Política de no intervención de AMLO, una ‘absoluta falsedad’

Al momento de asumir el cargo en 2018, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) aseguró que la política exterior de su administración se basaría en el principio de “no intervención y autodeterminación de los pueblos”.

Incluso, en algunas ocasiones, cuando se le pregunta sobre la situación de otros países de la región, suele responder que “la mejor política exterior, es la interior”, y evita hacer un posicionamiento.

Sin embargo, para Ricardo Andrés Pascoe, exembajador de México en Cuba, eso es “una absoluta falsedad, una consigna política” pues el presidente sí interviene en conflictos de otros países que hace propios, como ha sido en el caso de Perú y Bolivia.

Otro caso es Venezuela, donde mientras algunos países reconocieron a Juan Guaidó como el “presidente interino”, México se abstuvo y siguió tratando con Nicolás Maduro. 

En otras ocasiones, el presidente López Obrador también ha dejado de lado la postura de “no intervención”, como ocurrió en el caso de Bolivia en 2019 y de Perú el año pasado, dándole asilo al expresidente Evo Morales y a la familia de Pedro Castillo, respectivamente, cuando atravesaban una crisis política en sus respectivos países. 

En el caso de Evo Morales, que ocurrió en noviembre de 2019, el presidente López Obrador únicamente se limitó a informar que le ofrecían el asilo al mandatario boliviano, luego de que este renunciara a la presidencia de su país, denunciando un golpe de Estado. 

Pero, un mes más tarde, en su mensaje con motivo del primer año de gobierno que ofreció el 1 de diciembre de ese año, AMLO fue más allá y aseguró que Evo fue víctima de un golpe de Estado y que por ello le ofrecieron resguardo en México. 

“Con apego a nuestra ejemplar tradición de ofrecer refugio a perseguidos políticos del mundo, decidimos otorgar asilo humanitario y político al presidente de Bolivia, Evo Morales, y a su vicepresidente, Álvaro García Linera. Evo, también que se escuche bien y que se escuche lejos, Evo no sólo es nuestro hermano que representa con dignidad al pueblo mayoritariamente indígena de Bolivia, Evo fue víctima de un golpe de Estado y desde México para el mundo sostenemos: democracia sí, militarismo no”, dijo AMLO en su discurso.

Tres años más tarde se enfrentaría con una situación similar, cuando le ofreció asilo al expresidente de Perú, Pedro Castillo, luego de que este fuese destituido por tratar de disolver al Congreso. 

En marzo de este año, tras recibir a la familia de Castillo, el presidente López Obrador calificó de “una injusticia” y de un “golpe a la legalidad y a la democracia” la detención y destitución del profesor boliviano por parte del Congreso.

“En el fondo, Pedro Castillo es víctima del clasismo y del racismo que lamentablemente impera en el Perú (…) no quiero generalizar, pero hay un grupo dominante que se creen dueños del Perú con el apoyo del extranjero”, sostuvo en su conferencia matutina del 28 de marzo 

“Y es muy lamentable el silencio cómplice de los gobiernos democráticos y libres y de los medios de comunicación que gritan como pregoneros cuando se trata de acusar a un gobierno popular, democrático y callan como momias cuando está de por medio el interés de los grupos económicos y de los grupos políticos”, añadió.

Desde entonces, ha tenido un enfrentamiento directo con la presidenta de Perú, Diana Boluarte, a quien recientemente acusó de ser una “usurpadora”. 

“No le puedo yo entregar nada, porque ella no es legal y legítimamente, para nosotros, no es presidenta del Perú”, dijo AMLO al preguntársele si le entregaría a Boluarte la presidencia de la Alianza del Pacífico este 15 de mayo

La canciller peruana, Ana Cecilia Gervasi, calificó a AMLO de injerencista al no reconocer al gobierno de la presidenta Boluarte.

