(Re)generar los contrapesos

Charles Louis de Secondat, mejor conocido como (el barón de) Montesquieu, decía que “para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder”. Este sexenio es prueba de ello, pues nos ha enseñado la importancia de los contrapesos políticos que deben existir en todo sistema democrático.

El discernimiento y debate cotidiano de lo público hace que nuestra democracia se fortalezca y a una sociedad más crítica y exigente con sus gobiernos. Asimismo, el respeto de la división de Poderes debe ser la premisa en esta República, no podemos seguir con la voluntad de una sola persona, ya que esto significaría una amenaza para las instituciones y para el país entero.

Ejemplos de esto han sido muchos, las iniciativas de reformas de ley que pasan por el Congreso sin “moverle ni una coma”, después el alud de amparos, decenas de leyes que tienen que ser desechadas por no estar bien escritas o porque esconden otro objetivo del expuesto mediante las -letras chiquitas-.

Las muestras más recientes son las reformas a la ley de amparo y de pensiones, que de concretarse tendrá muchos riesgos para las personas que menos tienen; decisiones en megaproyectos, acompañadas de presupuesto, que no reflejan las urgencias sociales y una larga lista de etcéteras se han puesto en marcha durante esta administración sin contrapesos.

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En la actualidad del país, es claro que el Poder Legislativo está al servicio del Ejecutivo y el Judicial es el Poder en el que se recargan los contrapesos y es por este motivo los constantes ataques. De aquí radica la importancia de retomar el camino del fortalecimiento democrático, del respeto a las instituciones y de (re)generar los contrapesos en el Legislativo y también en las entidades federativas.

Estamos a las puertas de las elecciones más grandes en nuestro país, donde debemos elegir los 128 escaños de la Cámara Alta y las 500 curules de San Lázaro. Como ciudadanía tenemos que reivindicar el sentido y el peso del Legislativo, del representante más cercano a la sociedad y es el primer filtro para que nuestras voces sean escuchadas.

El Congreso de la Unión debe ser plural para dar voz a las minorías, cada una de las diputaciones representa a un rincón del país. Aquí es donde estarán concentradas las luchas de partidos y deberán ser las sociales. Tener un Congreso plural, debatiente, cercano y no una mayoría directa para el partido en el poder serán las claves del próximo 2 de junio.

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