Hay cientos casos de menstruación anormal tras exposición a gas lacrimógeno durante protestas en Portland
Oficiales federales lanzan gases lacrimógenos contra un grupo de manifestantes durante una protesta de Black Lives Matter en Portland, Oregon, en julio de 2020. Fotografía: Marcio José Sánchez / AP

Más de mil personas reportaron efectos duraderos contra la salud después de exponerse al gas lacrimógeno durante las protestas en Portland, Oregon en el verano pasado, de acuerdo con un estudio científico recién publicado.

Casi 900 personas reportaron ciclos menstruales anormales, incluyendo cólicos intensos y un aumento en el sangrado, que comenzaron o persistieron durante varios días después de la exposición inicial al gas. Cientos de personas más se quejaron de otros impactos negativos a la salud, incluyendo dolor de cabeza severo, náuseas diarrea y problemas de salud mental.

La nueva investigación, basada en una encuesta por internet a más de 2,200 personas, pone en duda las aseveraciones de que las consecuencias de salud de exponerse al gas lacrimógeno son menores y temporales, según la Dra Britta Torgrimson-Ojeri, investigadora en Kaiser Permanente Northwest y autora principal del estudio.

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También es el primer estudio arbitrado publicado que confirma el vínculo entre los gases lacrimógenos y la menstruación anormal, conexión que fue ampliamente discutida por los manifestantes estadounidenses en redes sociales y noticieros durante el año pasado.

Los participantes en las protestas por la justicia racial en contra de la violencia policial del verano pasado en Portland, Seattle, Minneapolis, Rochester y otras ciudades, dijeron a los medios que su exposición al gas pimienta fue seguida por sangrado inesperado, cólicos inusualmente dolorosos y otras disrupciones a los ciclos menstruales típicos.

En Julio del año pasado, Oregon Public Broadcast entrevistó a 26 manifestantes, entre 17 y 43 años de edad, que dijeron que la exposición al gas lacrimógeno afectó sus periodos. Algunos describieron coágulos grandes, otros “cólicos que se sentían como rocas afiladas”.

No es paranoia. No es una coincidencia. Algo está pasando”, dijo una manifestante de 29 años a Oregon Public Broadcasting.

Cinco personas transgénero que tomaban testosterona, que usualmente detiene la menstruación, dijeron a la estación de radio que volvieron a tener sangrado y cólicos después de la exposición al gas lacrimógeno.

En Seattle, más de una docena de personas, incluyendo a algunas que no estuvieron en las protestas pero que se expusieron al gas lacrimógeno que entró a sus casas, dijeron a KUOW que creen que sus periodos se vieron afectados.

Una de las razones por las que los investigadores decidieron llevar a cabo la encuesta durante el verano es que se sabe poco sobre los efectos a la salud del gas pimienta, cuando se despliega sobre una población civil constituida por una amplia diversidad de personas, dijo Torgrimson-Ojerio.

A pesar de esta falta de conocimientos, dijo, “el gas lacrimógeno se despliega regularmente, noche tras noche, sobre la comunidad en general”, afectando a “personas embarazadas, personas vulnerables porque padecen otras enfermedades, potencialmente a niños, menores o adultos mayores”.

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Los resultados del estudio de Portland, incluyendo el nuevo vínculo entre el gas y la menstruación, son una contribución importante a las investigaciones científicas sobre el gas lacrimógeno, que principalmente se ha probado con hombres jóvenes en el ejército y en situaciones policiales, dijo Sven-Eric Jordt, profesor de anestesiología en Duke University.

“En este momento, no sabemos cómo el gas lacrimógeno provoca estas irregularidades (menstruales)”, dijo Jordt a The Guardian. “Es posible que el dolor, el estrés, la deshidratación y el agotamiento formen parte. O bien, los productos de la degradación del gas lacrimógeno en el cuerpo humano pueden tener efectos endocrinos”.

Aunque las recomendaciones médicas actuales para lidiar con los efectos del gas lacrimógeno son simplemente alejarse, quitarse la ropa afectada por los químicos, y darse una ducha, las respuestas a la encuesta sugieren que los efectos físicos y mentales de exponerse al gas pueden ser mucho más duraderos, dijo Torgrimson-Ojerio.

Algunos encuestados reportaron “problemas médicos y problemas de salud mental que permanecen durante varios días, semanas o meses después de la exposición”, dijo.

Más de la mitad de las personas menstruales en la encuesta describieron alguna clase de irregularidad en el periodo, o la sensibilidad de los senos y el pecho, tras exponerse al gas lacrimógeno.

Algunos participantes en la encuesta de Kaiser Permanente Northwest describieron cólicos tan severos que tuvieron que buscar atención médica en clínicas de cuidados urgentes o salas de emergencias, dijo.

Los investigadores también encontraron una relación de “dosis-efecto”: las personas que describieron una exposición más frecuente y reiterada al gas lacrimógeno también describieron disrupciones más serias a sus ciclos menstruales.

El nuevo estudio, publicado en BMC Public Health, tiene algunas limitaciones. Los resultados se basan en una encuesta en línea anónima, entonces los investigadores no pudieron confirmar independientemente las identidades de los encuestados, según Torgrimson-Ojerio.

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Siempre que las personas reportan grandes cambios en su cuerpo y en su salud, es razón para preocuparse”, dijo. Debido a que los investigadores no pudieron dar seguimiento a los encuestados sobre la afección de los síntomas sobre sus vidas, “no podemos decir algo definitivo sobre la gravedad del asunto”.

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