El jueves pasado, el Congreso de Perú aprobó declarar persona non grata al presidente López Obrador, por sus repetidas declaraciones sobre asuntos internos de Perú y la negativa de transferir al país andino la Presidencia pro tempore de la Alianza del Pacífico. En respuesta, el viernes el presidente AMLO indicó que México no aceptará negociaciones económicas ni comerciales con Perú.

Al respecto, el politólogo Fernando Dworak señaló que hay una “partidización de la política exterior”, pues tenemos un gobierno de Perú que no corresponde a cierto grupo de gobiernos regionales y que por una visión dogmática e ideológica está generando problemas entre países.

“Estamos hablando de unas relaciones exteriores que están sujetas a un espectáculo público, no son basadas en principios, valores o cualquier otro aspecto”, sostuvo. 

Tensiones crecientes 

Otro de los momentos álgidos de la diplomacia de México durante la administración del presidente López Obrador ocurrió cuando el mandatario le envió una carta al rey de España, en busca de que ofrecieran perdón a los pueblos originarios por los abusos cometidos durante la Conquista.

En respuesta, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España manifestó su rechazo “con toda firmeza” a la carta que envió AMLO y señaló que tenían disposición para “intensificar las relaciones de amistad y cooperación existentes” entre ambas naciones. 

En 2021, cuando se cumplieron 500 años de la Conquista, el presidente López Obrador insistió con que el Reino de España ofreciera perdón, pero obtuvo el mismo rechazo.

En diciembre de ese mismo año, AMLO arremetió nuevamente contra el gobierno español y aseguró que los conquistadores fueron quienes trajeron la corrupción a México. 

“No hay pruebas documentales de la corrupción en la época prehispánica, pero sí hay pruebas documentales de la corrupción desde que llegaron los invasores, conquistadores, los españoles”, dijo en su conferencia matutina del 6 de diciembre del 2021.

Otro fuerte intercambio entre el presidente López Obrador con otra nación ocurrió esta semana, no con un gobierno sino con la candidata a la presidencia de Guatemala, Zury Ríos Sosa. 

Todo inició luego de que el AMLO ofreció indultar y dar asilo al exguerrillero guatemalteco, y uno de los fundadores de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), César Montes, quien fue detenido en México y entregado a las autoridades de Guatemala en octubre de 2020.  

Dichas declaraciones no fueron bien recibidas con por parte de Ríos Sosa – hija del expresidente de Guatemala Efraín Ríos Montt –, quien acusó al presidente López Obrador de “intervencionista e incongruente”.

“López Obrador, su petición de liberar a un asesino condenado por matar militares, es intervencionista e incongruente. En nuestro gobierno, no habrá abrazos para los delincuentes ni permitiremos la intervención de defensores de asesinos. En Guatemala, decidimos los guatemaltecos”, escribió Ríos Sosa en un tuit. 

Por su parte, en su conferencia matutina de este miércoles, el presidente López Obrador calificó de “muy agresiva” la respuesta que dio la candidata a la presidencia de Guatemala. 

El mandatario federal acusó que los señalamientos de Zury Ríos tienen un fin electoral, ya que actualmente se encuentra en campaña para las elecciones de Guatemala del próximo 25 de junio.

Los vaivenes de AMLO

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AMLO y Ebrard. Foto: Rogelio Morales/ Cuartoscuro

Ricardo Andrés Pascoe, exembajador de México en Cuba, señaló que la política exterior del gobierno de AMLO está sujeta a “los vaivenes personales de un líder“, además de que muestra un doble rasero hacia el norte y hacia el sur.

“El problema que México está viviendo es que no tiene en este momento una conducción en su política exterior que pudiera calificarse de coherente. La política hacia el norte es exigir la no intervención, exigir que no se planteen temas que a México le incomoden, reclamos sobre la política de Estados Unidos con el financiamiento a organizaciones de la sociedad civil… la exigencia es que no haya intervención, que se le permita a México dictar sus políticas como quiera, por ejemplo en el tema del T-MEC, en la política energética, o en el tema de granos se quiere trabajar al margen de los acuerdos del T-MEC, y se exige en aras de la soberanía nacional que EU y Canadá respeten eso”, expuso en entrevista para La-Lista.

