Incrementa el estrés postraumático en migrantes por secuestros y abusos en México Incrementa el estrés postraumático en migrantes por secuestros y abusos en México
Fotografía de archivo en donde se ven migrantes que caminan en caravana en una carretera. Foto: EFE/ Juan Manuel Blanco

Pesadillas recurrentes, flashbacks, ansiedad abrumadora y dificultad para dormir o concentrarse. Estos son solo algunos de los síntomas que enfrentan cada vez más los migrantes varados en la frontera norte de México. Organizaciones civiles alertan sobre un preocupante aumento del trastorno de estrés postraumático (TEPT) en estas personas, quienes viven experiencias traumáticas como secuestros, abusos y explotación mientras cruzan el territorio mexicano.

El principal detonante del trastorno de estrés postraumático en migrantes son los secuestros, dice Sara Villegas Torres, abogada del Servicio Jesuita de Refugiados en Ciudad Juárez. “Lo que hemos detectado mayormente es el tema de los secuestros, no solamente aquí en la entidad (Chihuahua) sino a través de todo México, es algo inevitable encontrarnos con estas historias porque es algo que le sucede a la mayoría de las personas con las que tenemos contacto”, afirma.

Solo en julio, Chihuahua fue escenario de dos secuestros masivos que afectaron a 36 migrantes, según cifras de la organización Alto al Secuestro. Este fenómeno ha dejado profundas secuelas en personas como Cindy Vázquez, de Honduras, quien comparte su experiencia tras ser secuestrada por un cartel mientras cruzaba México.

“Nos dijeron: ‘bájense’. Pero nosotros pensábamos que era la policía o migración, porque no tuvimos problemas con migración. Pero cuando ya nos bajaron y nos subieron, yo perdí todas mis pertenencias, todo perdí porque no me dio tiempo de sacar nada de la parte baja del autobús. Y cuando nos subieron a un carro, ya entonces ahí supe que estábamos secuestrados“, narra.

Los trasladaron a una bodega, a 15 minutos de distancia antes de llegar al estado de Chihuahua, donde también había mucha gente raptada, según relata, y su familia tuvo que dar un rescate.

“Nos dijeron que estábamos privados de la libertad y que pues ahí íbamos a estar mientras nuestra familia pagara un rescate. Nuestra familia tuvo que pagar mucho dinero”, dice.

Los secuestradores traían uniforme, pantalón café y camisa azul marino con escopeta por la espalda, pero sin logotipos oficiales. Al final pudieron salir con un pago de 10 mil dólares por ella y su familia.

“Nosotros solo queríamos llegar a un lugar mejor, que pudiéramos trabajar, que pudiéramos empezar de cero, pero no, la verdad que yo no me quedaría viviendo en México“, dice Cindy.

Solo en 2023, Alto al Secuestro reportó 772 secuestros de migrantes, casi una tercera parte del total nacional de víctimas de este crimen. Y no es el único riesgo que enfrentan, el trastorno de estrés postraumático en migrantes también se desarrolla por otros peligros.

Roxana Yamilet Velázquez, de El Salvador, y sus primos Diego José y Adriana Elizabeth enfrentaron otro peligro: la tragedia en el desierto de la frontera norte de México.

“(A mi prima) le dio como un paro respiratorio de calor y de ahí fuimos trasladados, bueno, nos agarró migración y nos llevaron a un hospital porque íbamos deshidratados” cuenta.

La arena era tan caliente que quemaba la piel, y el agua en sus botellas se calentaba rápidamente debido a las temperaturas que alcanzaban los 40 grados.

“Se nos ponía como hervida, ya bien caliente, no podíamos tomar ni nada y mi prima empezó a batallar como a medio camino. Incluso yo también, y ella no pudo resistir, pues ella fue la que más batalló”, recuerda Roxana sobre cómo se le iba la vida a su prima.

Esto ocurre en el contexto de un aumento del 193% interanual en la migración irregular a través de México en la primera mitad del año hasta superar las 712 mil personas, según la Unidad de Política Migratoria del gobierno.

Con información de EFE.

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