Empresarios que buscan ser presidentes, la nueva tendencia en AL y EU

Esta semana el expresidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Gustavo de Hoyos Walther, anunció su intención de contender a la Presidencia de la República desde la sociedad civil para la próxima elección de 2024, ya que “todos los gobiernos nos han decepcionado”.

El fundador del movimiento Sí Por México no es el primer empresario, ni será el último, que busca convertirse en presidente en México o en algún otro país del continente americano.

Con el argumento del “cansancio hacia la clase política”, miembros del sector empresarial en Estados Unidos, México y demás países de América Latina han saltado al mundo de la política como los salvadores a todas las problemáticas de estas naciones.

En México está el caso del expresidente Vicente Fox Quesada, quien previo a su incursión en la política tenía experiencia en el sector privado: fue un alto ejecutivo de Coca-Cola. También están los ejemplos recientes de Donald Trump en Estados Unidos, uno de los empresarios más acaudalados en su país; Mauricio Macri en Argentina, quien fue dueño de Boca Juniors, uno de los clubes de futbol más importantes de nación sudamericana; o el actual presidente de El Salvador, Nayib Bukele, cuya familia es dueña de varias empresas del ramo farmacéutico, publicitario, textil, entre otros.

El rechazo a la clase política, uno de los éxitos de los empresarios outsiders

Uno de los motivos por el que la aspiración de muchos de estos empresarios se convierte en realidad es por la desconfianza y rechazo de la ciudadanía hacia la clase política, principalmente por la corrupción de este grupo cuando está en el poder, según señalaron varios expertos a La-Lista.

“Hay varios motivos, uno de ellos es que existe una crisis de los partidos políticos, hay una crisis de representación y de falta de resultados de los partidos tradicionales. Entonces los empresarios generan una expectativa de que ellos gobernarían de una manera distinta a los políticos”, dijo en entrevista a La-Lista el académico en la facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Jorge Márquez Muñoz.

“La ciudadanía ya no confía en los políticos o quienes tienen una larga trayectoria política, entonces cuando ven a un candidato que está en la empresa y es alguien que ha triunfado en los negocios, confían y le dan su voto”, apuntó, por su parte, el catedrático en Derecho en la Universidad de La Salle Bernardino Esparza Martínez.

“Los empresarios se están involucrando más en la política por el cansancio y agotamiento a los partidos políticos, hay mucha gente que piensa, incluso aquí en México, que un candidato que venga de la sociedad civil sin trayectoria partidista pueda ser más honesto, lo cual no tiene relación”, apuntó el politólogo José Antonio Crespo.

En ese sentido, ese rechazo hacia la clase política sin importar tintes ideológicos es aprovechado por estos empresarios para armar sus campañas y la estrategia que emplean para dirigirse a la ciudadanía en general.

Por ejemplo, el eslogan de la campaña de Donald Trump en 2016 fue “Make America Great Again” que se traduce a “Hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande”.

El de Vicente Fox fue “México ya, el cambio que a ti te conviene” y “Para sacar al PRI de los Pinos”; Nayib Bukele, por su parte, se presentó ante los salvadoreños como “el candidato del cambio” y acabó con 30 años de bipartidismo en El Salvador.

Asimismo, estos empresarios no sólo se presentan como outsiders de la política, sino que se asumen sin una ideología clara en el espectro político (izquierda o derecha y sus derivaciones) para intentar atraer aquellos votantes que no tienen definido a qué espectro pertenece.

Sin embargo, los especialistas sugieren que la mayoría de los casos estos empresarios suelen estar ubicados en el espectro político de la derecha o centro derecha, precisamente por su pasado en el sector económico.

“En principio son candidatos de derecha. En general un empresario de centroderecha que llega al poder lo menos que quiere es que se enrarezca el clima político y social porque de la normalidad de ese clima dependen sus negocios”, remarcó el académico de la UNAM.

“Yo recuerdo el caso de Vicente Fox, que generó una amplia expectativa, lo primero que hace es mantener la normalidad de lo ya establecido y ya deja de ser una gran idea intentar un gran cambio o revolución”, añadió.

