Marea rosa en el Zócalo: La clase media viene por “su” Palacio 

Visten de rosa y llegan desde distintos partes al Zócalo capitalino, con un sentimiento en común: la mayoría están enojados con el presidente Andrés Manuel López Obrador. 

“Narcopresidente”, “narcopresidente”, se escucha por lo menos un par de veces en la plancha bulliciosa. Alguien incluso trae un cartel con esa frase que ha circulado miles de veces la última semana en redes sociales. 

“Este Palacio es nuestro”, dice alguien desde el templete, colocado justo debajo del balcón de Palacio Nacional, donde vive López Obrador. 

Hasta el Zócalo llega antes de las 10 am el orador principal, Lorenzo Córdova, con quien todo mundo quiere una foto. 

-Esta es una marcha apartidista, pero se entiende como una afrenta a López Obrador…-, se le comenta. 

“No es una marcha ni en contra de alguna candidatura, o algún partido, ni a favor de alguna otra, ni siquiera es una marcha en contra del gobierno, es una manifestación sí en contra de ciertas iniciativas que lo que están buscando es desmantelar lo que tanto tiempo nos ha costado construir, que es nuestra institucionalidad democrática y preservar eso, que es lo que nos ha permitido a las y los mexicanos, con nuestro voto libre, decidir quién nos gobierna. Es una marcha para defender las condiciones que le permitieron incluso a quienes hoy están en el poder, llegar por la vía democrática al mismo”. 

En su mayoría, los asistentes son adultos. Los pocos jóvenes que llegan, vienen acompañando a sus papás. 

La mayoría también parece ser clase media, pues algunos incluso se dan un pequeño lujo: pagan desayunos de más de 300 pesos, para poder ver la manifestación desde una terraza. 

Algunos cargan con sus banderas de México mientras en el templete hacen una denuncia: “secuestraron la bandera”. Y es que en la plancha no está el lábaro patrio. 

Laura Reyes y Joel Monreal vienen en su auto desde Tecámac. Ella, maestra, dice que viene por convicción, “porque creemos que México está mal y debemos hacer algo”. Dicen no pertenecer a ningún partido, “somos ciudadanos”. “Queremos que el gobierno respete las leyes que hay”. 

En ese tenor, se escucha en el Zócalo: “la ley es la ley”, “la ley es la ley”. Esto en clara referencia a lo que dijo AMLO, sobre que “no me vengan con ese cuento de que la ley es la ley”. 

Y se escucha otra consigna: “Voto libre”, “voto libre”. Los asistentes consideran que hay intervención del gobierno en la próxima elección. 

Una oradora que lee un “manifiesto por la democracia” antes de que comience el discurso de Lorenzo Córdova, exige: “Que el presidente (AMLO) ya no se meta en la elección. No más servidores de la nación ni secretarios de Estado usando los programas sociales con fines electorales. Presidente: deje que el pueblo vote libre”. 

Eloisa -una señora que ya es una adulto mayor- viene con su hijo Manuel, porque dice que quiere que sus nietos vivan en libertad y democracia. “Queremos la separación de poderes… no queremos un gobierno populista… (AMLO) está comprando votos, está interviniendo en el Poder Judicial”. 

En el templete se escucha: “Al frente, a los lados, aquí no hay acarreados”. Y es que para las 10:30 de la mañana, ya han cumplido con su objetivo: llenar el Zócalo capitalino. 

Don Rafael Montenegro es un comerciante que da varias vueltas al Zócalo antes de decidir a subirse a una terraza para ver mejor, aunque le cueste un desayuno más de 300 pesos. “Tenemos que levantar la voz y hacer presencia porque la forma como se están manejando las cosas desde el gobierno, no están nada bien. (La de hoy) es una manifestación contra sus decisiones. Los organismos que quiere desaparecer son muy necesarios porque ayudan a equilibrar las tomas de decisiones y en un momento dado la arbitrariedad del gobierno”. 

Se le pregunta si cree que fue a propósito el que no esté la bandera ondeando en el Zócalo, ante lo que ironiza: “Nomás que no le cambien el águila, porque por esas andan”. 

Comienza entonces el discurso de Lorenzo Córdova, que al principio tuvo fallas en el audio y no se escuchaba bien en toda la plancha. 

“Hoy todo eso está bajo amenaza”, refiere sobre el voto libre y las instituciones como el INE. 

Dice que la ciudadanía debe luchar porque sus libertades y derechos “no sean atropellados”. 

“Si lo que se quiere es desmantelarlas, destazarlas (a las instituciones), claro que no se tocan. Desde la sociedad o vamos a permitirlo”, advierte. Y convoca a estar en esta plaza cuantas veces sean necesarias, además de “salir a votar masivamente” en las elecciones del 2 de junio. 

30 minutos dura el discurso. Y se siguen con el himno nacional que cantan hasta quienes estaban comiendo en la terraza que tiene vista a todo el Zócalo. Banderas en alto. Las últimas selfies. 

La salida se complica porque son miles, pero los asistentes se apaciguan con la música que sirve casi como “autoayuda”:

“Sé qué hay en tus ojos con solo mirar

Que estás cansado de andar y de andar

Y caminar

Girando siempre en un lugar… 

Sé que lo imposible se puede lograr

Que la tristeza algún día se irá

Y así será

La vida cambia y cambiará… 

Pintarse la cara

Color esperanza

Tentar al futuro

Con el corazón

Saber que se puede

Querer que se pueda

Quitarse los miedos

Sacarlos afuera

Pintarse la cara

Color esperanza

Tentar al futuro

Con el corazón”. 

La marea rosa dura más de tres horas en el corazón de la Ciudad, justo donde vive López Obrador. En el éxtasis, los convocantes calculan “700 mil asistentes”.

Algunos se van molestos porque al final del discurso de Córdova se escucha todo el tiempo el repique de campanas de la Catedral. Otros, como Enrique Krauze, están molestos por el paseo ciclista: “Los carriles centrales del Paseo de la Reforma: cerrados en beneficio de los ciclistas y obstruyendo la marcha por la democracia. Ni así podrán detenernos”. 

Y el 99%, están molestos con el actual presidente AMLO. La pregunta es cuánto se reflejará esta molestia en las urnas. 

A varios kilómetros de aquí, otra realidad, que no es rosa sino guinda: Claudia Sheinbaum se registra como candidata a la presidencia, por Morena-PT-PVEM. 

Dos realidades confluyen en un mismo domingo. Dos Méxicos: uno en el Zócalo y otro en el INE. ¿Dos clases? En realidad tres.

Y dos sentimientos: los que, molestos, quieren que López Obrador devuelva el Palacio Nacional, y los que quieren que Morena esté seis años más ahí.