Lobos México: patear la homofobia 
Lobos México, el equipo de futbol contra la homofobia. Ilustración: Eduardo Séptimo/ La Lista.

Los Lobos patean el balón con la certeza de ganar un partido más en el torneo de “Sauces”, pero también lo patean como parte de su lucha contra la homofobia. Llevan paso firme: van invictos, tienen la mejor defensiva y lideran la tabla general y la de goleo. 

El equipo ya no es el mismo que en sus inicios, hace 20 años, cuando su fundador convocó a unas “Retas en Chapultepec”, Ciudad de México (CDMX), y sólo llegó una persona; ahora hasta tienen banca. 

El balón con el que juegan es rosa, su uniforme color lila es inconfundible, la playera fue diseñada por los propios integrantes del equipo y en el centro tiene un ángel y un demonio tocando la guitarra. Las criaturas están separadas por una franja azul cielo y otra rosa. Y arriba en el centro, un lobo de colores los distingue.

“Lobos México” es el equipo de fútbol que no teme a la diversidad y que se compone en una buena parte de jugadores que expresan libremente su sexualidad. 

La bandera gay los sigue a todas partes: su pants de entrenamiento lleva una franja distintiva, el capitán tiene una banda con los colores del arcoíris y el cuello de la playera del entrenador presume lo mismo. Son un equipo diverso.

Sin duda, se distinguen dentro y fuera de las canchas de Cuautitlán Izcalli, Estado de México (Edomex), en donde compiten por el trofeo de la liga “Los Sauces” y donde también están creando un lugar seguro. Aunque no siempre es sencillo.

Alfredo Marín, coordinador del equipo y defensa central, reconoce que en ciertas ligas los equipos los menosprecian.

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Integrante de Lobos México durante un partido dominical. Foto: La Lista/ Lalo Vrutz.

“Es un reto porque dependiendo de los torneos y de los lugares a donde vayamos nos encontramos con discriminación. El clásico de ‘esos güeyes son esto, son aquello’. Para el año en que estamos uno se admira (de los comentarios): ‘eso qué tiene que ver, mi sexualidad no define que pueda patear un balón como cualquier otra persona’”, apunta el joven, quien se integró a Lobos México en 2018. 

Para él, Lobos México representa un espacio para vivir sin miedo y expresar su amor por el deporte.  

“A Lobos lo hace un lugar seguro la gente que está aquí, los integrantes del equipo, los integrantes de la comunidad, las personas que no son de la comunidad gay, pero que nos incluyen con naturalidad, sin poner de tabú la preferencia sexual”, acota.

No sin antes aclarar que un lugar seguro, también es un lugar de risas y de chistes. “Obviamente existe el desmadre, como en todos lados, pero todos nos respetamos, y esa es una cobija para los integrantes de la comunidad”. 

Pero los partidos simbolizan mucho más que tiempo de preparación física y convivencia, para Daniel Bravo estar en Lobos México representa la promoción y defensa de los derechos de las personas LGBT.

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Integrantes de Lobos México observan a sus compañeros en un partido. Foto: La Lista/ Lalo Vrutz.

“Me presentaron un equipo LGBT, me interesó precisamente porque pertenezco a la comunidad y decidí empezar a participar. Desde que entré hace cerca de 8 años me gusta la convivencia, la defensa de los derechos de las personas de diversidad, me siento orgulloso. El ambiente es de cordialidad, confianza, amistad; se siente la buena vibra. Procuramos apoyarnos entre todos”, dice. 

Aunque en su vida diaria no es muy explícito sobre sus preferencias sexuales o su participación en Lobos México, detalla que es “liberador” pisar un campo de futbol como parte de una escuadra de la diversidad sexual. 

“Es un orgullo poder acoger a las demás personas para que no tengan miedo… Finalmente, aquí en México hay mucha discriminación. Por ejemplo, laboralmente muchos de mis compañeros de trabajo no saben mi orientación, no la oculto no la niego, pero finalmente si se ha tenido ese tema todavía de discriminación en ciertos aspectos. Y aquí en el equipo no… Es un peso que te quitas de encima, como todo ser humano, no debería ocultarse”. 

La bandera es para todos 

Àngel Tolentino, el “bebé”, llegó tarde, casi a la par del sonido del tren que está cerca de la cancha de Los Sauces. Sus compañeros ya trotaban y movían los brazos hacia adelante, hacia atrás. 