Sin embargo, “hacia el sur México interviene de manera muy activa y vociferante en la política exterior de otros países. El caso más notorio reciente ha sido el intervencionismo de México en el caso de Perú, donde nuestro presidente insiste en definir quién según él es el verdadero presidente de ese país, no los órganos constitucionales de ese país, o la intervención que hubo en el caso de Bolivia rescatando al soldado Evo, o el tema de intervenir en contra de la justicia argentina para defender a Cristina Fernández, en un tema que es estrictamente de política interior de ese país”.

Jorge Márquez Muñoz, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, aseguró que la política exterior de México “sin duda es muy intervencionista. El asunto aquí es que el presidente de México tiene como estrategia política ocupar y dominar la agenda mediática y eso ha tenido un costo muy alto”.

“Por ejemplo, en la medida en que salen temas incómodos, sobre todo los que tienen que ver con corrupción de su círculo cercano, incluidos sus familiares, pues se ha dedicado a desviar la atención con muchos temas y uno de los temas que ha escogido es la política exterior, lo cual es terrible porque la política exterior mexicana está regulada, existen leyes, está en la Constitución los principios de la política exterior y hay tratados de política exterior, lo que la hace muy compleja”, anotó.

“Entonces, someter la política exterior a la propaganda de todos los días que, además es para consumo local, pues ha generado un desorden total. Por un lado, hay un cuerpo de diplomáticos que tratan de que existe una línea clara y congruente y por otro lado viene el presidente y dice lo que se le viene primero a la mente y habla todo en términos de propaganda. Eso provoca que haya que ajustar la realidad de ese aparato diplomático a esa propaganda”, remarcó.

“Eso ha generado una tensión permanente, en el sentido de cómo hace el gobierno para tratar de que sea más o menos real lo que el presidente dice. Porque si a él nadie le hiciera caso, pues perdería credibilidad. Entonces, México definitivamente tiene una política exterior totalmente intervencionista, llena de prejuicios y voluntarista. Él (AMLO) utiliza el lenguaje de una manera muy discrecional, trae cosas que definitivamente son intervencionistas, aunque sostiene que no lo son, hace críticas a todo mundo y mantiene una línea, llamémosle así, chavista y bolivariana, porque es parte de su ideología”, abundó.

Pascoe agregó que “México asume que puede calificar a otros pero insiste en que no debe ser calificado como tal. México no quiere ser ni calificado ni clasificado ni criticado pero sí quiere clasificar y criticar a otros. Y de alguna manera se ha colocado en tesituras preocupantes como su silencio sobre la dictadura nicaragüense, por un lado, sobre temas de Cuba, el apoyo irrestricto a Cuba cuando hoy por hoy es el país con más presos políticos en América Latina. Y también la política contradictoria frente a Ucrania. Tenemos a nuestro embajador en las Naciones Unidas diciendo una cosa y el presidente dice exactamente lo contrario”.

“Tenemos una política exterior tan contradictoria y tan incoherente que lo que está quedando como saldo de este gobierno es el descrédito absoluto de la política exterior de México, no hay credibilidad en la palabra del gobierno, en la palabra del presidente, y es un presidente que siguiendo los cánones de los presidentes mexicanos del siglo XIX, es el que quiere que todo aquel empresario extranjero que quiera invertir en México lo tiene que pactar con él personalmente, esta idea caudillista de que si quieres invertir en México lo tienes que pactar en Palacio Nacional, en vez de simplemente seguir las reglas digamos de la normatividad legal, jurisdiccional, fiscal, de México como país”, lamentó.

