Aferrarse a la vida

“La única verdad es la realidad”, Aristóteles

Fifaliana es el nombre de una niña que nació al pie de una carretera en Madagascar, significa el que da alegría y para su madre una adolescente que padece fístula obstétrica fue una posibilidad de esperanza. El nombre también da título al documental de Lorenzo Hagerman, cinta que lleva al espectador a África oriental, lugar donde las mujeres que han sido madres adolescentes padecen incontinencia urinaria o fecal a causa de una herida que nunca sana entre el canal del parto, la vejiga y el recto, condición que las orilla al aislamiento y padecimiento de enfermedades graves.

Un documental que surgió a partir de una experiencia familiar del realizador, su cuñada Sandra, una ginecóloga de gran corazón que se unió a la Asociación de Cooperación Sanitaria murió en Sudáfrica, justo cuando ella y su esposo se encontraban en misión junto con colegas de España y Argentina, una labor costeada por cada médico en la que no solo atendían a mujeres por la fístula, sino a pacientes de todo tipo, ya que su estancia para muchos es la única oportunidad de acceder a los servicios de salud, es por ello que la mayoría de las veces sus jornadas parecían interminables al atender desde una fractura, hasta hernias, cesáreas y las patologías vesicovaginales, así como visitas a las comunidades con el objetivo de crear conciencia sobre la atención temprana.

Toda una travesía que nos presenta a los especialistas desde días antes de emprender el viaje, justo cuando están en su lugar de origen preparando el instrumental que llevarán en sus pesadas maletas, son 20 kilos entre bisturís, espejos, tijeras, jeringas, guantes, hasta abanicos y lámparas para esos momentos en los que la electricidad falla, uno de los protagonistas es el doctor José Manuel Devesa, quien lleva quince años viajando con la Asociación y es un claro ejemplo de entrega y vocación por hacer el bien sin mirar a quien.

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En el equipo médico también se encuentra Gonzalo, hermano de Lorenzo el documentalista y viudo de Sandra, él también es un ejemplo de pasión y perseverancia a pesar de las adversidades, componentes que junto con las investigaciones previas, un guion en la cabeza, la cámara Alexa con lentes anamórficos y la energía desbordada, animan a Lorenzo Hagerman a filmar una gran historia de humanidad, toda ella hilvanada con situaciones difíciles de entender en el siglo XXI, ya que muchas de esas enfermedades han sido erradicadas.

Fueron días de estar tras la cámara hasta de 18 horas continuas, tiempo en el que tuvo la oportunidad de presenciar cirugías de alto riesgo, incluso hay una escena en la que se va la luz y en segundos entran al quite los celulares para iluminar con sus lámparas la mesa de operación, un momento que parece sacado del cuadro La lección de anatomía del Doctor Nicolaes Tulp de Rembrandt.

Lleno de testimonios, música, momentos de la vida cotidiana, la esperanza y la muerte, Fifaliana es un documental que conmueve por la fragilidad de la vida en condiciones poco favorables ya sea en Sudáfrica o en la sierra de México, una zona deprimida en Guatemala o en países donde la atención médica deja de ser prioridad, pero también es una muestra de cómo es posible hacer mucho con voluntad y canalización adecuada de los recursos, sin duda los médicos de la Asociación de Cooperación Sanitaria son verdaderos agentes de cambio a los que documentos como el de Lorenzo Hagerman permite conocerlos y nos motiva a hacer más por el otro, llámese vecino, persona en situación de calle, migrantes o instituciones que de a poco generan mucho.

Fifaliana se puede ver en Cineteca Nacional, LeCinéma IFAL, Casa del Cine Mx, Cinematógrafo del Chopo y demás salas del circuito cultural.

Por aquí la charla con Lorenzo Hagerman a propósito de la filmación de Fifaliana.

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