No pasa nada

Desde el Juan Camaney de Luis de Alba, no había otro que se atreviera a sentirse más acá que los demás, más valiente que los demás, más chulo que el resto. Hasta que llegó el presidente Andrés Manuel López Obrador a decir que si a uno lo detienen criminales en un retén no hay que temer, porque solo Judas temió. El primer mandatario que viaja escoltado y en camionetas blindadas dice que “no pasa nada” si en ese retén nos piden que nos identifiquemos mientras los criminales tienen el dedo en el gatillo de cada una de sus armas. “No pasa nada”, esas fueron sus palabras textuales. Claro, no pasa nada… hasta que pasa algo.

El fin de semana, el presidente López Obrador fue a Sinaloa. Lo siguieron periodistas que tienen como misión informar. Una misión peligrosa que le ha costado la vida a 11 colegas solo en 2022 y a 36 en lo que va de esta Cuarta Transformación que, claramente, no trajo seguridad ni paz a esos periodistas y sus familias.

Ahí iban los colegas sobre la carretera Badiraguato-Guadalupe y Calvo cuando, como en otras partes del país, unas camionetas les marcaron el alto y hombres armados los obligaron a identificarse. Los retuvieron. Después de explicar que iban tras el presidente los dejaron ir. No me puedo imaginar el miedo que los colegas sintieron, la incertidumbre, lo que imaginaron que les podría pasar. Los pudieron haber matado.

El presidente opinó sobre el asunto. Pero lo hizo como si se hubiera dado unos toques de mota y estuviera recostado en una hamaca:

“Sí”, dijo autorizando que existiera el hecho, porque él decide lo que existe y lo que no. Y siguió: “No pasa nada”, sí, el presidente de un país donde no deberían haber retenes de criminales, con su expresión los normalizó, “No pasó nada afortunadamente”. ¿Ya ven? Y ustedes armando tormentas en un vaso de agua. Nomás faltó que dijera que con tan poquita saliva nos ahogamos. No sé lo que valgan para el presidente los periodistas, pero que unos criminales los retengan es nada.

“¿No es que los grupos delictivos estén tomando ciertos territorios de Sinaloa?”, le preguntaron. Y él siguió como recostado mentalmente y hamaqueándose:

“Eso es lo que dicen los conservadores”, aquí habría que incluir a los familiares de los colegas asesinados que denuncian que los narcogobiernos siguen existiendo, “pero no les crean a los conservadores porque si ustedes les creen a los conservadores pueden tener problemas”, ah, caray, eso sonó como a amenaza… “Me refiero a que les produzcan confusión”, ¡ah!, gracias por la aclaración presidente.

Para ser franco: En México no pasa nada. No pasa nada de justicia, nada contra la impunidad, nada evita los narcogobiernos, nada impide los crímenes contra periodistas… Nada. El presidente desde su hamaca imagina un país rosa, que está manchado de sangre y para él, eso no es nada.