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Ricardo Pascoe. Foto: Galo Cañas/ Cuartoscuro

“Todo esto lo que crea es la impresión de que México es un país que no tiene leyes, que no respeta un orden legal establecido, sino que es un país sujeto a los vaivenes personales de un líder. Entonces resulta que esto es lo que ve el mundo y dice: no podemos confiar en México. México era un país confiable cuando lo podíamos convocar para que negociara conflictos. Pero hoy por hoy en vez de ser un buen acompañante en los conflictos, ya se hizo parte del conflicto, no un buen acompañante para resolver el conflicto sino que ya se hace parte del conflicto”, concluyó.

Según Pascoe, “México está quedando desacreditado en su política exterior, desacreditado en su credibilidad internacional y más que nada desacreditado en su utilidad como un instrumento para la resolución de conflictos, porque eso es lo que era México antes, un país que era confiable para ser interlocutor, para ser negociador ante la eventualidad de conflictos ya sea regionales o incluso más allá de la zona de América Latina pero hemos perdido esa capacidad, nos hemos convertido a propósito en parte del problema y esto yo creo que es de lamentarse“.

Sobre el trabajo realizado por el canciller Marcelo Ebrard, el exembajador consideró que queda “completamente disminuido” pues a pesar de que asiste a foros internacionales y se para junto a presidentes, “tiene que quedar algo muy claro: los presidentes no hablan con los cancilleres, los cancilleres hablan con los cancilleres, los presidentes hablan con los presidentes, entonces es un engaño absoluto, hay esta sensación de que es una especie de free-loader… es como un personaje absolutamente secundario y objeto de burlas por parte de la comunidad internacional, porque nadie cree que él realmente pueda negociar en serio algún tema serio, importante, porque el presidente es capaz de desdecirlo en cualquier momento“.

Sobre la relación con Estados Unidos opinó que cree que el país vecino no quiere “tener un conflicto con México” pero “ya no le cree nada al gobierno de López Obrador”.

“Tampoco quieren tener conflicto, no le ven rentabilidad, habida cuenta que dejará de ser presidente en octubre del próximo año”, anotó.

“Yo creo que EU mantiene un diálogo bastante activo debajo del presidente con las Fuerzas Armadas, con actores políticos del propio gobierno, especialmente en materia económica, y con la oposición. Yo creo que la idea de EU es aguantar y aguantar hasta que se vaya López Obrador y esperar que quien venga, aunque sea de Morena, sea un sujeto más apto para la negociación”, sostuvo Pascoe.

En el mismo sentido, el exembajador de México en Estados Unidos, Arturo Sarukhan, apuntó que “ante el mantra presidencial de que la mejor política exterior es la política interior, tres réplicas: la mejor política exterior es la política exterior; la peor política exterior es la mala política interior; para un presidente que orondo declara que ‘la mejor política exterior es la interna’, son paradójica y precisamente las carencias, errores y debilidades de sus políticas públicas internas las que le abren a México críticas y cuestionamientos, así como flancos de vulnerabilidad y frentes de presión, ante el extranjero”.

Sobre cómo queda la imagen de México ante el mundo con la política exterior de AMLO, el académico Jorge Márquez Muñoz señaló que “queda hecha una vergüenza definitivamente, él ya eligió que quiere estar de lado de Díaz-Canel, del lado de los golpistas en Perú, del lado del intento de golpe de Estado en Bolivia con Evo Morales, él ya eligió estar del lado de los dictadores o aspirantes a dictador en otros lados, de los tiranos y los golpistas logrados o no logrados”.

“Definitivamente será una vergüenza el legado de política de exterior de este gobierno cuando termine”, sentenció.

El politólogo Fernando Dworak agregó que AMLO está interviniendo “selectivamente” en otros países, de acuerdo con lo que “él representa”, no de acuerdo a lo que interesa al país. 

Además, a gobernantes como AMLO no les interesa la opinión pública internacional, sino que está haciendo una política de consumo interno para su país. 

“No estamos pensando en cuál es el interés de México, cómo deberíamos promoverlo, y tampoco estamos pensando en los valores que deberíamos encarnar, todo esto está supeditado a la visión de una persona y lo que diga su dedito”, lamentó. 

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