‘No es lo mismo manejar una empresa que dirigir a un país’

La mejor carta de presentación de los empresarios al momento de postularse a un puesto de elección popular es precisamente el éxito de sus empresas, lo que los hace atractivos para una buena parte del electorado.

No obstante, los politólogos consultados por La-Lista coinciden en que existe una “gran diferencia” entre manejar cualquier empresa, por más grande e importante que sea, que ser el presidente de un país.

“Aunque para hacer política se necesita mucho dinero, no es lo mismo dirigir una empresa que gobernar un país”, sostuvo el académico Jorge Márquez.

“Es necesario que tengan una experiencia de gobierno, no es lo mismo manejar una empresa, incluso exitosamente, que tomar decisiones públicas con la gran cantidad de problemas que hay en un país que no solamente son del tipo financiero”, subrayó José Antonio Crespo.

“El empresario cuando llega al poder la realidad lo supera por completo porque no es lo mismo dirigir una empresa privada que dirigir a un país por la infinidad que te presenta la administración pública”, atajó el profesor en Derecho en la Universidad de la Salle.

Es por ello que, según los expertos, estos gobiernos liderados por empresarios no logran cumplir con las expectativas que generaron desde el inicio.

“Justamente por el éxito en el manejo de sus empresas, los empresarios ven que una empresa privada es lo mismo que manejar un gobierno, por eso creen que pueden despedir a alguien cuando no cumple con indicadores o metas, pero administrar la cosa pública es completamente distinto porque los factores y problemas son muy distintos y es poco probable que en cuatro o seis años se puedan mejorar”, afirmó Esparza Martínez

Por su parte, el académico de la UNAM resaltó que, pese a que estos gobiernos no cumplen con las expectativas o terminan con muchos cuestionamientos en distintos rubros, no llegan a ser “un fracaso completo” pues estos empresarios logran mantener una buena parte de sus seguidores.

“Generan desencanto, porque llegan con muchas expectativas que no se terminan por cumplir, pero hay que matizarlo porque, en el caso de Fox, no fracasa porque el candidato de su partido (Felipe Calderón) gana las siguientes elecciones o Donald Trump que, a pesar de no lograr la reelección, tiene casi dominado al partido Republicano”, dijo Márquez Muñoz.

“Pueden fracasar en términos de una política social o en términos de que no trajeron todos los beneficios que se decían que iban a traer, pero políticamente no son un total fracaso porque mantienen una base de seguidores y tienen algún tipo de prestigio”, abundó.

“Todo ese resentimiento hacia la clase política que ellos recogen se sigue manteniendo en buena parte del electorado y por eso años después siguen teniendo posibilidades de regresar a ser presidentes estos empresarios como es el caso de Macri ahora en Argentina o de Trump en Estados Unidos”, resaltó.

Sin los partidos no tienen opciones reales de ganar

Otro de los puntos favorables que la ciudadanía observa en los empresarios que buscan ser presidentes es que estos no cuentan con trayectoria partidista, al tiempo que estos hacen énfasis en lo “podrido” que está el sistema partidista.

Tal es el caso de Gustavo de Hoyos, quien en su video que subió a redes sociales donde hizo públicas sus aspiraciones de ser presidente en 2024 como un candidato de la sociedad civil resaltaba que “los mexicanos están hasta la madre de los políticos”.

No obstante, catedrático de la facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM señala que en algún punto los empresarios necesitarán de los partidos y de los políticos para tener más posibilidades de convertirse en presidente, pues como independiente no tendría las estructuras estatales y distritales para llegar a más personas.

“Si él (Gustavo de Hoyos) quiere ser un candidato a la Presidencia pues necesita a los partidos, porque no hay manera que un personaje solitario, por mucho dinero que tenga, pueda competir en la enorme red que ya tienen los partidos establecida”, dijo el también Doctor en Derecho.

“Él no tiene una estructura, él no tiene comités distritales, comités vecinales, él no tiene asambleas en los estados y tampoco tiene representación en los partidos (…) es muy difícil competir sin eso, es sólo una ilusión (…) se puede presentar con la imagen de pureza de que está lejos de los partidos, pero para llegar al poder se necesita de los partidos”, destacó.