Infancias libres, pero de pantallas

“La vida es la infancia de nuestra inmortalidad”.Wolfgang von Goethe

Hace unos días, al anunciarse el triunfo de Emmanuel Macron, hubo una imagen de él besando a su esposa, quienes les acompañaban captaron el momento a través de sus teléfonos celulares. Los que realmente vivieron la emoción a flor de piel fueron los niños y niñas. Hubo un tuit al respecto del escritor y gestor cultural Jorge Carrión: “Hasta los 12 años vives la vida; después la registras o la filtras a través de tu teléfono móvil”. ¡Tremendo!

Recordé un artículo sobre el libro La fábrica de cretinos digitales del neurocientífico Michel Desmurget, quien en pocas palabras sentenció: “Los nativos digitales son los primeros niños con coeficiente intelectual más bajo que sus padres”. No voy a negar que una angustia se apodero de mí.

Hay muchos factores que influyen en el desarrollo intelectual de las niñas, niños, niñes y jóvenes, aspectos como acceso a atención y supervisión médica, alimentación, sistema escolar y entorno familiar, sin embargo, como solían decir nuestros padres, la vida misma es otra gran escuela y digamos que ese camino se lo han pasado un poquito de largo nuestras infancias con el asalto de las tabletas, teléfonos y pantallas inteligentes que poco margen dan a eso otro que pasa fuera de ellas.

De acuerdo a Desmurget, la estructura cerebral y su maduración anatómica se ve retrasada por el impacto de las pantallas, entre esas redes cognitivas se percibe una menor atención, así como avances lentos en el lenguaje. Es importante subrayar que no sataniza el uso de los dispositivos móviles, pero sí recomienda que su uso sea supervisado, también sugiere que les niñes menores de seis años tengan un menor consumo de contenidos digitales y descubran el mundo con sus propios ojos. Otro punto importante tiene que ver con la alteración del sueño y al respecto sabemos todes, al menos en los últimos años, el papel fundamental del buen dormir en el desarrollo de nuestres hijes.

Comos conscientes del agotamiento que cada padre, madre o tutor carga por cuestiones de trabajo o falta del mismo, la locura del regreso a la presencialidad y los trayectos de un lugar a otro, pero haciendo eco a aquella sobada frase de “los niños son el futuro”, bien valdría la pena poner más empeño, sería fabuloso dejar en el pasado esos descalabros y quejas que hoy nos carcomen nuestro día a día, se antoja que esa plasticidad cerebral se encamine hacia futuras acciones de cambio.

Nunca es tarde o no demasiado. Bajo el pretexto del Día del niño, la niña y niñe, qué tal si los sorprenden con una tarde de juegos de mesa, sesión de dibujo, salgan juntes a la calle, vayan a un parque para jugar sin miedo a romper algo en casa, anímense a tumbarse y descubrir el cielo y sus múltiples formas, cocinen, escuchen música, bailen o tan solo platiquen. De verdad, esa serie de actividades no se borrarán de la memoria con la más reciente actualización del sistema, al contrarioa se transformarán en valiosos recuerdos que brindarán a nuestras infancias certezas y fuerza para enfrentarse al mundo con los pies en la tierra y los ojos bien abiertos.