Hallan a jóvenes presuntamente desaparecidos por marinos tras 5 años en fosa común
Foto por Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo.

Familiares de Noe Ignacio Alférez Hernández y Jonatan Organista Ballesteros, jóvenes desaparecidos, localizaron sus restos en una fosa común de un panteón municipal de Nuevo Laredo, Tamaulipas, cinco años después de que los vieron con vida por última vez.

El 18 de febrero de 2018 integrantes de la Secretaría de Marina (Semar) detuvieron a Noe Ignacio y a su amigo Jonatan, de acuerdo con información obtenida por el Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo.

Las familias de los jóvenes desaparecidos interpusieron una denuncia contra la Marina en las oficinas de la Fiscalía General de la República (FGR) de Nuevo Laredo. Desde entonces, las autoridades abrieron la carpeta de investigación ED/TAMP/NVO.LAR/0000532/2018.

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Pese a que la Fiscalía de Tamaulipas tuvo conocimiento de la localización de una fosa clandestina en el kilómetro 23 de la carretera Nuevo Laredo-Piedras Negras con los restos humanos de dos personas, en abril de 2018, enviaron los cuerpos a una fosa común bajo el número de identificación NN3047.

Entonces omitieron proporcionar la información a las familias de los jóvenes desaparecidos.

Al continuar la indagatoria contra los Marinos, “el Agente del Ministerio Público de la Federación, Fernando de Jesús Cervantes Aguilar, decidió no investigar la denuncia presentada y el 8 de mayo declinó la competencia a la Fiscalía General de Justicia de
Tamaulipas”, detalló el Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo.

Para el 10 de mayo, la Fiscalía estatal regresó la carpeta de investigación a la oficina de la FGR en Nuevo Laredo por la presunta participación de funcionarios federales.

Los familiares de Noe Ignacio y Jonatan, jóvenes desaparecidos, continuaron con la búsqueda hasta que el 5 de octubre les solicitaron un perfil genético que dio positivo con una base de datos de personas fallecidas no identificadas.

Veinte días después una agente del Ministrio Público de la Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos de Desaparición Forzada (FEIDDF) se comunicó con Gregoria Hernández Morales para confirmarle que los restos eran de su hijo Noe, uno de los dos jóvenes desaparecidos.

“Los padres de la víctima sufrieron una fuerte crisis nerviosa, afectando su salud física y emocional, luego de saber que su hijo Noe Ignacio estaba muerto y su cuerpo permaneció cinco años sepultado en calidad de desconocido”, detalló el orgnismo de derechos humanos de Nuevo Laredo.

Hay más casos de jóvenes desaparecidos

Los casos de los jóvenes desaparecidos, Noe Ignacio Alférez Hernández y Jonatan Organista Ballesteros, así como de otras 38 personas, forman parte de la carpeta de investigación FED/TSDHPDSC/FEIDDF-TAMP/0000305/2018 iniciada por la FGR en mayo de 2018 a petición del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Los casos fueron denunciados y documentados por el Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, organización que acusa detenciones arbitrarias, desapariciones y ejecuciones extrajudiciales cometidas durante operativos bajo el mando del almirante Marco Antonio Ortega Siu.

Al interponer una queja, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió en julio de 2020 una recomendación dirigida al secretario de Marina, José Rafael Ojeda Durán. Entonces reconocieron a 27 víctimas, “del resto la institución no encontró ‘evidencias’ de participación de servidores públicos de la Semar”.

La Semar ofreció una disculpa pública. Sin embargo, ahora las familias, entre ellas las de los jóvenes desaparecidos, urgieron a la CNDH a una reunión urgente porque son revictimizadas por funcionarios y aún desconocen el paradero de 25 de las 38 personas que forman parte de la carpeta de investigación FED/TSDHPDSC/FEIDDF-TAMP/0000305/2018.

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