La ayuda para la depresión postparto puede salvar a más mujeres. La mayoría en la India no tiene acceso
Una madre con su hijo en Uttarakhand. Casi la mitad de las mujeres que llamaron a una línea de ayuda durante la pandemia presentaban síntomas de psicosis posparto. Foto: Devendra Rawat/Alamy

Un mes después de dar a luz, Divya intentó asfixiar a su nueva hija con una almohada. “Había momentos en los que amaba a mi bebé; en otros intentaba asfixiarla hasta la muerte”, cuenta esta joven de 26 años del estado de Kerala, en el sur de la India.Buscó ayuda en las organizaciones de mujeres y en la estación de policía para mujeres, atendida por oficiales femeninas, en su ciudad. Pero a Divya le dijeron que el lugar más seguro para un niño era su madre.

Divya sufría psicosis posparto, una grave enfermedad mental caracterizada por la dificultad para responder emocionalmente a la llegada de un recién nacido. Puede provocar pensamientos sobre lastimar al niño.

No existen cifras sobre la prevalencia de la psicosis posparto en la India, país en el que tampoco existe mucha concienciación ni apoyo para aquellas mujeres con depresión posparto. El estigma que rodea a la salud mental y la escasez de apoyo psicológico profesional en el país han obligado a muchas mujeres a enfrentarse a ella solas.

La depresión posparto es un problema mundial: se calcula que una de cada siete mujeres puede desarrollar algún tipo de depresión potsparto (PPD por sus siglas en inglés). Sin embargo, en la India, la cifra se aproxima a una de cada cinco mujeres.

La necesidad es “abrumadora en todo el país”, dice la doctora Prabha S Chandra, jefa de psiquiatría perinatal del Instituto Nacional de Salud Mental y Neurociencias (NIMHANS) en Bengaluru, una de las principales instituciones de salud mental de la India.
El Covid-19 ha agravado el problema. “Llevamos mucho tiempo pidiendo al gobierno que incorpore la salud mental perinatal, incluso antes de la pandemia. Lamentablemente, no ha ocurrido”, comenta.

Alrededor del 46% de las mujeres que llamaron a la línea de ayuda del NIMHANS durante la pandemia presentaban síntomas de psicosis posparto.

Puedo entender cómo se sintió Divya. Un mes después de dar a luz a mi precioso hijo en junio, pensé que no sería tan malo si le ponía fin a todo.

No solo pensé en hacerme daño a mí misma, sino que también tuve pensamientos fugaces sobre lastimar a mi recién nacido. ¿Y si dejaba caer su pequeño y frágil cuerpo mientras lo acunaba para dormir? ¿Sería tan grave? Me sentí sorprendida y avergonzada de mí misma, pero no podía controlar mis sentimientos.

Mi hijo nació al final de la brutal segunda ola de Covid-19 en la India, que supuestamente mató a casi 1.5 millones de personas. Para protegerme del virus durante el embarazo, mi esposo y yo nos aislamos. No había visto a mis padres ni a mi hermana, y cuando trajimos a mi bebé a casa desde el hospital, solo estábamos yo, mi esposo y el continuo aislamiento de la pandemia.
Intenté conseguir orientación psicológica, pero había largas listas de espera para los terapeutas en Delhi. Uno de ellos me dijo que podía darme una cita después de ocho meses. La espera más corta era de tres semanas y la acepté de inmediato.

La extrema falta de apoyo psiquiátrico y psicoterapéutico hace que sea casi imposible acceder a la ayuda de forma urgente. El personal de salud mental padece una grave escasez de personal, con un cálculo en 2019 que sugiere que la India necesita otros 27 mil psiquiatras para su población.

Este año, India solo destinó el 1.2% de su PIB a la atención médica y el presupuesto para el Programa Nacional de Salud Mental es de 400 millones de rupias (aproximadamente 115 millones 356 mil). Entre la crónica falta de inversión en el sector salud, la salud mental perinatal ni siquiera figura en el radar.

“No creo que nadie en el gobierno piense que nuestras madres tienen problemas y necesitan ayuda. Ni siquiera lo consideran como un gran problema“, señala la doctora Ashlesha Bagadia, psiquiatra perinatal y cofundadora de la Iniciativa Green Oak, un centro comunitario de salud mental en Bengaluru.

“Contar con una política de detección de salud mental para las mujeres en periodo perinatal marcaría una gran diferencia”, comenta Bagadia. “Estamos tan atrasados que ni siquiera tenemos un listado de servicios de salud mental perinatal disponibles, a diferencia de Estados Unidos y el Reino Unido”.

En mi caso, me ayudó mucho recibir asesoría periódica con un terapeuta capacitado, en la que podía expresar todos mis sentimientos de agotamiento, depresión y rabia sin inhibiciones, junto con el apoyo de mi esposo. Pasar por este proceso me ayudó a establecer un vínculo con mi bebé y ahora los dos estamos bien.

Lamentablemente, las cosas no resultaron tan bien para Divya. Su estado empeoró cada día; sin el apoyo de su familia ni de ninguna institución, llegó a su punto de quiebre.

“Una tarde estábamos solas. Agarré a mi bebé y empecé a ahogarla en una cubeta de agua”, cuenta Divya. Se dio cuenta de lo que estaba haciendo casi inmediatamente y la sacó del agua, la secó y se acostó con ella durante horas. “Entonces, de repente, mi estado de ánimo volvió a cambiar y la ataqué con una almohada“. Esta vez la mató.

Divya fue arrestada y enviada a una institución de salud mental durante 42 días. Ahora vive con su padre y recibe tratamiento psiquiátrico.

Ni siquiera tengo permitido visitar su tumba“, dice entre lágrimas. “Todo el mundo me llama asesina”.

En México, varias organizaciones ofrecen apoyo:Centro de Ayuda para la Mujer, I. A. P. ofrecen atención psicológica a mujeres con embarazos no deseados y con síndrome post-aborto. Es necesario agendar cita al 52601824.

SAPTEL: ofrecen atención a crisis, terapia psicológica y apoyo emocional vía telefónica así como canalización a servicios de atención psicológica presencial. Tel.  555259-8121

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