El entrenador Óscar Reyes, de 40 años de edad, volteó para reprenderlo con la mirada. Él es uno de los integrantes heterosexuales del equipo, pero eso no lo detiene para portar los colores y defender a sus jugadores.

Su historia en el fut se remonta a las fuerzas básicas de Pumas, en donde se formó de los 11 a los 16 años; y al Ángeles de Puebla, de primera división. Hace dos años vio en internet que solicitaban entrenador para Lobos México y no dudó en aplicar al puesto. 

Reyes tiene claro que el objetivo del equipo es luchar contra la homofobia, pero además destaca la capacidad del mismo para lucir en la cancha, arrebatar el balón y distinguirse como uno de los mejores.

“Hay mucha ‘grilla’ hacia el equipo de Lobos por ser LGBT. Se preguntan cómo un equipo ‘como nosotros’ le va a ganar a un equipo de heteros”, confiesa.

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Minutos antes del silbatazo inicial, el entrenador pone los registros de cada jugador sobre el pasto. Todos aplauden al escuchar los nombres o apodos de sus compañeros: Diego, “Splash”, “Ardilla”, Javi… y comienza el partido.

Se comprueba que la escuadra no sólo es inclusiva, sino apta para el fútbol y domina a sus rivales: Borussia Dortmund. 

El primer tiempo se fue entre un autogol del contrario, una amarilla para los Lobos y una chilena del rival que terminó en las manos del arquero Lobo.  

De los 20 equipos que integran la liga de futbol Los Sauces, Lobos México es el único que se distingue por ser parte de la comunidad LGBT. Sin embargo, poco a poco han sumado a personas heterosexuales que defienden la misma bandera. 

“Tratar de siempre incluir es lo que se busca en el equipo… Yo no soy parte de la comunidad, pero apoyo obviamente todo el movimiento… se trata de promover la lucha contra la homofobia”, mencionó el portero Diego de Luna. 

Lleva medio año en Lobos México por invitación de su profesor y capitán del equipo Jonathan Barrera Reyes, de 33 años, pero describe el ambiente como de camaradería.

Para el docente, el espacio deportivo es un lugar que recibe con gusto a todo aquel que quiere participar y lo ha recomendado a alumnos y colegas.

“Muchos me han preguntado si pueden venir a jugar con Lobos… En el futbol hay muchos equipos donde por cualquier tipo de discriminación pues no te aceptan. Aquí en Lobos pues prácticamente si a ti te gusta jugar eres bienvenido. Las puertas están abiertas”. 

Un solo corazón, un solo triunfo

El segundo tiempo viene acompañado de un cambio de portero. De Luna abrocha los guantes de quien lo suplirá en la red los 40 minutos que restan del partido. 

El empate llega, pero Lobos responde y más tarde “el bebé” y Kevin consiguen la delantera para el equipo diverso: 3-1. En la segunda mitad un Lobo sale lesionado y, más tarde, una falta en el área chica marca la ventaja definitiva para la escuadra, que más que un equipo ya es una hermandad. 

“Para mí los Lobos son hermanos, o sea no amigos, hermanos; entonces me han apoyado mucho y yo los he apoyado a ellos”, asevera Ricardo Miranda, quien juega de medio por izquierda.

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El partido concluyó con una victoria y con la celebración por tres puntos más que mantiene a Los Lobos invictos en la temporada. “Y dice… uno, dos tres, Lobos, Lobos, ra, ra ra”.

Este partido, impulsa el anhelo de un campeonato que Los Lobos llevan esperando largo rato y el resultado refrenda el compañerismo entre todos.

Para Ricardo Miranda la esencia del juego es el corazón y al preguntarle sobre el machismo que, en ocasiones, despierta rechazo hacia su equipo, aclara que no debería existir. 

“Al final de cuentas todos somos humanos, todos somos tenemos un sentimiento un corazón, entonces no veo el por qué podemos ser diferente a los demás, todos somos iguales. Lo único que cambian son los gustos”,  remata.

Lobos México es una liga que también respalda a Lobas, equipo integrado por lesbianas, y Lobas trans; pero la comunidad incluso ya ha incursionado en disciplinas como el box o el atletismo. Pero todas sus subdivisiones tienen algo en común: jugar contra la discriminación. 

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