A 30 años del asesinato de Colosio, se mantiene la teoría del asesino solitario

A 30 años del asesinato de Luis Donaldo Colosio, se sigue manteniendo la teoría del asesino solitario, Mario Aburto, quien sigue en prisión pero podría quedar libre gracias a un amparo que le redujo la pena de 45 años que tenía.

Como parte de su campaña presidencial, el candidato del PRI, Luis Donaldo Colosio, visitó la colonia Lomas Taurinas, en Tijuana, Baja California, el 23 de marzo de 1994.

En medio de un tumulto, y mientras sonaba la canción “La culebra“, Colosio fue asesinado por al menos dos disparos, aunque no murió al instante sino cuando estaba en el hospital, donde intentaron reanimarlo.

A Colosio le dispararon en la cabeza y en el estómago, lo que provocó gritos y confusión entre los asistentes. 

El magnicidio ha sido investigado no solo por las autoridades, sino también por periodistas y se han hecho documentales como 1994 (Netflix).

Mario Aburto fue detenido el 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas, Tijuana, acusado de homicidio doloso y portación de arma de fuego.

Fue condenado en 1994 a 45 años de prisión y este 2024 cumple 30 años encarcelado. Recientemente, un tribunal echó abajo la condena al considerar que el acusado fue sentenciado conforme al Código Federal, cuando se debió hacer con el de Baja California, donde se cometió el crimen, en el que la pena máxima es de 30

Sin embargo, la FGR apeló el fallo y exige que Mario Aburto cumpla su condena de 45 años de cárcel.

El asunto se encuentra en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que determinará si mantiene firme la decisión del tribunal, con lo que Aburto podría salir pronto de prisión.

De acuerdo con el expediente del caso Colosio que la Procuraduría General de la República publicó en 2020, Mario Aburto admitió, en 16 momentos distintos, ser el causante de las lesiones de Luis Donaldo Colosio.

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La teoría del segundo tirador

Este año, la Fiscalía General de la República reabrió la teoría del segundo tirador, pero no tuvo éxito pues un juez negó la orden de aprehensión.

Pablo Chapa Bezanilla, tercer fiscal del caso Colosio, fue el primero en manejar la hipótesis del segundo tirador.

La Fiscalía acusó ante un juez a Jorge Antonio Sánchez Ortega, un exintegrante del Cisen quien estaba asignado al equipo de seguridad del candidato presidencial del PRI, de estar  “en el mismo momento del crimen, cuando hubo una diferencia de segundos entre ambos disparos”.

La acusación incluyó un análisis de sangre que muestra que en su ropa tenía la sangre de Colosio, y según la FGR hay pruebas de rodizonato que señalan que Sánchez Ortega disparó un arma.

Esta línea de investigación derribaría la teoría de que Mario Aburto, el asesino confeso y preso hasta ahora, actuó en solitario, la cual ha perdurado a lo largo de diferentes sexenios.

Jorge Antonio fue detenido en Lomas Taurinas, a 15 metros del lugar donde cayó herido Luis Donaldo Colosio.

La chamarra que portaba el agente aún tenía sangre.

Sánchez Ortega dijo que fue asignado por el Cisen para asistir al evento e informar oportunamente sobre el acto político de Colosio.

Aunque afirmó que no vio el momento del asesinato de Colosio, reconoció desde la primera declaración que la sangre en su chamarra era del candidato, porque alguien que iba cargando el cuerpo de Colosio lo manchó en la manga izquierda.

La FGR acusó que Jorge Antonio Sánchez fue liberado por un evidente encubrimiento delictivo en el que estuvo vinculado directamente Genaro García Luna, quien era Subdirector Operativo en el propio Cisen y fue quien, presuntamente, lo rescató en Tijuana.

Las investigaciones sobre el asesinato de Colosio

Personajes como los expresidentes Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, o Manuel Camacho y Manlio Fabio Beltrones, no pudieron escapar de las indagatorias y dieron sus testimonios sobre lo que sabían en torno al crimen.

En su declaración, Salinas reconoce que luego del discurso que pronunció Colosio el 6 de marzo de 1994, días antes del asesinato, se quisieron hacer “interpretaciones infundadas” de un rompimiento con él.

Refiere que incluso fue él quien le recomendó al candidato “que le convendría distanciarse más del gobierno, a pesar de que él se sentía tan comprometido con las políticas de la administración”. 

Salinas asegura que es absurdo pensar que “después de haberse perfilado” su candidatura, él hubiera siquiera pensado retirarle su apoyo por una declaración como candidato, en referencia al discurso que dio Colosio en el Monumento de la Revolución, donde dijo que veía un “México con hambre y sed de justicia”.

Salinas comenta que la trágica muerte “fue un golpe que resentí en lo personal”, pues era su amigo “y mi más cercano colaborador desde mucho antes del inicio de mi administración”. 

