‘El bullying homofóbico que invade las escuelas se aprende en casa’
'El bullying en la niñez te cambia el chip y provoca deserción e ideación suicida, sobre todo entre la niñez LGBT' afirma el activista Gerardo Sánchez.
'El bullying en la niñez te cambia el chip y provoca deserción e ideación suicida, sobre todo entre la niñez LGBT' afirma el activista Gerardo Sánchez.
¿El azul es para los niños y el rosa para niñas?, ¿Los niños juegan a la pelota y las niñas a saltar la cuerda? y ¿quien es diferente merece ser expuesto y violentado? La respuesta es no, pero el bullying homofóbico que repudia la diversidad surge desde la infancia en las escuelas.
Los escenarios de discriminación escolar en México son reales, sobre todo entre sectores de la población LGBT, y las consecuencias de este abuso permean muy profundo y repercuten en la adolescencia o vida adulta.
De acuerdo con datos que Conapred difundió en 2023, una de cada diez niñas y niños de 9 a 11 años se han sentido acosados en la escuela, 9% sufrieron golpes, empujones o fueron amenazados y en la adolescencia, cinco de cada 10 personas de 12 a 14 años admitieron haber recibido insultos y burlas en el entorno escolar.
Al crecer, tres de cada diez personas de 12 a 17 años reportó acoso escolar, según la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis) 2022. Y entre la población de 18 años o más, un 3.1% se sintió discriminada por su orientación sexual, reportó el Inegi en 2023.
Entre la violencia escolar, las infancias pueden enfrentarse al bullying homofóbico, es decir, que se dirige a personas por su orientación sexual y/o identidad de género. De acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), ambos tipos de violencia, el bullying y el bullying homofóbico, comparten algunas características:
- Reúnen agresiones físicas y verbales, intimidación, amenazas, exclusión.
- Ocurren en forma repetida y persistente.
- Muestran una relación desigual (aunque sea entre pares) entre la persona agresora y quien es agredida.
Pero, ¿qué impide que las escuelas sean un espacio seguro para las infancias LGBT?
Para Gerardo Sánchez Guadarrama, activista y creador del semáforo LGBTfóbico, la discriminación es uno de los principales factores para que las escuelas no sean un espacio seguro.
“Tenemos como sociedad un hábito pésimo que es la discriminación. No nos ha caído el 20 como especie de la importancia que tiene el respetar las diferencias en el salón de clases. (La escuela) es una institución del Estado y tendría que ser un espacio seguro, como la familia”, mencionó.
¿Por qué persiste la discriminación incluso entre los menores?
Existe mucha resistencia a aceptar a quienes son distintos, porque la discriminación es prima hermana del machismo y del heteropatriarcado y la violencia que se ejerce en las escuela tiene que ver con el repudio a la diversidad y hacia una orientación sexual diferente a la hegemónica, la heterosexual.
Hay resistencias a expresiones de género distintas y prevalece la norma donde los niños tienen que vestir de azul y no llorar, así como entrenarse para mantener a una familia, y las niñas tienen que estar en la casa, vestir de rosa y ser sumisas. Esta comparativa es a lo mejor un tanto sosa, pero tiene un significado muy profundo.
Y justamente se traduce en toda esta ola de violencias. Además, a los estereotipos se suman otras condiciones que desatan la discriminación: el ser mujer, el tener una piel oscura, el no tener un cuerpo que el marketing considera bello y el formar parte de la población LGBT.
Finalmente, hablando del salón y del entorno escolar la violencia está normalizada y las y los profesores la pasan por alto.
¿Las infancias LGBT son más susceptibles a sufrir discriminación?
Las infancias son un grupo de población vulnerable, pero las infancias de la población LGBT lo son aún más. En términos de LGBT las consecuencias ya fueron medidas por The Trevor Project; esta organización hizo un análisis y concluyó que la mitad de las adolescencias LGBT había pensado en el suicidio como una opción.
La ideación suicida y el suicidio están siendo considerados como una solución ante el estigma y la discriminación, que proviene según los entrevistados de la familia y la escuela.
Por eso la ONU conmemora el Día Mundial de las Infancias y ha reconocido que todos somos susceptibles a ser discriminados, situación que te cambia el chip, en especial cuando eres menor de edad.
¿Qué implica el bullying homofóbico y transfóbico?
Implica que las infancias vivan, todo el tiempo, cargando una losa de señalamientos, que pueden trascender a la violencia física.
Se va a escuchar muy trillado, pero las infancias son como una esponja. O sea, la información que tú le digas a un niño en casa, la va a replicar en la escuela. Eso pasa con la discriminación LGBT fóbica y a los adultos nos toca hacernos corresponsables de esta situación.
En la medida en la que como sociedad no nos desenganchemos de estos hábitos de pensamiento, donde se cree que lo diferente es malo no habrá un cambio en las instituciones, no solo en la escuela, sino en la casa, la familia, el trabajo, el gobierno, y todos los pilares que conforman el Estado.
Hay que divulgar que lo diferente nos unifica y nos hace valiosos, porque solo en esa medida podríamos generar esa transformación y dar paso a los espacios seguros.
¿Cuáles son las consecuencias del acoso escolar en la población LGBT?
El acosos escolar provoca que 50% de la población acosada quiera suicidarse y que el 70% de población de población LGBT ya no quiera ir a la escuela. La escuela se supone que es un pilar de la formación temprana, pero deja de serlo cuando se percibe como un lugar peligroso.
La discriminación en las infancias golpea el libre desarrollo cognitivo y creativo, y los hace dudar de su valía como personas y de su permanencia en la escuela. Las infancias acosadas se la pasan pensando cómo evitar el contexto violento en lugar de poner atención en las clases y eso también repercute en sus calificaciones.
¿Qué hacer para prevenir el bullying homofóbico y transfóbico en las escuelas?
Eventualmente debe hacerse un trabajo al interior de las escuelas para establecer mecanismos o unidades de diversidad que vigilen y regulen los espacios libres de discriminación. No se trata de que se vuelvan policías, pero sí deberían fungir un rol de prevención.
Hay que invertir en educación, tener apertura, respetar la diversidad, sensibilizar a la población y no banalizar los derechos humanos. Esos dichos sobre ‘la generación de cristal’ son discriminatorios. Las nuevas generaciones no son de cristal, pero saben poner límites.
Cada uno de nosotros es un agente de cambio en los distintos ambientes en los que nos desenvolvemos y no callar ante la discriminación y el bullyng LGBT fóbico es la ruta a ser mejores personas.