Ven ‘lluvia de amparos’ por decreto contra maíz transgénico

El lunes el gobierno de México emitió un nuevo decreto que descarta la fecha límite de enero de 2024 para la eliminación gradual del maíz industrial y forrajero genéticamente modificado, sin proporcionar fecha límite para su eliminación. No obstante, México mantuvo su compromiso de eliminar el maíz transgénico para masa y tortillas y estableció el 31 de marzo de 2024 como fecha límite para eliminar el glifosato.

Ante ello, Omar Arellano, biólogo de la facultad de Ciencias de la UNAM, anticipó que “seguramente van a llover amparos y más opiniones en contra pero lo que sí tenemos que estar seguros es que hay evidencia científica suficiente que soporta y apoya el que podamos nosotros controlar y reducir la exposición tanto de la molécula de glifosato como de los organismos genéticamente modificados en la dieta de los mexicanos”.

El experto señaló que “no estamos viendo una ocurrencia del gobierno actual, hubo un proceso muy grande de debate público”.

Arellano y la organización Greenpeace coinciden en que el gobierno mexicano ha tenido fuertes presiones por este tema.

Por un lado, Greenpeace recordó que la semana pasada, el nuevo jefe de comercio agrícola de EU, Doug McKalip, exigió que México respondiera a las preguntas sobre el plan de eliminación del maíz transgénico antes del 14 de febrero como parte de las amenazas de Estados Unidos de responder a la decisión de México con medidas punitivas, incluida la presentación de quejas comerciales formales contra su vecino del sur. 

En el comunicado de la Secretaría de Economía también se aclara que el plan de eliminación no se aplica a los cultivos genéticamente modificados en general, sino sólo al maíz. Además, se incluye el compromiso de profundizar el estudio científico de los efectos del glifosato y el maíz transgénico, tal y como lo exigía EU.

“Durante meses, Estados Unidos ha ejercido una fuerte presión sobre México para que este último acepte maíz transgénico producido en Estados Unidos a pesar de la resistencia del segundo a lo que normalmente sería considerada una dosis mortal de plaguicidas”, anotó la organización.

Al respecto, Omar Arellano opinó que el decreto “es una buena señal de que se han considerado todos los escenarios y se priorizó precisamente la salud pública de las mexicanas y mexicanos, no solamente de los consumidores sino de los productores directos, de los aplicadores de estos productos que son los primeros afectados por la exposición a químicos altamente peligrosos como el glifosato”.

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“El decreto atendió los cuestionamientos por parte del sector agroindustrial y representantes de Estados Unidos, hubo ese tipo de presiones cuestionando la prohibición del glifosato y los organismos genéticamente modificados, especialmente el maíz, y con la amenaza de que se iba a llevar el caso a un panel de controversias en el marco del T-MEC”, anotó.

“Hay una suerte de llegar a acuerdos aceptables sin que se ponga en riesgo la decisión primera que tuvo el gobierno mexicano para el decreto de prohibición del glifosato”, anotó.

Con esto, se verá una reducción de importaciones de esta molécula o sustancia química, y al mismo tiempo se está incentivando las prácticas alternativas, no solamente las agroecológicas sino también se están buscando alternativas de química verde.

“Esto da una muy buena señal respecto a una política que se había dejado de lado, sobre el control de las sustancias químicas peligrosas y prevención de la contaminación en suelo, agua y salud humano”, consideró.

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Fotografía: Facebook/ Red de Maíz.

Para el experto, el glifosato está “más que demostrado que es una molécula cancerígena” y, ante el hecho de que los mexicanos consumimos más de 50 kilos anuales de tortilla, el hecho de que existan trazas de glifosato y transgénico en nuestro alimento principal “nos pone como una población de riesgo, si nos comparamos con la población estadounidense y otros grupos humanos“.

Apuntó que otros países, de 2016 a la fecha, se ha iniciado un proceso de prohibición de esta molécula e incluso de transgénicos en Francia, Turquía, Rusia, mientras que en EU, California es de los estados que ha iniciado su transición, en tanto que en Europa algunos países se han sumado a ello.

“Existen alternativas, mecánicas, agroecológicas, de la química verde, el tema es que en este tiempo que se llamó la revolución verde, los cultivos de alimentos se tornaron hacia el monocultivo, altamente dependiente de agroquímicos, y en México particularmente, que la Cofepris es la que autoriza la aplicación de estas sustancias químicas, tuvo un rezago de muchos años, incluso de décadas, se autorizó el uso de plaguicidas altamente peligrosos”, explicó.

“Cuando se descubre que se ha omitido información relevante sobre el riesgo a la salud por el uso del glifosato… México en su derecho de soberanía alimentaria y en su autodeterminación entró en una controversia. Allá por 2010-2011 se ingresaron múltiples solicitudes para el permiso de siembre de maíz transgénico a nivel comercial y un grupo de académicos y organizaciones interpusieron un amparo para frenar esto hasta que no se hiciera el análisis de toda la información que existía. Ese amparo empezó en 2012 y hace unos años, la Suprema Corte dijo que aceptaba esto y frenó esos permisos de siembra de maíz por el riesgo ambiental y de salud que representa”, abundó.

Para el biólogo, “el glifosato es como el DDT de los años setenta”. El DDT (dicloro, difenil, tricloroetano) es un plaguicida utilizado durante los años cuarenta para fumigaciones de grandes extensiones agrícolas, hasta que en los años setenta se prohibió su uso agrícola en muchos países debido a las consecuencias perjudiciales para la vida silvestre. Estados Unidos por ejemplo anuló todos sus usos en 1973. Otros países del mundo rápidamente siguieron el ejemplo.

Sobre ello, Greenpeace sostiene que al glifosato, “la ciencia ha relacionado con graves daños para la salud humana, incluido el cáncer, así como con el declive de la mariposa monarca y otras especies polinizadoras que se encuentran en peligro. El uso generalizado de glifosato en los cultivos transgénicos ha eliminado muchas de las flores que las abejas y las mariposas necesitan para sobrevivir. El compromiso de México de eliminar gradualmente el glifosato es paralelo a su decisión de eliminar el uso de maíz transgénico para tortillas y otros alimentos que se destacan en la dieta de las y los mexicanos”.

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