La epidemia empieza por nosotros, por lo que nos decimos cuando nos vemos al espejo, cuando no soltamos relaciones tóxicas, cuando no ponemos límites claros y concretos.
El tema del bullying está directamente relacionado con la experiencia del mindfulness en nuestras vidas, mientras más anclados en el momento presente estemos menos probabilidades existen de que la violencia y la agresión nos invadan y nos dejen fuera de control. Desarrollamos empatía, perspectiva y ecuanimidad y somos capaces de detener comportamientos violentos que recibimos o damos.
En el 2014 el CDC (Centers for Disease Control, USA) lanzó una definición formal de lo que es bullying resumida en lo siguiente: comportamiento agresivo no consensuado, desbalance de poder y repetición de comportamientos agresivos. La explicación ayuda a determinar si los niños y adolescentes están viviendo un episodio de bullying, la intensidad con la que lo reciben y el tipo de incidentes.
El bullying se considera una epidemia si tenemos en cuenta que por ejemplo en Estados Unidos uno de cada cinco estudiantes han sido o son víctimas de agresiones por parte de sus pares, ya sea en persona o en el mundo virtual con el ciberbullying (del cual les hablaré en otras columnas).
El Instituto de Estadísticas de Unesco indica que un tercio de la población mundial de jóvenes es víctima de bullying con un rango de un 7 % en Tajikistan hasta un 74% en Samoa, además el informe dice que los factores socioeconómicos afectan profundamente a quienes son víctimas: los hijos de inmigrantes nacidos en países ricos son más propensos a ser víctimas de agresiones que los jóvenes ciudadanos del país que no son hijos de inmigrantes por ejemplo.
Las estadísticas son contundentes y el tema es prioritario pero yo les propongo un cambio radical de paradigma en la mirada, pensamiento y soluciones para el tema del bullying.
Si analizamos la mayoría de los programas, propuestas, intervenciones gubernamentales o privadas para frenarlo todos ellos apuntan a las víctimas y a los victimarios, a los comportamientos violentos de los que agreden y al sufrimiento del que lo recibe.
Les propongo cambiar el foco y comenzar a observar el poder y la complejidad del Auto Bullying, el que ejercemos contra nosotros mismos, la violencia con la que nos tratamos, la falta de respeto que nos imponemos regularmente, el poco cuidado a nuestra salud mental y emocional.
La epidemia empieza por nosotros, por lo que nos decimos cuando nos vemos al espejo, cuando no soltamos relaciones tóxicas, cuando no ponemos límites claros y concretos o cuando repetimos palabras que heredamos y que nos ponen un coto a nuestra creatividad y expansión.
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Hay que frenar el desenfado del bullying que crece sin control en todos los sectores de la sociedad, pero empieza por uno, por cada uno de nosotros en el desarrollo de nuestra conciencia. El otro deja de ser víctima o victimario, yo salgo del lugar de dar o recibir para asumir otro nivel de responsabilidad conmigo mismo que va a tener implicaciones sin precedentes en la mejoría de las relaciones en general.
Contacto: @cynthiazakofficial
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