, Guanajuato, Zacatecas y Aguascalientes, recuerda el especialista.

“Es una zona en la que confluyen seis cárteles, cuatro de esos cárteles están unidos ya sea al Cártel Jalisco Nueva Generación o ya sea al Cártel de Sinaloa. En Lagos de Moreno predomina el Cártel Jalisco Nueva Generación. Sin embargo, Encarnación de Díaz y Teocaltiche es una zona en pugna, en Teocaltiche domina el Cártel de Sinaloa, y la zona está absolutamente dividida. Esto hace que las desapariciones masivas sean constantes”, dice.

Coronado Arias señala que hay una cifra negra, pues hay casos en los que los familiares no denuncian porque están amenazados.

“Son muchísimos más desaparecidos en esta zona (donde se ubica Lagos de Moreno). El gobierno del estado se ha encargado de desaparecer las cifras de los desaparecidos”, añade.

Jalisco también es uno de los estados donde más fosas clandestinas se han localizado. De acuerdo con la Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas, de 2018 a julio de 2023 fueron localizados 141 sitios, de los cuales cinco se encontraban en Lagos de Moreno, 15 en Tlaquepaque y 64 en Tlajomulco. 

En las 141 fosas fueron rescatados los restos de 1 mil 659 personas, de las cuales el 88% eran del sexo masculino. 

El contexto de violencia contra la juventud en Jalisco se enmarca también en una situación de desempleo, en la que las personas de 15 a 24 años de edad fueron las más golpeadas por la pandemia de Covid-19, derivando en que el 39% de este grupo poblacional en 2021 estuviera desocupado (población que no tiene trabajo, pero está en búsqueda), según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi (ENOE 2021). 

Criminalizar a la juventud de Jalisco

La juventud de Jalisco no solo está a merced del crimen organizado, sino que además es revictimizada por el propio gobierno estatal. 

En mayo pasado, cuando se investigaba la desaparición de los jóvenes que se dirigían a su trabajo en Zapopan, el gobernador Enrique Alfaro señaló que el sitio donde laboraban no era un call center sino un “centro de operaciones de otra naturaleza”. 

“Hay quien dice que esto es revictimizar cuando lo que creemos es que tenemos que hablar y decir las cosas con la verdad y como son”, declaró Alfaro en ese entonces. 

Con esas expresiones refirió que las víctimas ─posteriormente halladas sin vida─ estaban involucradas en un delito. Aunque el gobernador prometió el esclarecimiento del caso, hasta la fecha se desconocen las circunstancias en que Abigail, Carlos, Benjamín, Jesús Alfredo, Arturo Robles, Jorge Miguel y Mayra Karina fueron asesinados. 

En 2020, después del asesinato de Giovanni López bajo custodia policial, Enrique Alfaro dijo que había que revisar “quién era realmente” el joven de 30 años de edad.

Un mensaje de brutalidad para la sociedad

El caso de los cinco jóvenes de Lagos de Moreno marcó dolorosamente a la sociedad. El hecho de que se tratara de jóvenes entre los 19 y 22 años, y la difusión en redes sociales de un video de brutalidad extrema en el que presuntamente aparecen, tocó las fibras más sensibles de una sociedad asfixiada por la violencia. 

Rossana Reguillo, cuyas investigaciones giran en torno a los jóvenes, el crimen organizado, la violencia y la construcción social del miedo, reflexiona sobre cómo la intención de los victimarios era no solamente dañar a las víctimas que están siendo torturadas y obligadas a matarse entre ellos sino que “hay una saña brutal contra la sociedad, un mensaje brutal contra la sociedad”.

“Este hecho de hacernos testigos de esa crueldad tiene una implicación muy fuerte, por eso estamos tan devastados”, comenta. 

Reguillo dice que hay acontecimientos que rasgan elementos emocionales, elementos de límites sociales, que rompen el tejido, y por ello se vuelven especialmente visibles. 

“Son acontecimientos que condensan muchísimas de las angustias y de las emociones que vamos acumulando a lo largo de los meses y de los años, en los que pensamos haber alcanzado el peor horror y luego viene otro y viene otro”, comenta.

“El caso actual de Lagos de Moreno alcanza grados terribles de lo que llamo ‘violencia expresiva’ en mi trabajo, justamente como la que entiendo, no como la utilitaria de: ‘yo te mato porque quiero tu bolsa o tu coche’, sino esa violencia que busca exhibir todo su poder, y en este caso el video es eso”, añade.

En el laboratorio de Signa_Lab, que estudia el comportamiento social en las redes, hicieron análisis sobre Lagos de Moreno y detectaron “tintes emocionales muy fuertes”, aunque también a mucha gente buscando el video por morbo.

“Esto también te habla de una sociedad que ha ido aprendiendo a consumir piezas de horror. Una sociedad que ha naturalizado esto”, lamenta.

La difusión del video provocó un fuerte rechazo social en las redes, donde muchas personas se sumaron a los llamados para que no se compartiera ni se transmitiera en canales de televisión ni se difundiera en medios masivos de comunicación.

El Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (CEPAD) se manifestó, en un comunicado, por el respeto a las víctimas: Roberto, Diego, Uriel, Jaime y Dante, y sus familias, y llamó a los medios de comunicación a no hacer eco del atroz video.

“El respeto a la dignidad humana implica el deber de velar para que las personas desaparecidas y sus familias no sean objeto de malos tratos morales que lesionen su dignidad y les revictimicen”, pidió CEPAD.

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