La conducta del Dalai Lama revive los casos de abuso de líderes religiosos

Un video del Dalai Lama pidiéndole a un niño que le succione la lengua ha detonado millones de reacciones en rechazo en todo el mundo y ha reavivado los casos de abuso sexual contra menores y otras personas por parte de líderes religiosos que han quedado impunes, mientras que otros lo ven como un gesto de empatía.

Los hechos ocurrieron en febrero pasado durante la clausura de un curso de la Fundación M3M, donde el Dalai Lama dio la bendición a 120 jóvenes en el templo tibetano de Tsuglagkhang en Dharamshala, región de India donde el líder tibetano tiene su gobierno en el exilio.

En el video se observa que el menor le pide un abrazo al Dalai Lama, a quien los budistas tibetanos ven como la manifestación de Avalokiteshvara, el Bodhisattva de la compasión. El líder del Tíbet lo llama al escenario donde se encuentra sentado y le dice que le dé un beso: “primero aquí”, dice señalando su mejilla. El niño le da el beso y luego, el monje budista pronuncia sus labios y dice: “creo que aquí también”, según la traducción en vivo del evento. Entonces, jala la cara del niño de la barbilla hasta pegarlo a sus labios en medio de risas y aplausos de la audiencia.

“Y succiona mi lengua“, agrega el líder del Tíbet, mientras saca su lengua ante la risa de los asistentes, pero el niño solo alcanza a pegar su frente con la del monje.

Aunque varios medios y opiniones exponen que mostrar la lengua es parte de una tradición como señal de respeto, ninguno hace referencia a succionar la lengua de alguien. El sitio oficial del 14 Dalai Lama publicó este lunes un pronunciamiento en el que pide disculpas.

“Su Santidad desea disculparse con el niño y su familia, así como con sus muchos amigos en todo el mundo, por el dolor que sus palabras puedan haber causado.

“Su Santidad a menudo se burla de las personas que conoce de manera inocente y juguetona, incluso en público y ante las cámaras. Él lamenta el incidente”, dice la publicación.

En México, Tejiendo Redes Infancia calificó la conducta del líder religioso como una agresión sexual. Su coordinador, Juan Martín Pérez García, comentó a La-Lista que quienes justifican este tipo de conductas al mostrarlas como un gesto de juego o de broma lo hacen desde un punto de vista adultocéntrico.

“Si fuera broma, tendríamos que preguntarnos si estas bromas se las ha hecho a otros jefes de Estado. Si es un acto de profundo respeto, sería fantástico que la iglesia nombre a otros jefes de Estado y al propio papa, besándole la lengua, como la máxima imagen de respeto”, comentó el coordinador de Tejiendo Redes Infancia.

El defensor de derechos de la niñez destacó que se trata de un abuso de poder por parte de un líder religioso ante un menor que no pudo evitar el hecho.

“Ese es el patrón que viven todas las víctimas de violencia, muchas de ellas víctimas de violencia sexual de jerarcas de todas las iglesias y estamos viendo cómo quedan indefensos y cómo el mundo adulto lo va a justificar”, señala Juan Martín Pérez.

Agrega que las jerarquías religiosas, a lo largo de la historia, acumulan tal nivel de poder, que juegan con esta lógica de cercanía con la gente que es la que los protege.

Pérez García hizo referencia a los incontables casos de abusos sexuales por parte de jerarcas de la iglesia católica que han quedado impunes en México y otras partes del mundo y el reciente caso del líder de la Iglesia de la Luz del Mundo, Joaquín Naasón, quien fue llevado a juicio en Estados Unidos y se declaró culpable de cometer abuso sexual en contra de tres menores.

“Ya se perdió la cuenta de pederastas en la iglesia católica, pero sigue invicta, impune. Y tenemos a la Luz del Mundo, en Estados Unidos, no en México, donde lo han protegido, pero el negocio sigue facturando”, dijo en referencia a los ingresos que generan. “Y la iglesia Tibetana sigue facturando…”

Otras opiniones señalaron que el abuso sexual suele ocurrir en privado y no en eventos como el que hizo viral en las redes sociales.

Roberto Blancarte, profesor investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México, comentó en entrevista que la impunidad ante casos de abuso sexual cometidos por parte de líderes religiosos es uno de los factores por los que hay reacciones que consideran este hecho como un acto de pedofilia.

Es muy difícil decir en qué casos son gestos de empatía o gestos de simple cariño a los niños, dijo, y en qué momento se convierten en gestos de pederastia o de pedofilia.

En su opinión, lo que se dijo del Dalai Lama, es un poco exagerado porque los actos de pedofilia suelen hacerse de manera oculta.

En su opinión, el verdadero problema está en los sistemas de justicia en donde las víctimas pueden o no acudir a pedir justicia.

El investigador señaló que en todas las instituciones donde hay abuso de poder por parte de religiosos existe ese problema.

“Lo que hay es una crispación que se puede entender muy bien por los muchos abusos que ha habido en todas las iglesias y agrupaciones religiosas y que se transmite en cualquier gesto que ahora las redes sociales se multiplican y que interpretan de la peor manera”, señaló Blancarte.

Los abusos sexuales que, por supuesto existen, agregó, suelen ser más bien ocultos del público. “Por eso, a mí las reacciones me parecen un poco condicionadas por una molestia general que, a veces, se refleja en este tipo de reacciones a este tipo de acercamiento”.

“La gran diferencia en los muchos abusos sexuales que sabemos que existen en todas las religiones se da a partir no tanto de la existencia o no de esos abusos, sino de cuando hay sistemas judiciales que permiten sacar a la luz a esos abusos a través la denuncia de las víctimas”, señaló.

“Hay países donde eso es un tabú y hay países donde por el contrario, se ha convertido en una cruzada”.

Nota del editor: Esta nota fue actualizada para escribir correctamente el nombre de Juan Martín Pérez García