OPINION
Los boomers y los millennials deberían dar una paliza con nosotros en la temporada de juegos, y nunca igualaremos las habilidades motrices finas de la generación Z. Pero aun así, somos ganadores.
Lo personal se convierte en político cuando el resentimiento está incrustado en una monarquía cuyo instinto es proteger al heredero a toda costa.