Rosario Ibarra de Piedra: la mujer que sin quererlo pasó a la historia

Rosario Ibarra de Piedra pavimentó un camino que ni siquiera ella imaginó. En 1982, a sus 55 años, se convirtió en la primera candidata a la Presidencia de la República, aunque su objetivo principal no era ganar ese puesto y tampoco abrir la brecha para que una mujer ocupara ese cargo en el futuro. Su lucha más bien era contra la impunidad y qué mejor lugar para exigir justicia que la máxima competencia política del país.

Jesús Piedra, hijo de Rosario Ibarra, tenía ocho años desaparecido cuando su madre fue candidata del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). El joven fue detenido por elementos de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) el 17 de abril de 1975, luego de sufrir años de persecución por formar parte de la Liga Comunista 23 de Septiembre.

El caso permaneció en la impunidad y Rosario Ibarra, que ya era una reconocida activista, aprovechó las elecciones presidenciales para hablar a los mexicanos de su hijo Jesús y de las cientos de víctimas de desaparición forzada que ya había en ese tiempo.

“Hay la propuesta del PRT de que sea la candidata a la Presidencia de la República. Lo revisamos y creímos muy conveniente que sí participara ¿Por qué? Porque eso iba a traer otra vez la mirada a la lucha por los desaparecidos”, recuerda Rosario Piedra, hija de la activista y ex candidata presidencial.

Rosario Ibarra, nacida en Saltillo, Coahuila, tuvo el respaldo de “Las Doñas”, un grupo de mujeres que también tenían familiares desaparecidos y con las que creó el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos de México. Esa misma organización más tarde fue conocida como Comité ¡Eureka!

“Es ilegal, es un secuestro, la desaparición es un secuestro con todas las agravantes y que lo haga el Poder, es lo peor que puede haber”, cuestionaba Rosario Ibarra, quien en su campaña también fue apoyada por estudiantes, organizaciones campesinas, activistas, sindicatos y otros partidos políticos de izquierda.

La defensora de derechos humanos perdió las elecciones de 1982 contra el priista Miguel de la Madrid, algo que ella, su familia y sus compañeras ya sabían que iba a ocurrir, pero no querían dejar escapar la oportunidad de alzar la voz en la competencia presidencial.

“Ella (Rosario Ibarra) acepta porque decíamos, la gente se va a preguntar por qué esta señora, una simple ama de casa, es candidata a la Presidencia de la República. Pues esa iba a ser la respuesta: porque es la madre de un desaparecido político y en México, igual que en Argentina, Chile o Uruguay, igual que en todas las dictaduras de Latinoamérica, existen desaparecidos”, comenta Rosario Piedra.

La lucha de Rosario Ibarra de Piedra que abrió brechas

El próximo 2024 dos mujeres competirán por la Presidencia de México. Por un lado estará Claudia Sheinbaum, representante de Morena, y por el otro Xóchitl Gálvez, la candidata del Frente Amplio por México compuesto por los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD).

En seis de las últimas ocho elecciones presidenciales de México ha habido al menos una mujer compitiendo por el cargo, pero nunca habían representado a los partidos políticos que partían como favoritos para ganar las votaciones.

En su mayoría las mujeres participaban bajo el registro de partidos políticos emergentes y con poca probabilidad de obtener votos. Rosario Ibarra de Piedra fue la primera en hacerlo con el PRT, fundado en 1976 por personas que antes habían participado en movimientos estudiantiles, sindicatos y organizaciones campesinas.

Rosario Piedra comenta que su mamá llevó a cabo su campaña en un ambiente ríspido. En parte por su género y principalmente por su activismo en contra de la desaparición forzada de personas. En el año de 1982 cualquier acto de protesta todavía podía ser reprimido sin tapujos por las autoridades.

“La lucha era muy difícil. Durante esta campaña recuerdo que se recibían amenazas de muerte contra toda la familia. Se empiezan a recibir amenazas de muerte donde le escribían a mi padre con insultos y con palabras soeces. Le decían: ‘Saca tu pin… vieja de esa candidatura porque si no los vamos a matar’”, recuerda Rosario Piedra.

Su madre no solo fue la primera mujer en ser candidata a la Presidencia, sino que fue la primera en intentarlo en dos ocasiones. Luego de su derrota en 1982, y tras desempeñarse como diputada federal, Rosario Ibarra volvió a competir en 1988.

“Volvió a participar no porque haya perdido, porque obviamente si volvía a participar iba a volver a perder. Vuelve a utilizar esa plataforma para seguir insistiendo sobre la demanda nuestra que era el respeto a los derechos humanos, en contra de la represión y sobre todo por la presentación de los desaparecidos”, comenta la hija de la ex candidata.

El Partido Revolucionario Institucional no perdió ninguna elección presidencial hasta el año 2000. La aparición de personas como Rosario Ibarra de Piedra sirvió para empezar a resquebrajar el sistema que impedía que integrantes de otros partidos políticos pudieran ganar ese cargo.

Luego de 1988, la vocera del Comité ¡Eureka! se desempeñó como diputada y senadora. Fue candidata en cuatro ocasiones al Premio Nobel de la Paz. Su familia reconoce que en su agenda nunca estuvo impulsar los derechos de las mujeres, pero su participación en la política sí abrió el camino para que ellas pudieran empezar a competir por el cargo público más elevado.

“En ese momento no era una lucha por estar buscando quedar en la historia, aunque necesariamente su lucha ya pasó a la historia. Fue pionera en la defensa de los derechos humanos” dice Rosario Piedra.

La desaparición de personas, una deuda pendiente

Cuando Rosario Ibarra de Piedra compitió por la Presidencia de la República, en México había poco más de 900 personas desaparecidas de forma oficial. Ahora ya son 111 mil víctimas de este delito y la cifra sigue en aumento.

El castigo para quien comete el delito de desaparición es nulo. Más del 99% de los casos han quedado impunes y eso permite que el crimen se siga cometiendo. Las exigencias de justicia de Rosario Ibarra por este tema están más vigentes que nunca.

“La lucha por los desaparecidos es hacer un llamado a cualquier gobierno, que si no se esclarecen esas situaciones que sigue habiendo, no podemos hablar de una democracia”, cuestiona Rosario Piedra, quien ahora es presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

La misma Rosario Ibarra de Piedra probó de primera mano la impunidad, ya que falleció sin saber el paradero de su hijo. El 16 de abril de 2022, un día antes de que Jesús cumpliera 47 años desaparecido, la activista murió.

La defensora de derechos humanos alcanzó a hacer llegar a Andrés Manuel López Obrador su misma exigencia. En 2019, la activista fue reconocida con la medalla Belisario Domínguez, el reconocimiento más importante que entrega el Senado de la República a personas destacadas de México. Ella envió una carta al presidente, que apenas estaba iniciando su sexenio, para decirle que le dejaba la presea en custodia y que se la devolviera cuando por fin quedara resuelto el problema de los desaparecidos.

Más de 40 años después de la desaparición de su hijo y de su histórica candidatura, ¿qué le pediría la fundadora del Comité ¡Eureka! a Claudia Sheinbaum o Xóchitl Gálvez?, ¿Qué esperaría la vocera de “Las Doñas” de las dos mujeres que podrían hacer historia en 2024?

Rosario Piedra dice que su madre continuaría con su exigencia de siempre. 

“En México se tiene que conocer la verdad de los desaparecidos”, insiste Rosario Piedra. “Para todo ciudadano o ciudadana que conoce esta lucha, y que tenga la oportunidad de estar en un cargo público, es un deber y un compromiso pugnar por la no repetición para que estos acontecimientos no vuelvan a suceder”.