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“Su desaparición vino a truncar la posibilidad de consolidar la estrategia de cambio que él y otros más habían venido promoviendo desde mi administración. Lo que es más, el delito representó un atentado contra la nación”, sentencia el expresidente.

Además, se “privó al país de un liderazgo que representaba en aquel momento una gran esperanza”. 

“A partir de aquel día, mi gobierno vivió en la tristeza permanente y yo con un dolor del que nunca me podré separar”, remata.

Por su parte, el expresidente Ernesto Zedillo afirmó que, en ningún momento posterior al destape, observó que la relación entre Carlos Salinas de Gortari y Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI en 1994, haya cambiado negativamente, ni tampoco que se haya dado un distanciamiento como se especulaba en la prensa en aquel momento.

Zedillo sirvió de enlace para comunicar cualquier mensaje que Salinas tenía para Colosio, cuando el candidato estaba de gira por algún estado del país. 

“La única diferencia que tuvo con el entonces Presidente de la República fue en relación con la responsabilidad conferida en el asunto de Chiapas a Camacho y la manera como lo desempeñaba”, declaró el expresidente, en referencia al nombramiento de Manuel Camacho Solís como comisionado por la paz en Chiapas.

Zedillo indicó que el discurso en el Monumento a la Revolución no buscaba marcar un distanciamiento con Salinas de Gortari, sino que fue el resultado de un estudio que realizaron casas encuestadoras para potenciar la campaña de Colosio y llamar la atención de los electores que no simpatizaban con su proyecto.

“No existió la pretensión de plantear la ruptura con el entonces presidente, sencillamente porque no era conveniente desde el punto de vista electoral”, argumentó.

Asimismo, aseveró que nunca hubo alguna presión hacia Colosio para que desistiera de sus aspiraciones a la presidencia: “De haber ocurrido, lo hubiera combatido formalmente”.

En tanto, Manuel Camacho Solís afirmó que antes del asesinato de Luis Donaldo Colosio ambos ya habían limado las asperezas que se dieron porque ambos aspiraban a ser el candidato priista a la Presidencia de la República y que el magnicidio lo dejó tan contrariado que incluso se preguntó si no era una conspiración contra él.

En su carrera por la Presidencia de 1994, Colosio tuvo su mayor rivalidad no con los candidatos de otros partidos sino con su entonces compañero de partido y también colaborador de Carlos Salinas de Gortari, Camacho Solís.

Camacho dio cuenta de las diferencias entre ambos y reveló que antes de que mataran a Colosio, el candidato del PRI le propuso una alianza y le ofreció posiciones en su gobierno, para toda su “gente”, no sólo para su grupo inmediato sino para todos aquellos que habían impulsado su precandidatura desde 1993.

Para distanciarse de quienes apuntaban una enemistad entre ambos, Camacho Solís dijo que apoyó la campaña de Colosio para diputado y los roces comenzaron cuando ambos querían ser el candidato del PRI a la Presidencia. 

Camacho Solís sostuvo en su declaración: “No estoy en contra de la candidatura de Luis Donaldo Colosio, pero sí en contra del grupo de interés detrás de él (…)”. 

Cuando se enteró que él no sería el candidato del PRI, dijo que le llamó a Colosio para desearle éxito, pero públicamente no se conoció tal felicitación.  

Tras el magnicidio, Camacho aseguró que “no pensaba que iba a ser el candidato presidencial después de lo que había pasado en el destape anterior (el de Colosio). No tenía dudas, yo no era el hombre de Salinas”.

Colosio Riojas pide indulto a Aburto; AMLO lo niega

Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo del excandidato presidencial, solicitó al presidente Andrés Manuel López Obrador, que le otorgue el indulto a Mario Aburto Martínez.

“Apelando a la compasión del Presidente, yo diría que mejor indulte a Mario Aburto, que lo indulte, que ponga un carpetazo final a este asunto, y permita que tanto mi familia como México sanemos.

“Que iniciemos un camino hacia la reconciliación a través del perdón, pero sobre todo a través del respeto a dejar esto ya en manos de otra justicia, porque la justicia mexicana quedó a deber en su momento y hoy lo que queremos es darle vuelta a la página y construir algo nuevo”, declaró Colosio Riojas a finales de enero pasado.

“Este asunto ha estado muy manoseado, yo creo que no es justo para la gente, todos, incluida la familia, que estén reciclando el tema, con tal de sacar alguna raja política”, expresó.

AMLO descartó otorgarle el indulto al asesino confeso de Colosio.

“Quiero contestar de que no puedo hacerlo. Sé que él ya no quiere, ni sus familiares, saber de esto que fue terrible, pero se trata de un asunto de Estado (…) en lo que a mí corresponde (que) no se deje de investigar“, comentó López Obrador.

“Yo no voy a dar un carpetazo a un asunto así”, remató.

A 30 años del magnicidio, el caso sigue vivo pero con una sola teoría, la del asesino solitario.

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